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Edificios poco usados que Podemos quiere dedicar a la cultura

El grupo parlamentario defiende este jueves ante la comisión de Cultura una proposición para inventariar espacios infrautilizados

Vecinos en una proyección del Espacio Vecinal Arganzuela (Madrid).
Vecinos en una proyección del Espacio Vecinal Arganzuela (Madrid).

Podemos defiende este jueves en la comisión de Cultura una proposición no de ley en la que insta al Gobierno a que, en colaboración con las comunidades autónomas y los Ayuntamientos, pongan en marcha un inventario de “espacios públicos infrautilizados o abandonados susceptibles de un uso cultural”. De esa forma, inciden, podría impulsarse la regeneración de “un tejido cultural”.

La lista inicial de lugares propuestos incluye espacios de muy distinta condición y estado, como La Tabacalera, en Madrid, un centro social autogestionado que alberga ya teatro, exposiciones o conferencias; La Harinera, en Zaragoza, edificio municipal rehabilitado cuya programación cultural se acuerda entre técnicos de Zaragoza Cultural (Ayuntamiento), la Asociación de Vecinos de San José y el colectivo de agentes culturales abierto a la participación de cualquier interesado Llámalo H; o la estación de Canfranc (Huesca) y el aserradero de Ekai (Navarra), ambos bienes de interés patrimonial abandonados y con un manifiesto deterioro. Eduardo Maura, portavoz de Cultura de Podemos, aclara que los que han señalado son solo ejemplos, que lo realmente necesario es dialogar entre las Administraciones para elaborar un mapa en el que se localicen todos esos edificios en riesgo y con tantas posibilidades.

El texto continúa exponiendo que en la década que precedió a la crisis de 2008 se construyeron grandes infraestructuras con recursos públicos cuya actividad hoy es “muy baja”. La prueba que suponen estos “locales vacíos de contenido”, según Podemos, “obliga a repensar el tipo de gestión llevado a cabo desde el ámbito institucional”. Su idea sería “poder disponer de ellos para generar beneficio social, impulsando la creación de un tejido cultural sostenible”. También argumentan que solo manteniendo vivas fincas que tienen interés incluso por su valor arquitectónico podrán evitar que el tiempo haga inexorable la demolición de algunos.

La forma de financiación de las obras de restauración que requerirían varios de los listados aún no se ha discutido.

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