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El lado erótico del separatismo catalán

En ‘La alumna’, María Zabay explora la situación actual de Cataluña a través de una relación prohibida

La escritora María Zabay en la redacción de EL PAÍS, a principios de febrero.
La escritora María Zabay en la redacción de EL PAÍS, a principios de febrero.Samuel Sánchez
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Primero fue el mundo de la moda, después nazis, ahora el independentismo en Cataluña. A María Zabay (Zaragoza, 1977) no le gusta encasillarse. Lo mismo puede escribir un libro sobre un espía simpatizante de Hitler, que una novela erótica con trasfondo político. “A mí me interesan todas las cosas que me rodean, lo que creo que puede trascender en la historia y que afecta a la convivencia de los ciudadanos”, dice la aragonesa. En La alumna (Arcopress), su quinta obra, ha intentado reflejar “la realidad que hay ahora mismo en Cataluña” a través de la relación prohibida entre una universitaria y su profesor.

Mariela es una chica de 20 años que se enrolla con Àlvar, un treintañero que imparte Historia Contemporánea de Cataluña. Lo que empieza como una fantasía vuelta realidad para la estudiante, termina como un juego entre el deseo y el poder. “Es una novela erótica que por un lado va a hacer vivir a mucha gente fantasías sexuales que pueden tener. Y por otro lado se habla de esas relaciones complicadas que nos lo hacen pasar mal”, explica Zabay. Entre encuentros carnales, que la autora narra detalladamente, Àlvar va consiguiendo poco a poco que Mariela haga lo que él quiere, y esta característica la traslada al terreno de la política: “Es una relación en la que hay manipulación. En este caso un profesor que tergiversa datos y se ve cómo va adueñándose de la voluntad y la inocencia de su alumna. Pero esta relación se puede extrapolar a la que puede haber entre un Estado y sus ciudadanos”. La zaragozana se abstiene de dar su opinión sobre el independentismo, pues se considera una “narradora objetiva”, pero sostiene que “Àlvar podría ser un gobierno cualquiera y Mariela su sociedad”.

La manipulación es el elemento recurrente en todos sus libros. En Diosas de papel, su primera obra, narra el mundo secreto de las modelos, en El zapato de la lengua rota la historia de un nazi que se hace pasar por judío, y su próximo libro tiene que ver con las falsificaciones en el mundo del arte. “En casi todas mis novelas se refleja una constante que son las relaciones personales, la manipulación y el sometimiento. Se repite cómo se utiliza el poder”, asegura.

La alumna no está basada en experiencias personales, ni se identifica con ninguno de los personajes, dice María Zabay entre risas. “Me hace gracia porque la gente me pregunta cuánto de Mariela hay en mí, pero yo estoy escribiendo igual que cuando escribí El zapato de la lengua rota y no era una nazi. En este caso puedo decir lo mismo, que Mariela es una alumna en la que solo reflejo cosas que me gustan o que no me gustan. Lo que sí plasmo es mi crítica a la manipulación y tergiversación”. La también presentadora de televisión se muestra orgullosa de su evolución como escritora y del resultado de este libro que “ha sido un reto”: “Escribir una novela erótica no es cosa fácil, estás metiéndote en un tema que no puedes caer en la repetición, tienes que mantener al lector expectante y que cada vez vaya sintiendo más ganas de seguir leyendo”.

Si se hablara de una moraleja del libro, cuyas ganancias van dedicadas a las mujeres maltratadas, esa sería que hay que tener cuidado con las relaciones tóxicas y con la manipulación, pero también “con los dominios y las informaciones que nos dan que no están ajustadas a la realidad”. Al final, Mariela puede aprender una lección, pero para Zabay, la ciudadanía aún no lo hace: “Cuando se manipula una sociedad se consigue hacer con ella lo que se quiere y esto vemos que se repite y se repite y parece que no terminamos de aprender de ello”.

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