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Columna
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Del hielo

Diálogos sobrios, abundantes silencios y una irrenunciable fe en la justicia hacen de 'Atrapados' una de las mejores series del año

Ólafur Darri Ólafson en 'Atrapados'.
Ólafur Darri Ólafson en 'Atrapados'.

El lúcido Hans Magnus Enzensberger señaló hace años que las nuevas causas sociales deberían reivindicar el espacio y el silencio frente a la desbocada especulación inmobiliaria y la algarabía de los medios y la ciudadanía. En la excelente serie islandesa Atrapados, que esta semana concluye su primera temporada en Movistar+ Series Xtra, se cumplen sobradamente las propuestas del ensayista alemán. Seyðisfjörður, un pequeño e impronunciable pueblo de poco más de 600 habitantes es el escenario de una serie de crímenes bajo los que subyace, naturalmente, la codicia. Silencio y espacio no erradican la maldad humana aunque la hacen más soportable.

Lo sorprendente de Atrapados, además de su claustrofóbico ambiente de nieve y hielo perpetuos, es la calidad de un producto audiovisual en un país con 331.000 habitantes capaz de exportar su serie al Reino Unido o Francia y con unas audiencias de varios millones de espectadores. Su productor y director, Baltasar Kormákur, declaraba hace tiempo a EL PAIS que "el noir nórdico se ha convertido en algo que toca más temas sociales que las series de este tipo de Estados Unidos o Francia. Son historias que tratan con los problemas reales y sensibles", y así es.

Las secuelas de la muy grave crisis económica de 2008 y 2009 en Islandia se dejan sentir en la serie, una crisis resuelta con dos decisiones drásticas: un referéndum ciudadano que se negó a rescatar a sus bancos y una justicia que sentó a los responsables políticos y bancarios en los banquillos de los acusados. Una diminuta dotación policial de tres personas con un extraordinario actor a la cabeza, Ólafur Darri Ólafson, y una no menos extraordinaria actriz, Ilmur Kristiándóttir, se encargará de investigar los asesinatos en un ambiente opresivo en el que la naturaleza se alía con la falta de expectativas. Diálogos sobrios, abundantes silencios y una irrenunciable fe en la justicia hacen de Atrapados una de las mejores series del año.

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