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arte / proyectos

Múltiplo de diez

Babelia visita múltiplos, librería especializada en publicaciones de artista, una plataforma independiente generadora de proyectos y lugar de referencia en Barcelona

Anna Pahissa, en el nuevo espacio de la librería múltiplos.
Anna Pahissa, en el nuevo espacio de la librería múltiplos.

Pocos proyectos hay en el actual escenario del arte contemporáneo tan activos y atractivos como múltiplos. Las minúsculas del nombre dicen mucho de su amor por la cultura de base y lo que aparentemente pasa desapercibido. Es una librería especializada en publicaciones de artista, una plataforma independiente generadora de proyectos, y un lugar de encuentro de referencia en Barcelona. La misión con la que arrancó sigue intacta seis años después: adoptar un formato líquido pero con una definición clara: ser una estructura de difusión y distribución de publicaciones de artista que mantuviera abierta la posibilidad de ser moldeada en función de los intereses o circunstancias del momento.

Muchas ha habido desde que múltiplos abrió un pequeño local en la calle Lleó de Barcelona. Año y medio después cerró por cuestiones económicas y se convirtió en un proyecto sin espacio físico permanente hasta que en noviembre de 2014 ocupó la parte trasera de la galería etHALL. Ahora inicia una nueva etapa en uno de los espacios con más estela artística del Raval, el número 24 de la calle Joaquím Costa, sumando mucho replanteamiento y entusiasmo. Un punto de inflexión del que habla su alma máter, Anna Pahissa.

Lo más interesante de un proyecto como múltiplos es su versatilidad. Partiendo de ahí, ¿cómo ha crecido y cambiado en estos años?

Desde el principio tuve claro que múltiplos tenía que ser flexible y tener la capacidad de reformularse en función de circunstancias externas e internas del momento. En realidad, no puede ser de otra forma tratándose de un proyecto personal e individual en su dirección y economía. Es un proyecto muy permeable y fácilmente contaminable en el mejor sentido de la palabra. El estrecho vínculo que se establece con artistas u otros agentes implicados en las publicaciones es fundamental para la evolución y posibles giros del proyecto. Estos casi seis años de recorrido sólo han sido una primerísima fase del proyecto, que ha tomado distintas formas, pero que al final básicamente se ha centrado en intentar reunir buen material, visibilizarlo y darle circulación también en el contexto internacional, así como difundir contenidos relativos a las publicaciones a través de distintos formatos que incluyen charlas, proyectos que hemos producido desde aquí, artículos publicados en revistas o la misma programación que ofrecemos desde nuestro espacio en el que los productores de las publicaciones toman la palabra. Un proceso de construcción, de aprendizaje, en vías de consolidación, que ha pasado en muchos casos por ensayos de prueba y error.

¿Hasta qué punto condiciona el hecho de tener o no un espacio físico para llevar a cabo un proyecto como éste? ¿Tenía sentido ser una plataforma online cuando la publicación es algo tan físico y palpable?

Tras haber pasado por la experiencia de tener y de no tener un espacio físico, considero que tenerlo es algo fundamental para un proyecto como este. No es tanto por el material en sí, las publicaciones, sino por todo lo que estas generan. Si múltiplos sólo fuera un proyecto comercial de venta de publicaciones, podría muy bien ser una librería online. Pero me resulta absolutamente imposible pensar sólo en su dimensión de venta de objetos. Estos objetos se relacionan entre sí en el espacio, estableciendo relaciones en sus discursos y narrativas que pueden llegar a activar muchas cosas y que convierten la librería en un organismo que no deja de latir. Y sobre todo, los artistas y personas que producen estas publicaciones activan constantemente el espacio y el proyecto, más allá del programa de presentaciones que ofrecemos. Creo que ahora ya, o es físico o no es.

Tras cerrar colaboración con etHALL, acaba de iniciar una nueva etapa en un nuevo espacio. ¿Qué proyectos hay previstos?

Hasta ahora la librería se había mantenido muy escondida. Primero en una calle poco concurrida, luego sin un espacio físico, y después en la parte trasera de una galería. Al final, esto había generado una comunidad muy endogámica de gente que circulaba por la librería. Ahora estamos mucho más visibles, y esto ha dado lugar a un público mucho más diverso. Y eso es maravilloso. También en cuanto a aspectos comerciales, claro está. Si nos centramos en los proyectos vinculados al espacio, hay tres ideas en las que ya estamos trabajando. Por una parte, el “aparador” de múltiplos, que ofrecerá proyectos y selecciones específicas. Hemos empezado con una propuesta del artista Toni Hervàs, ahora haremos un homenaje a la mítica librería Printed Matter de Nueva York ofreciendo una selección de sus publicaciones, estamos trabajando con Moritz Küng en un proyecto sobre el concepto de “utopía” en las publicaciones, y más adelante presentaremos una selección de libros vinculados a lo queer que construirá el Equipo Palomar, entre muchas otras. El “aparador” generará a la vez una programación de actividades paralelas. Por otra parte, estamos trabajando en un programa de talleres y nuestro catálogo estará más curado y se verá ampliado con publicaciones que den un marco al imaginario en el que se mueven las publicaciones de artista que caracterizan nuestro proyecto. Esto es, incorporando más libros teóricos e incluso obras literarias.

Nuevo espacio de múltiplos de Barcelona.
Nuevo espacio de múltiplos de Barcelona.

Utiliza el término publicación para evitar “libro de artista”, entiendo. ¿Por qué? ¿Tenemos claro lo que es un libro de artista? ¿Qué límites se presuponen en toda esta terminología?

Sí, me gusta más hablar de publicaciones de artista que de libros de artista porque pienso que la primera expande el significado de la segunda, amplía sus posibilidades, dentro de los límites que ya de por sí imponen las palabras y las etiquetas. En estos momentos, y desde hace décadas, los artistas trabajan con material editado, impreso, de distintas formas, no sólo con el libro, y por tanto hablar sólo de libros es dejar fuera otro tipo de soportes que también están ahí, y que múltiplos también acoge. Pósteres, soportes sonoros como vinilos o casetes, múltiples, revistas o fanzines. Por otra parte, la palabra publicación esconde la palabra “público”, poner a disposición del público, que remite a circulación, y este concepto me interesa en un proyecto como éste. Y finalmente, es verdad que “libro de artista” tiene esa connotación de áurea vinculada de alguna forma a la bibliofilia, que es algo que no me interesa. Desde los setenta, cuando el libro de artista fue legitimado como un espacio más de creación para el artista, se ha producido muchísima literatura sobre lo que es y no es una publicación de artista. En la práctica, hay tanta variedad y tantos matices que me resulta absolutamente imposible e incluso absurdo establecer un criterio rígido a la hora de valorar el incluir o no un libro en el catálogo por si es o no un libro de artista “puro”. Un museo necesita establecer un protocolo de preguntas y respuestas para decidir si un libro tiene que ser acogido por su archivo o por su biblioteca. En este sentido, múltiplos queda liberado de tal proceso. Entiendo las publicaciones como un espacio más que los artistas usan para desarrollar sus proyectos, son obras en sí, y a partir de aquí las posibilidades de formalización son infinitas. Es uno de los grandes valores de ese espacio, el del libro.

La publicación de artista siempre ha estado asociada a cierta idea de contracultura. ¿Sigue siendo así? ¿Hay una ideología muy marcada tras este tipo de proyectos?

Es cierto que el material impreso siempre ha sido un medio idóneo para hacer circular contenidos disidentes respecto a lo hegemónico. Panfletos políticos, los samizdat… No en vano muchos de ellos han acabado en la hoguera. También es cierto que en los sesenta una de las razones por las cuales los artistas empezaron a usar el libro como un medio más para su trabajo fue por una reacción ante el mercado del arte, por empoderarse y hacerse autónomos respecto a aquel, y por querer producir un arte más democrático, más accesible frente a las piezas únicas que sólo podían ser consumidas en espacios de arte y adquiridas por gente con dinero. De todas formas, yo asocio más el concepto contracultura o disidencia con lo que es la autoedición y no tanto con la publicación de artista en sí. Es decir, el que una publicación de artista tenga contenido político o no no depende del soporte en sí sino de la obra en sí, del trabajo del artista. Lo que pasa es que la publicación tiene un potencial mayor de repercusión porque en principio tendría que llegar a más gente, pero ahora mismo viviendo en la época en la que vivimos, ¿tiene realmente más difusión el contenido de una publicación minoritaria que ha llegado a 500 personas, o una obra expuesta en un museo que han censurado por cuestiones políticas y de repente la noticia invade las redes? Al final, lo que asocio más con una cierta ideología crítica respecto a aquello más “oficial” son los contextos en los cuales se producen las publicaciones, que es algo que cada vez me interesa más, más allá del objeto en sí.

Centros, museos, comisarios, coleccionistas, crítica... ¿El alcance de las publicaciones de artistas llega a todos los elementos que forman parte del sistema del arte? ¿O hay un desfase al respecto?

Cada vez hay más interés por parte de estos agentes respecto a las publicaciones de artista. Museos que alimentan sus archivos apostando incluso más por aquellas publicaciones con tirajes largos que por las piezas únicas, comisarios que las integran en sus exposiciones o que experimentan con ellas al abordar el registro de un proyecto, y coleccionistas que empiezan a complementar su colección incluyendo también publicaciones de sus artistas. Así que en este sentido, creo que publicaciones y contexto se van acercando. De todas formas, sigue habiendo espacios de resistencia vinculados a la producción independiente, que se mantienen y que son necesarios. Independientes como mínimo respecto a lo más institucional, a aquello hegemónico de lo que hablábamos, aunque luego se vuelven igualmente dependientes de otras cosas, como de ciertas tendencias, o de la moda.

¿Cómo es el mercado? ¿Se parece en algo al del arte?

Se parece mucho, pero en una escala distinta. Hay muchas publicaciones de artista que se generan directamente para el mercado y la especulación. Otras no, pero pueden acabar siendo engullidas por él. Esas publicaciones que en los setenta se produjeron con una idea de accesibilidad y que se vendían por precios irrisorios en ese momento, ahora las encuentras por miles de euros. Y sigue pasando un poco lo mismo. Existen coleccionistas de publicaciones, que no siempre son coleccionistas de arte, y que te encuentras en todas las ferias buscando de forma obsesiva todo aquello “que les falta”. Es fascinante observarles, el acercamiento a sus objetos de deseo es mucho más compulsivo que el de un coleccionista de obras de arte respecto a los suyos. Por la propia naturaleza formal de ese objeto y por su accesibilidad física y de precio. Es a la vez un mercado mucho más joven, y que no deja de crecer.

Múltiplos también es un espacio que programa y genera un lugar de encuentro en Barcelona, que marca un ritmo propio dentro de la escena más independiente. ¿Cómo la definiría? ¿En qué momento está la ciudad?

La escena independiente de Barcelona está en un momento fascinante. Hubo un momento, hace pocos años, en el que la ciudad se quedó muy deprimida. La presión de la “crisis” nos dejó a todos como bloqueados y se respiraba un ambiente triste y pasivo. Pero de repente empezaron a emerger iniciativas desde el tejido de base que fueron contaminando al resto con una energía que ahora mismo ya me parece imparable. En estos momentos es difícil no sufrir una cierta ansiedad por no poder asistir a todo lo que querríamos porque la oferta es muy interesante. Hay ganas de producir y de compartir, y hemos aprendido a tirarlo adelante como sea, a pesar y por encima de las políticas culturales que han sido y siguen siendo a menudo tan desacertadas. De hecho, mucha de la programación ofrecida desde la institución proviene de propuestas de la escena independiente, de forma mucho más evidente que hace unos años. Otra cosa son las condiciones en las que se establecen estas colaboraciones pero, aunque importante, este ya sería otro tema. A destacar la actividad que está generando gente muy joven y los puentes intergeneracionales que están estableciendo.

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