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Atticus Lish: “Me interesa la relación entre guerra y crimen común”

Tomó muchos caminos antes de llegar a la literatura, de obrero de la construcción a traductor de chino. Triunfó con su debut 'Preparación para la próxima vida'.

Andrea Aguilar
Atticus Lish.
Atticus Lish.Shelton Walsmith

Hay algo atípico y desconcertante en Atticus Lish (Nueva York, 1972). Lejos del epicentro de modernidad y comida orgánica de Brooklyn, en el apartado barrio de gente trabajadora de Sunset Park, comparece a la cita vestido de traje y corbata con unas gafas de sol pasadas de moda, carentes de cualquier atisbo de ironía retro hipster. Vive en esta zona con su mujer, Beth, su novia desde la adolescencia. Con poco más de 1,65 de estatura, compacto e inquieto, este Lish dista del de las fotos de promoción: podría pasar por un vendedor de seguros de poca monta. Pero esa ocupación no está en la dilatada y poco convencional lista de empleos que ha acumulado: desde obrero de la construcción hasta traductor del chino, pasando por marine y empleado en cadenas de comida rápida.

El sonado estreno literario de Lish en EE UU no vino precedido de la publicación de cuentos, ni de poemas, ni de crónicas; tampoco hubo millonarios adelantos ni subastas editoriales. En 2014, el sello independiente Tyrant Books sacó Preparación para la próxima vida, la novela de 400 páginas en la que llevaba cinco años trabajando, y que ahora ha sido publicada en español por Sexto Piso. El libro se alzó con el galardón del PEN Faulkner y con el Premio George Plimpton, y puede que aquello confirmara que la rebeldía de su autor había encontrado su causa. Al fin y al cabo, Atticus es hijo del legendario editor Gordon Lish —apodado Capitán Ficción y conocido por el lápiz de hierro con el que marcó la seca prosa de Raymond Carver—, fue educado en el exclusivo internado Philips Academy y en Harvard, universidad que abandonó y a la que regresó en la treintena. Atticus estuvo más de una década sin tratarse con su padre y le dio el libro cuando estaba ya impreso camino de las librerías.

Con su debut tomó distancia de tendencias como la autoficción y puso su pluma al nivel de la calle, de la lucha por la supervivencia

Preparación para la próxima vida narra con un ritmo crudo, implacable y tierno una historia de amor entre una inmigrante ilegal china y un veterano de la guerra de Irak. Con su debut, Lish tomó distancia de tendencias en boga como la autoficción y puso su pluma al nivel de la calle, de la lucha por la supervivencia. El sueño y la pesadilla americanos. Sus personajes, a menudo ignorados en novelas y periódicos, parecen haber cobrado especial notoriedad tras las elecciones de EE UU, celebradas unos días antes de la entrevista. Lish arranca negando que en su libro tratase de hacer un retrato de esa clase ignorada o meterse en aguas políticas. “Tampoco he seguido las elecciones porque estoy metido a fondo en mi segundo libro”.

Pregunta. ¿Cómo arrancó la historia de Preparación para la próxima vida?

Respuesta. El principio fue una noticia que leí sobre un soldado que se suicidó tras cometer un asesinato brutal. La guerra es una fuerza que nos dota de significado. Lo que me interesaba era la relación entre la guerra y el crimen común, cómo esa violencia bélica acaba calando. En el calor de la batalla se puede desatar la anarquía. Empecé a escribir trozos sueltos, con un narrador que era un hombre, al estilo de Adiós a las armas, de Hemingway. Luego todo cambió. El libro cuenta la historia de un crimen, pero también una historia de amor.

P. Y usted se formó como marine.

R. Cuando dejé Harvard, me metí en los marines en un campamento en Carolina del Norte, donde pasé un año y medio, y luego me dieron de baja.

P. ¿Qué le ha quedado de aquello?

R. Supongo que la disciplina de mantener el aseo y el orden, hacer ejercicio. Después de aquello fui a California; antes había intentado licenciarme en matemáticas, quería entender la lógica. No me gustaba nadie en ningún sitio.

Encuentro a la gente corriente de la calle interesante; quise mover la cámra y seguirles

P. ¿Cómo dio con los personajes de su libro?

R. Quise usar lo que tenía cerca, he vivido en Nueva York los últimos 10 años, desde que regresé de China, y estos eran personajes que he visto.

P. La narradora de la novela finalmente es una china musulmana.

R. Sí, Zou Lei viene de una región al oeste de China que visité con mi mujer hace tiempo. Fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida, aquel desierto era algo místico. Zou escapa al convencionalismo, es una outsider incluso para los chinos, es inconformista, representa mi espíritu. Hay algo en esa región de la que viene que me recuerda a los cowboys, un lugar de pioneros. Pensé en ella como una pequeña india americana aunque viniera de China. Yo entiendo el mundo en términos tribales

P. Ha sido traductor de mandarín. ¿Qué le llevó a estudiar esa lengua?

R. Lo aprendí en el internado pijo al que iba. Crecí en la era pos-Bruce Lee y Jackie Chan, y todo eso me atraía.

P. La clase trabajadora de blancos desposeídos también tiene un papel importante en su libro, son los caseros de Skinner el veterano. ¿Tenía claro que quería escribir sobre ellos?

R. El libro tenía que suceder en algún lado y yo había vivido en Queens. Esa clase trabajadora blanca hace tiempo que se trasladó a las afueras de las ciudades. Yo quería usar fuentes directas, experiencias reales, y encuentro a la gente corriente de la calle interesante; quise mover la cámara y seguirlos.

P. Su novela tiene algo cinematográfico. ¿Reconoce esa influencia?

En la escritura hay que echar muchas horas en la colchoneta y probar el ensayo y error

R. Me interesan series como Los Soprano o The Wire, pero las influencias son muy variadas. Me interesó mucho el libro Ghettoside, de Jill Leovy; Guerra, de Sebastian Junger, y el estudio de Steven Pinker sobre violencia.

P. Hay un ritmo muy particular en su prosa.

R. Viene del rock and roll y del rap. Yo rapeaba mucho, me encanta Rakim & Eric B. Me interesa la sonoridad de la escritura, saber cómo suena exactamente. He leído varias veces el libro entero en voz alta.

P. Sus personajes caminan infatigables, ese andar también es parte de la cadencia de la historia.

R. Hay muchos libros en los que se describen caminatas, es una gran herramienta literaria porque la historia que narras tiene que ir a algún lado y esto te ayuda. El trabajo de Cormac McCarthy me ha inspirado especialmente, pero tuve mucho cuidado en no imitarle.

P. Replica el habla de su protagonista Zou, que no domina el inglés.

R. La forma en que la gente habla para mí es lo más importante. Hay mucha poesía en lo que la gente dice, más que en lo que se escribe. Como ocurre para llegar al éxtasis, reproducir esto implica mucha agonía. Me encanta la lucha libre y creo que uno de los lemas de esa disciplina también se aplica a la escritura: hay que echar muchas horas en la colchoneta y probar el ensayo y error.

P. ¿Cómo le ha influido literariamente el ambiente en que creció?

R. A pesar de lo que la gente crea, no me crie en una tertulia literaria, pasé la mayor parte de mi infancia metido en mi propia imaginación. Quería ser marino, ir de aventuras.

Preparación para la próxima vida. Atticus Lish. Traducción de Magdalena Palmer. Sexto Piso, 2016. 520 páginas. 24,50 euros 

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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