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Peter Handke: “Lo de Cataluña da miedo”

El escritor, cineasta y pensador austriaco recibe un homenaje en Madrid, Alcalá y Aranjuez

Borja Hermoso
El escritor Peter Handke, anoche en el Instituto Goethe, de Madrid.
El escritor Peter Handke, anoche en el Instituto Goethe, de Madrid. BERNARDO PÉREZ

Siempre flotó en el aire y sigue flotando la duda de si los artistas, los escritores, los pensadores, los músicos o los cineastas deberían explicar sus obras –a los periodistas, a los críticos- o si sencillamente deberían ser sus obras las que les explicaran a ellos. Uno tiende a pensar que Peter Handke es defensor de la segunda opción, no solo legítima donde las haya, sino plagada de lógica. Como los organizadores de actos, homenajes y simposios siempre acaban montando un encuentro con la prensa, los artistas, los escritores, los pensadores, los músicos o los cineastas se ven obligados a contestar.

Muy a su pesar en incontables ocasiones. A sus 74 años Peter Handke escoge el género negativo –a menudo con frases que valen más que un panegírico- para zanjar las preguntas. “No tengo anhelos”. “No tengo nada que decir, por eso escribo”. “No existe un alma española”. “No me gustan los escritores de frases cortas”. “No soy periodista ni comentarista político” (aunque sí concedió un comentario a la situación catalana: “He leído en el avión lo que EL PAÍS ha publicado sobre lo de la independencia de Cataluña, y da miedo”).

Esto no es ninguna crítica a ningún organizador de nada ni mucho menos al autor de El miedo del portero al penalty, uno de los autores europeos que –como ya expresara en su día Félix de Azúa- mejor sabe partir de lo real para convertirlo en mítico, sino una reflexión sobre el (a menudo absurdo) estado de las cosas.

Hay que decir que, en el pasado, Handke pagó un elevado precio personal en forma de barbaridades dichas y escritas sobre él por periodistas y por políticos. Se le acusó de casi todo por sus posicionamientos sobre el papel de los serbios en la guerra de los Balcanes y por masacrar a la Unión Europea por su dejadez en el mejor de los casos y su connivencia en el peor de ellos. Se le machacó básicamente por su manía de matizar y poner las cosas en su justo sitio. Dejó de ser una bandera moral de la izquierda europea para adquirir la condición de apestado. Bueno, es cierto que acudió al entierro de Milosevic, con discurso incluido. Un desliz lo tiene cualquiera. O dos: también dijo que los serbios eran aún más víctimas que los judíos. Luego rectificó.

Tal y como explicó durante su comparecencia en el Instituto Goethe de Madrid, Handke recibirá “con el peso de un honor difícil y de una gran responsabilidad para con la lengua y la literatura españolas” el homenaje que estos días le tributa la Universidad de Alcalá de Henares y la ciudad de Aranjuez. Es un homenaje bien merecido. Pensador, ensayista, novelista, poeta, dramaturgo y cineasta, viejo viajero y amigo de las tierras de España, que supo retratar y en las que encontró “uno de los escasos lugares donde sigue existiendo el vacío”, el guionista de películas de Wim Wenders como Falso movimiento y Cielo sobre Berlín lamentó la evolución de la narrativa actual: “Se escribe igual en Oslo que en Nueva Zelanda”. Cosa que le molesta sobremanera: “Cada lengua tiene una versión distinta de lo que es el ritmo del alma, pero hoy el peligro de la literatura es su internacionalización”.

Alguien le preguntó a Peter Handke por su visión de la alegría, si a estas alturas de la vida la perseguía o no. Su adolescencia transcurrió en un internado que recuerda con amargura. Su madre se suicidó en 1971 y él escribió un libro estremecedor, Desgracia impeorable. También escribió la obra teatral Insultos al público, que le valió un buen puñado de tortazos dialécticos. Poco le faltó para que le llamaran criminal de guerra pos sus artículos sobre la ex Yugoslavia. Y en el documental El jugador melancólico se le ve y se le escucha decir: “En la medida en que puedo acordarme, he nacido para el horror y el espanto”. Así que alegría, lo que se dice alegría…

Simposio, investidura y discurso

Borja Hermoso

La agenda madrileña de Peter Handke para esta semana es abrumadora. El autor de Los avispones será objeto hoy martes de un simposio en la Universidad de Alcalá de Henares. Expertos en su vida y en su obra como Karl Wagner, Klaus Amann, Cecilia Dreymüller, Valeria Ciompi o Eustaquio Barjau, entre otros, analizarán desde las formas narrativas de Handke hasta sus afinidades electivas en lo estético, sus temas y sus maestros literarios, pasando por su intensa y sentida relación con España (materializada en sucesivos viajes y obras como Los bellos días de Aranjuez). Será la ocasión para la presentación de los volúmenes Handke y España (Alianza), con textos de autores como José Luis Pardo, Ray Loriga, Félix Romeo, Juan Villoro, Enrique Vila-Matas o Ignacio Vidal-Folch, y Contra el sueño profundo (Nórdica), recopilación de 27 textos del autor sobre los más variados temas desde 1966 hasta 2016.

El miércoles, el escritor y pensador austriaco será investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá, donde pronunciará su discurso en español. Ya por la tarde, su amigo Peter Hamm debatirá con él tras la proyección del documental dirigido por Hamm en 2002 El jugador melancólico (probablemente el retrato más exhaustivo y emotivo realizado sobre su figura). También será proyectada Cielo sobre Berlín, la película de Wim Wenders con guion de Peter Handke. El jueves, el escritor y pensador será nombrado Visitante ilustra de Aranjuez en el transcurso de un acto a celebrar en el Teatro Real Carlos III de la localidad madrileña.

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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