“García Márquez fue único, los demás somos unos aprendices”

Colombia bien puede tener la impresión de que Darío Arizmendi ha entrevistado a todos sus ciudadanos y de que no ha habido noticia en su historia reciente que él no haya contado. El periodista colombiano (Yarumal, 1946) recibió la noche de este jueves en París el premio Personalidad iberoamericana de 2016, entregado por la Organización de Periodistas Iberoamericanos en reconocimiento por su vida y obra, un galardón que corona una trayectoria de cinco décadas dedicadas al oficio. “Nací para el periodismo y quiero ser periodista hasta el último día de mi vida”, afirma desde Bogotá con una convicción que en su país hizo famosa Gabriel García Márquez, con quien esbozó el proyecto de lanzar un periódico a principios de los años ochenta y con el que mantenía una vieja amistad.

El diario que Arizmendi y el premio Nobel imaginaron se llamaba El Otro y no pudo ver la luz por una miríada de razones “políticas, ideológicas, económicas (la crisis interna, la recesión, la abrupta caída de la pauta publicitaria y las dificultades para completar el grupo de inversionistas)”, pero sobre todo “por temas de seguridad e integridad del equipo de promotores y directivos, que se exponían a amenazas, secuestros, terrorismo”. Para esa época Colombia estaba a las puertas de que el Cartel de Medellín declarara una cruenta guerra al Estado colombiano.

En 1986, la furia de esa organización narcoterrorista, liderada por Pablo Escobar, se cobró la vida del director de El Espectador, Guillermo Cano, que había sido implacable contra los criminales en las páginas del diario. “Años después Gabo me confesó que si hubiéramos continuado en el empeño y la aventura [de El Otro] todos estaríamos muertos. Creo que tenía toda la razón”, recuerda Arizmendi.

Rigor y reporterismo

El periodista, que desde hace más de 25 años dirige el programa de noticias 6AM Hoy por hoy de Caracol Radio, en el que más de un millón de personas lo escucha todas las mañanas, según el Estudio Continuo de Audiencia Radial, destaca del Nobel la “obsesión por el rigor y la práctica del reporterismo en todo el sentido de la palabra”. “Gabo fue único en todo, los demás somos unos aprendices”, sentencia. “Alcanzó todo lo que se propuso. Fue un Maestro. Con mayúscula”. Arizmendi vertió los detalles de esa admiración en el libro Gabo no contado (Aguilar, 2014), en el que narra 35 años de amistad con el escritor y en el que aparecen historias como la de una visita de ambos a La Habana en la que Fidel Castro afirmó, interpelado por García Márquez, que uno de sus grandes errores fue haber expropiado las empresas norteamericanas sin pagarles una indemnización, lo que los había dejado aislados y sin posibilidades de recibir inversión por el consecuente bloqueo económico. Castro, según recuerda Arizmendi, agregó que le había pedido encarecidamente a Hugo Chávez que no cometiera el mismo error en Venezuela.

Con este último premio, Darío Arizmendi ya atesora cuatro galardones por su vida y obra, junto al María Moors Cabott de la Universidad de Columbia (Estados Unidos, 1986), el Simón Bolívar (Colombia, 1989) y el del Círculo de Periodistas de Bogotá (2015). Con pocas cosas aún por hacer en el oficio, el año pasado tuvo la satisfacción de contar una noticia por la que el país aguardaba desde hace décadas y que él siempre había querido publicar, “la firma del acuerdo de paz con las FARC”.

“Las ondas de Caracol Radio llegan a lo más profundo de las selvas y del campo. Estuvimos durante estos largos años a favor de una solución política del conflicto que nos desangró durante más de cinco décadas”, explica sobre la forma en la que la emisora contó una guerra cuyos acuerdos de paz se empiezan ya a implementar. “Cero polarización y cero radicalismo. Respeto por las ideas de los demás. Esa ha sido nuestra línea”.