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TEATRO

El adiós más doloroso a un hijo ausente y silencioso

El dramaturgo argentino Santiago Loza debuta en España con ‘He nacido para verte sonreír’, que dirige Pablo Messiez

Rocío García
Escena de 'He nacido para verte sonreír'.
Escena de 'He nacido para verte sonreír'.José Alberto Puertas

Hoy se ha levantado ella sabiendo que será un día largo y doloroso. Va a despedir a su hijo ausente y silencioso desde hace tiempo. Los dos esperan al padre que lo llevará a un hospital. “Te vamos a internar. Algún día lo comprenderás. Hoy no. Nosotros no damos más”. Las palabras de la madre golpean a ese joven, sin nombre, que viste calcetines de distinto color y que solo en la música encuentra algo de consuelo a su memoria olvidada. El autor argentino Santiago Loza, una de las voces esenciales de la dramaturgia actual en Latinoamérica, debuta en España a lo grande con He nacido para verte sonreír, un descarnado y misterioso drama sobre la relación de una madre y un hijo que padece un grave trastorno mental. Dirigida por Pablo Messiez y protagonizada por Isabel Ordaz y Nacho Sánchez, la obra se estrena el próximo 1 de marzo en el teatro de La Abadía.

En medio de un paisaje boscoso, en la cocina, con un plato de frutas en la mesa blanca del centro y una maleta en la puerta, la madre da comienzo a un relato estremecedor, en el que da rienda suelta a los recuerdos que le golpean y las emociones que siente, buscando las palabras para despedirse de ese hijo que ni le mira ni le sonríe, que habita en un mundo lejano y hermético. No sabe bien Santiago Loza (Córdoba, Argentina, 1971), cineasta, guionista y autor teatral, sobre el origen preciso de He nacido para verte sonreír, obra escrita hace diez años y representada en Buenos Aires durante tres años seguidos y que el martes pudo ver de nuevo sobre un escenario, en este caso en La Abadía. “Todo va surgiendo de crisis personales, pero pasadas por el tamiz de la ficción. Con esta obra quise escarbar en la frágil relación de una madre con su hijo y ponerme del lado que no me tocaba que era el de ella. Quise comprender a esa mujer que se pierde en los silencios de su hijo, profundizar en su dolor y en lo que puede haber de humor en la realidad más cotidiana y trágica”, explica Loza, que forma parte del desembarco argentino en Madrid estos días con la presencia en Arco como país invitado. El autor impartirá un taller para actores en La Abadía y una charla el próximo lunes en la Casa de América, seguida de la proyección de su último filme, Los labios.

Son esos márgenes, esos lugares periféricos en los que creció y comenzó su oficio, en el teatro más off de Argentina, donde Loza sitúa la mayoría de sus obras teatrales. “Me alientan los personajes periféricos y, lamentablemente, las mujeres viven todavía esa realidad. No forman parte de la historia con mayúsculas, pero son las que focalizan las emociones verdaderas. Su vínculo con el dolor es muy diferente al de los hombres. Me gusta dar la voz a esas mujeres”, explica Loza, sobre este monólogo literario que no escénico y que ha encontrado en Pablo Messiez, director argentino afincado en España y pilar ya fundamental del teatro en nuestro país, la sensibilidad que requiere esta historia aterradora pero en la que no falta el humor. “Es una perla delicada y feroz. Un gran bolero, un encuentro con la necesidad de estar cerca, de entender qué hay antes o después de las palabras”, asegura Messiez, que resalta la poética del texto en medio de la más absoluta cotidianeidad, la locura frente a la realidad. La verborrea de la madre y el silencio aterrador del chico.

Llega el momento de la despedida. La madre se abraza al chico. “Nosotros no damos más”. La luz cegadora de los recuerdos más felices se apaga.

 

Monólogo a dos bandas

Santiago Loza ama escribir monólogos, la posibilidad de dar la voz a un personaje hasta las últimas consecuencias. “Me dejo sorprender por aquello que el propio personaje me va proponiendo, incluso en contra de mis propios ímpetus, en contradicción con todo lo que yo soy”.

El monólogo literario de He nacido para verte sonreír se convierte sobre el escenario en una obra a dos bandas, con dos personajes, aunque uno de ellos no pronuncie palabra en la hora y media que dura el espectáculo. Son los silencios del hijo, interpretado por Nacho Sánchez, uno de los protagonistas de La piedra oscura, también dirigida por Messiez, el que va descubriendo los miedos de la madre (Isabel Ordaz).

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