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Ansiedad cósmica

Una muestra reúne en Santander a artistas interesados por el efecto del capitalismo depredador sobre la tierra

Instalación 'Ejercicio para un paisaje sobreexpuesto (#1), de Adrià Julià.
Instalación 'Ejercicio para un paisaje sobreexpuesto (#1), de Adrià Julià.

La cita anual de Itinerarios en la Fundación Botín de Santander es todo un inventario de formas de hacer. Salida de los beneficiarios de las becas de artes plásticas de la fundación, lo lógico sería que la disparidad de propuestas condujera a un relato de comisariado circunstancial. Sin embargo, hay por ahí muchas exposiciones que contando con una tesis de partida son menos específicas que ésta. La imagen de la artista brasileña Leticia Ramos que ilustra la representación expositiva es explícita sobre las temáticas que aquí se abordan: una fotografía estroboscópica (o tridimensional) reflejando la historia universal de los terremotos o una órbita lunar como metáfora cósmica.

Asistimos recientemente al redescubrimiento de cosmogonías y universos místicos y esotéricos, a la par que aumenta la inquietud por los efectos nocivos de un capitalismo depredador sobre la tierra, la cuestión ecológica, lo que predispone a no pocos artistas a fijarse en disciplinas como la arqueología y la rareza de la ciencia-ficción distópica. La imagen-cliché de ello son piedras o cristales mineralizados. La técnica es el vídeo, el aparato cinematográfico y la nostalgia por lo analógico y obsoleto. No hay cristales aquí, aunque en cierto modo los artistas presentes (a excepción quizás del más politizado Levi Orta) cumplen libremente con estas características. Por ejemplo, los dos vídeos de Pedro Marques Neves sobre soja transgénica cultivada en Brasil y misteriosos androides indígenas. También el documental ensayístico de Regina de Miguel titulado Decepción, una misteriosa exploración literaria sci-fi rodada en una base científica en la Antártida. El planeta Tierra extrañado. En este contexto, la ciencia o, mejor dicho, la pseudociencia es un campo abonado para lo artístico, y ejemplo de esto son las fotografías que conforman Matter, de Aleix Plademunt, acerca de las relaciones entre universo, materia y humanidad, y también la mencionada ficción de Leticia Ramos a partir del archivo de un terremoto acaecido en Lisboa en 1775.

'Junimond (luna de junio)', de Katinka Bock.
'Junimond (luna de junio)', de Katinka Bock.

Oriol Vilanova presenta su colección de postales desplegando infinidad de imágenes que representan objetos en veloces secuencias de vídeo como si se tratara de inventariar un catálogo de objetos terrestres para una civilización alienígena o futura. Mientras, el también catalán Adrià Julià indaga en los orígenes de la fotografía en Brasil en el siglo XIX siguiendo la estela del pionero Hércules Florence y sus inventos químicos de fijación fotosensible (en versión amazónica y a partir de orina) y papel moneda infalsificable. No podía faltar la escultura ontológica y objetual, que en Katinka Bock es paradigmática de la performatividad de la escultura reciente: filme en 16 mm como medio o recurso para sublimar formas cerámicas cilíndricas. La muestra cerciora la centralidad que la categoría de “proyecto” tiene en las prácticas actuales, en donde se “investiga” o “reflexiona sobre o acerca de” un tema. Más allá de la formalización de estas arqueologías del futuro, la exposición es un sismógrafo de la producción más reciente y avanzada.

‘Itinerarios XXIII’. Fundación Botín. Santander. Hasta el 16 de abril.

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