_
_
_
_
_

“La música es una forma de tener poder y no acabar corrupto”

Pablo Und Destruktion lanza su cuarto disco, 'Predación', y toca hoy sábado en el festival Sound Isidro

Pablo und Destruktion, en Pepé Botella, en Madrid.
Pablo und Destruktion, en Pepé Botella, en Madrid.Álvaro Garcia

Las melodías están relegadas a un segundo plano. Pablo Und Destruktion prefiere los fraseos atonales y viscerales, las declamaciones contra un mundo que debería ser mucho mejor. Más equilibrado. Más lógico. Menos injusto. En Predación hay mucho rock, algo de experimentación y a ratos un poso de folclore con dejes celtas, aunque no suene ni una sola gaita. Es asturiano y eso marchama sus geniales desvaríos musicales.

Es el cuatro disco de Pablo García, y reconoce que hay menos carga política que en los otros, al menos en un plano obvio. "Mis anteriores trabajos eran más sentidos, este es más pensado. Suena contradictorio, porque en este mucho sale de la tripa para arriba", cuenta este treintañero en una terraza de Malasaña frente a un café solo. Es una mañana fresca, pero prefiere hablar fuera para poder hilar un cigarro tras otro, al mismo ritmo que las frases. Explicar su disco tiene mucha más enjundia de la que da de sí media hora de entrevista. Las canciones no se compusieron para ser escuchadas. Ni siquiera para ser canciones. El artista intenta explicarlo con palabras. Cojan aire.

"Al principio solo eran letras, ideas. Luego las convertí en una obra de teatro, una ópera majara con música ruidista. Hice dos actuaciones: una en Madrid y otra en Asturias, en una cuadra. Me di cuenta de que no era una obra para ser mostrada. Así que lo convertí en un disco. Eso ya lo condiciona, porque yo, a priori, hago canciones para no ser mostradas. Hay canciones que es mejor no publicar. Lo que cuentan no debe salir de uno mismo. Así que atemperé algunas letras. ¿Sinceramente? Creo que las hace peores canciones, pero era la única manera". Y sigue: " Mezclé y regrabé y reescribí letras en el disco varias veces para que no tuvieran ese punto sacrílego. Hablaba de la muerte, de amores, a un nivel de espíritu que a veces es mejor callártelas". "Hay que tener cuidado porque te da poder. La parte buena es que la música es una vía para tener poder y no acabar corrupto", añade.

Para hacerse una idea del concepto que tiene Pablo Und Destruktion de la música, hay que fijarse en su género favorito: las nanas. Ha compuesto y publicado unas cuantas. "Una nana compensa que existamos en el planeta, las guerras y las desgracias. Todo ha cambiado mucho, pero los padres siguen teniendo en su espíritu el cantar una nana a su hijo. ¿Para qué la cantan? Es como las canciones populares de las fiestas de un pueblo hace 700 años. Es amor puro y duro. Me gustaría recuperar esa esencia. En el disco está Naranjas, la primera canción que escuché en toda mi vida. Una nana que me cantaba mi madre, y la comparto porque no tengo hijos".

Practica en su música lo germinal, pero también el seso. Y sobre todo, el espíritu. "Quiero una dimensión sagrada de la música. No desde lo religioso, sino desde lo intelectual. Y eso no significa que yo sea un escuchante intelectual. En mis canciones favoritas no interviene el intelecto. Las pueden hacer personas con grandes deficiencias intelectuales, como The Trashment y su Surfin bird, que podría escucharla mil veces. La intelectualidad no es algo positivo, sino una característica. Yo he dejado el cuerpo en barbecho, porque el corazón me ardía. Y las canciones se hacen con el corazón. No tengo otra glándula que haga canciones. Di vueltas a las dimensiones de la música: la sagrada, la social, que es interpretarla delante de la gente, y la profesional, porque esto es un oficio. Así funciono y así funciona mi banda: teorizamos mucho".

Su banda es nueva, y no porque tuviera reparos con la anterior. "Eran maravillosos. Pero necesito saber que no estoy sujeto a nada". Así, se lleva a su costal al bajista de Dr. Explosion o la guitarra sintetizada de Alfonso, de Schwarz. "Estamos alineados en estos temas filosóficos", justifica el músico.

El disco es una virguería musical. Capaz de crear un sonido canónico y de desbarrar por igual, sin perder la dignidad. Muchas canciones son crescendos que empiezan susurrantes y terminan en aullidos, vocales y sonoros. Y aunque el artista tira ahora más por lo espiritual que por lo empírico, sigue proyectando una rabia muy real. De adolescente se alistó a la confederación anarcosindicalista de trabajadores CGT. Pero evita definirse. "Yo solo soy antiautoritario. Y no entiendo que se defienda la democracia en un Parlamento y no en un puesto de trabajo. Y si tengo que caer en el relativismo moral, me da igual. Yo solo quiero llevarme bien con mi vecino cuando me lo encuentro por la escalera, y no pensar en si vota al PP. Quiero compartir una botella de sidra. Convivir".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_