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Tumbas Reales de Sipán, el museo más visitado de Perú

El recinto se consolida como el de mayor público por tercer año consecutivo

Enterramiento del Señor de Sipán tal como fue encontrado.
Enterramiento del Señor de Sipán tal como fue encontrado.JAIME TRAVEZÁN

“Muy bonito, espectacular, algo para toda la vida”. Es el mensaje que dejó el estudiante Leonardo Chávez Machuca, quien llegó al museo Tumbas Reales de Sipán, en la costa norte de Perú, desde Rioja —a unos 530 kilómetros al este, en la selva— en la víspera de Año Nuevo. Fue uno de los 184.717 turistas de 2016 que hicieron al recinto el más visitado del país por tercer año consecutivo, por encima de sus pares en los circuitos de Lima y Cusco.

El museo tiene como atractivo principal el entierro intacto del Señor de Sipán, un gobernante de la cultura Mochica que vivió hacia el año 300 d. C. Además de haber sido sepultado con su vestimenta, joyas, bienes y provisiones, muy cerca estaban su mujer y un guardián. “Cada tumba Mochica refleja la posición social y actividad desarrollada en la vida”, indica el guion museográfico.

El director fundador del museo, el arqueólogo Walter Alva, enumera en diálogo con este diario las claves del logro en el número de visitantes: una de ellas, la ubicación en el eje turístico de la zona arqueológica de la región Lambayeque, en la costa norte, consolidado en la última década.

El Señor de Sipán fue un gran descubrimiento arqueológico de Alva en 1987, difundido mundialmente gracias a National Geographic, pero al cabo de 30 años, el personaje y su historia siguen atrayendo a los peruanos, entre el 85% y el 90% de los visitantes.

Difusión mundial

“Varios factores explican [la cantidad de visitas]: el impacto del descubrimiento y la difusión mundial que tuvo, pero también la difusión nacional y local que ha permitido que Sipán sea parte de la identidad nacional y regional, ahora hay hoteles y universidades con ese nombre. La idea de que somos descendientes de una cultura es la mejor indicación de la autoestima de la población. Mucha gente ahora se siente orgullosa de ser descendiente y de ser mochica, cuando antes veían mejor tratar de ser blanco en vez de nativo”, explica el director del museo.

Alva también subraya la ubicación del museo en una zona estratégica de Lambayeque, “una ciudad que no es muy comercial, ni muy saturada y con facilidades de acceso [desde Chiclayo, la cuarta urbe del país]”.

“Existen seis museos en la región Lambayeque: es la segunda o tercera después de Lima y Cusco con más museos, y pese a ser una jurisdicción bastante pequeña [14.200 kilómetros cuadrados], su infraestructura ha sido construida en las dos últimas décadas, salvo el Museo Brüning”, añade el director de la Dirección Nacional de Museos del Ministerio de Cultura, el arquitecto Martín Soto.

“Tumbas Reales de Sipán es el más grande de los seis: eso ha ocasionado el atractivo sobre los museos del norte y se ha formado un eje turístico alrededor de ellos, es significativo”, agrega el funcionario.

“Eso demuestra que los peruanos tienen interés por su cultura, contrariamente a lo que se dice, que son indiferentes a visitar museos. Mucho cuenta la política que tenemos, hacemos mucha promoción abriendo el museo dos veces al año de noche, y otras tres veces al año la entrada es gratuita”, opina el arqueólogo Alva. El presupuesto anual de la institución no supera los 365.000 dólares y, según Alva, es casi autosostenible con los ingresos de los boletos de entrada.El número de visitantes de Tumbas Reales, sin embargo, sigue muy lejos de los más de dos millones del Centro Cultural Banco do Brasil en Río de Janeiro o del millón del Soumaya en Ciudad de México, dos de los más visitados en el continente.

“Hemos tenido récord de 9.000 visitas en un día con ingreso libre; uno pensaría que es una pérdida, pero no: es una propaganda inmensa para despertar el interés de la gente”, comenta el descubridor del Señor de Sipán. El arquitecto Soto recordó que el de Tumbas Reales fue uno de los primeros museos en Perú en usar animatronics, es decir, ambientación sonora en la exposición. “Fue una forma novedosa de llevarlo al público, la aplicación de las tecnologías hace distintos a los museos del norte”, señala.

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