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Cuando los nazis ocuparon Londres

La miniserie de la BBC 'SS-GB' sitúa sus intrigas detectivescas en una realidad histórica alternativa

En el desolador marco de un Londres de 1941 ocupado por los nazis, un detective británico intenta resolver sus casos al tiempo que lidia con la maquinaria represora del nuevo poder. La premisa de SS-GB, la serie que la BBC estrena este domingo —una victoria alemana en la Segunda Guerra Mundial—, hará inevitables las comparaciones con otra propuesta televisiva de política-ficción a cargo de Amazon, The Man in the High Castle. SS-GB altera, sin embargo, el tiempo y el lugar en su relato de una historia de misterio y de lealtades divididas, con tonos ocres y presupuesto estelar.

Los cinco capítulos de la serie son narrados desde el punto de vista de un agente de Scotland Yard que se debate entre su labor en defensa de la ley y el orden y la obligación de trabajar para el bando equivocado. En una ciudad reducida, pero donde operan importantes bolsas de resistencia, algunos vecinos incluso apuntan como colaborador de la Gestapo al personaje de Douglas Archer (interpretado por la voz ronca de Sam Riley). La investigación aparentemente rutinaria de un asesinato en los bajos fondos acabará conduciendo al detective a un submundo secreto de armas atómicas donde se dirime el pulso entre la inteligencia militar y los resistentes. Y el protagonista, un padre viudo que busca ante todo proteger a su retoño, deberá cuestionarse cuánto está dispuesto a arriesgar en la lucha contra el fascismo.

La actriz australiana Maeve Dermody, en el papel de la amante de Archer, la estadounidense Kate Bosworth, encarnación de una intrigante periodista, y el alemán Rainier Bock (en esta producción todos los papeles germanos corren a cargo de intérpretes de esa nacionalidad) destacan en el reparto internacional de la serie. Los guionistas Neal Purvis y Robert Wade, responsables de cinco entregas de la saga fílmica de James Bond, firman la adaptación de la novela de Len Deighton (SS-GB, publicada en 1976), que concibieron como “una película de cinco horas” a pesar de su fragmentación televisiva en capítulos.

En esta trama inicialmente detectivesca que acaba derivando en el género del espionaje nadie es lo que parece, ni la secretaria-amante de Archer que trabaja para la resistencia, ni la periodista americana de la que el detective no sabe si fiarse, ni el propio protagonista, inseguro de sus propias fidelidades. Esa ambigüedad de los personajes y la impecable factura de superproducción son los grandes haberes de una serie que se estrena en plena eclosión de los dramas ambientados en la guerra (The Halcyon, ITV), o inmediata posguerra como The Man in the High Castle, adaptación del libro homónimo de Philip K. Dick (1962).

La serie de Amazon está ambientada en unos Estados Unidos controlados por el eje germano-japonés en los años sesenta del pasado siglo, mientras SS-GB nos muestra un Londres de 1941 en el que los nazis comienzan a imponer las leyes raciales. Pero en ambos casos, la ficción nos brinda un devastador retrato del fascismo, quizá como antídoto a las feas realidades del presente.

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