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El cine que aniquila el amor romántico

La Casa Encendida, en Madrid, proyecta un ciclo que desgrana los claroscuros de las relaciones

Lucía Lijtmaer
Fotograma de 'El futuro perfecto', de la alemana Nele Wohlatz.
Fotograma de 'El futuro perfecto', de la alemana Nele Wohlatz.

Una pareja de adolescentes camina por un parque. Se miran, se evitan la mirada, siguen caminando. Entre los silencios, el rumor de las hojas y las conversaciones a ratos, se enamoran. O al menos, parecen enamorarse. Es Le Parc, del cineasta Daniel Manivel. El escenario bucólico, la noche que se agazapa sobre ellos, todo es familiar y, a su vez, extrañamente clínico.

No hay como examinar el amor con distancia quirúrgica, y eso es lo que propone el ciclo Cine contemporáneo (Anti)romántico en La Casa Encendida, que a lo largo del mes de febrero recorre los fragores y claroscuros de lo que entendemos por romanticismo, y su desaparición. El primero de estos ciclos anti, que se podrán ver en La Casa Encendida hasta mayo, recuperará largometrajes radicales e inclasificables que han quedado atrapados en el circuito de festivales.

¿Qué es y en qué se sustentan los vericuetos de lo que rodean el acto romántico? Tras narrativas preponderantes que nos exigían un compromiso total con la comedia y el drama romántico, la posmodernidad exige su revisión. Desde Argentina, Francia y Alemania llegan dramas sobre rupturas, enamoramientos, romances apasionados, infidelidades y convivencias en pareja que representan dichos tópicos con reglas nuevas. Ni finales felices, ni clichés. "No declaramos que el romanticismo haya muerto. Lo único que ha cambiado es la representación de este en el cine. Es el cine romántico como siempre lo hemos entendido lo que está muriendo", explica Carlota Moseguí, comisaria del ciclo junto a Beatriz Navas. "Por eso hemos escogido cuatro de las mejores películas de 2015 y 2016, cuyos autores abordan historias de amor o desamor de forma no convencional, rompen los convencionalismos del cine romántico".

Inmigrante china en Buenos Aires

Desde esta y otras perspectivas se podrá ver también en este ciclo El futuro perfecto (11 y 12 de febrero) de la alemana Nele Wohlatz, que propone el seguimiento de Xiaobin, una inmigrante de 17 años llegada a Buenos Aires desde China sin saber una palabra de español. A medida que aprende, su mundo se expande, y así penetra una relación amorosa, precisamente a través de los vericuetos del lenguaje. La directora explora así, como en los actos del amor cortés medieval, cómo reaprendemos todo a través del idioma. La identidad, el acto de renombrar, la comunicación. Todo será nuevo para Xiaobin, como lo fue para la propia Wohlatz, afincada en Argentina.

Pero también aparece el consabido amor como enfermedad, casi como muerte. Malgré la nuit, de Philippe Grandrieux (18 y 19 de febrero) retoma la idea psicoanalítica del perverso que ronda siempre alrededor de los límites que necesita transgredir. La protagonista destila esta idea a su máximo exponente: la enfermera que encarna la francesa Ariane Labed —que vive en contacto diario con la muerte— necesita un sexo feroz, cada vez más degradante, y se entregará a él hasta llegar al filo de perderlo todo, incluida a su pareja, para cumplir así el acto amoroso personal como ella lo entiende. Pornografía y pérdida se encuentran en la idea del acto romántico como extremo, como autodestrucción absoluta.

Por último, aparece el amor como contingente en sí mismo: en Muito Romantico, dos personas, Melissa y Gustavo, se transforman en una. O eso es lo que se espera del amor, esa unión indisoluble. La relación entre ellos comienza con un viaje, se solidifica en una casa en Berlín y se convierte en nido en su habitación. Aparecen y desaparecen amigos en ese único espacio en el que ahora consiste su todo. Hasta que aparece un agujero negro, una presencia, ¿extraña?, que transformará la asfixiante cotidianidad que ha vuelto todo claustrofóbico. No olvidemos que el romanticismo y su reverso tenebroso, no dejan de estar sustentados en el tránsito. Lo romántico no existe como algo por siempre jamás, sino como mero acto que, como tal, es finito, y está condenado a desaparecer.

Como dice un personaje de esta película de Melissa Dullius y Gustavo Jahn Muito: "Lo romántico ha muerto y no volverá". Pero queda claro que sus derivas permanecen y reaparecen como un espectro, al menos en este ciclo.

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Sobre la firma

Lucía Lijtmaer
Escritora y crítica cultural. Es autora de la crónica híbrida 'Casi nada que ponerte'; el ensayo 'Ofendiditos. Sobre la criminalización de la protesta' y la novela 'Cauterio', traducida al inglés, francés, alemán e italiano. Codirige junto con Isa Calderón el podcast cultural 'Deforme Semanal', merecedor de dos Premios Ondas.

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