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La elegante disección de la democracia

Romeo Castellucci trae hasta el Teatro Arriaga de Bilbao su última producción teatral, 'Democracy in America', una versión libre del libro homónimo de Alexis de Tocqueville

Una escena de 'Democracy in America'.
Una escena de 'Democracy in America'.Guido Mencari
Isabel Valdés

Para él es más molestia que coincidencia que su última obra de teatro parezca relacionada con el tsunami político que Donald Trump ha supuesto para Estados Unidos. Romeo Castellucci (Cesena, Italia, 1960), uno de los caballeros de la avanzadilla escénica de las últimas tres décadas, dirige Democracy in America, la versión teatral del libro homónimo de Alexis de Tocqueville, un texto de 1835 que disecciona meticulosamente la democracia, se adentra en su origen americano a través de lo que llamó la fundación puritana (la contribución de estas comunidades a su sistema político), y se convirtió en uno de los volúmenes del siglo XIX que hoy dan forma y raíces a la perspectiva política occidental.

'Democracy in America'

Texto: Alexis de Tocqueville.

Dirección: Romeo Castellucci.

Intérpretes: Olivia Corsini, Giulia Perelli, Gloria Dorliguzzo, Evelin Facchini, Stefania Tansini y Sophia Danae Vorvila, junto a 12 bailarinas locales.

La obra estará en el Teatro Arriaga de Bilbao este viernes 21 y sábado 22 de abril, en italiano, con subtítulos en euskera y castellano.

La visión de Tocqueville fue para Castellucci la oportunidad de este drama, que estará este viernes 21 y sábado 22 de abril en el Teatro Arriaga de Bilbao —coproductor de la pieza—, las únicas dos representaciones en España. “Ese libro me atrajo hace muchos años, tiene un lenguaje precioso, poético y elegante. Es más que un ensayo, es una novela cuyo personaje principal es una mujer, América. Y está lleno de emociones”. Esas que surgen y se amplifican mientras un nuevo mundo se va conformando.

En Europa la democracia creció mirándose en el espejo ateniense e intentado librarse de la Iglesia pero bajo su férreo brazo, "en América se creaba basada en todos los estamentos, así que cuando Tocqueville hablaba de los puritanos hablaba de la tremenda y nueva importancia del Viejo Testamento, allí los puritanos usaron la religión para construir esta nueva democracia".

En cualquier caso, para Castellucci esta obra no es tanto una reflexión sobre política como sobre su final: “Tocqueville fue uno de los primeros en sospechar de la palabra democracia, que ya no es una palabra maravillosa, también tiene esta concepción negativa y cada vez más puede ser una peligrosa especie de sombra”. El director alude a ese momento en el que la democracia muestra su parte oscura y que el filósofo francés apuntó en su libro hablando de la tiranía de la mayoría, el debilitamiento de la libertad intelectual frente a la retórica populista y la ambigua relación entre intereses colectivos y ambiciones individuales.

El director Romeo Castellucci.
El director Romeo Castellucci.Guido Mencari

En la obra el teatro sirve a su propósito, que en ningún caso es, según Castellucci, el de convertirse en una herramienta política directa, sino algo parecido a un experimento social: “Al menos en la tradición occidental, es una especie de laboratorio. El teatro es una teoría que tiene como fin crear conciencia en cada espectador”. El director, que inauguró el pasado octubre el Festival de Otoño en Primavera en Madrid con Go Down, Moses, asegura que las elecciones políticas vienen después, en otro espacio que no es el escénico.

“El teatro trata continuamente el mal, de acuerdo a la tragedia griega, habla de alguna forma de disfunción existencialista. Esa cantidad de mal, desde mi punto de vista, es la misma en toda la historia, pero con diferentes formas, y tenemos que cohabitar con ella". Aunque se queda pensando, Castellucci reconoce finalmente que no puede identificar ninguna era perfecta: "El pasado es una lección para evitar errores, pero la realidad humana es absolutamente frágil”.

Una escena de 'Democracy in America'.
Una escena de 'Democracy in America'.Guido Mencari

No cree posible la felicidad absoluta y plena, y ha desistido de tener fe en los hombres, en ellos, como género, los describe como demasiado sedientos de poder. Si mañana le diesen la posibilidad de crear una sociedad desde cero, él pondría a una mujer mayor al mando. "El primer partido para mí es el partido de las mujeres. Son mucho más inteligentes y sensitivas gobernando y gestionando la realidad". Y ese nuevo mundo estaría lleno de animales.

Mujeres, la tiranía y los otros

En Democracy in America, la versión teatral libre del libro homónimo de Alexis de Tocqueville, todas sus intérpretes son mujeres. Al director italiano le gusta trabajar con compañías "monosexuales". "Quizás porque sea otra forma de energía". En este caso, explica que, leyendo el libro, se dio cuenta de la importancia que habían tenido las mujeres para el cambio incluso sin haber sido tratadas como iguales en el nacimiento de una democracia que el director fracciona.

Primero apunta a ese momento en el que ya no hay diferencia entre el control social y la tiranía. "La democracia puede ser una máscara de la tiranía. Y en ese momento Tocqueville descubre que solo la gente rica puede crear opinión pública en los periódicos y también descubre cómo de importante es la información, la comunicación, y ese era uno de los principales límites de la democracia".

Por otra parte, comenta Castellucci, la democracia es literalmente darle el poder a la gente. Sin embargo, para él, es una palabra compleja: "Cuando tu dices “gente”, siempre quieres decir "como la gente”, esa palabra está hecha de la separación de los otros, pero ¿quién son los otros? Es un concepto lleno de mitología oscura. Tal vez se debería hablar de población, los políticos deberían usarla, es una palabra más democrática que nadie usa".

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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