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Las 10 claves para disfrutar el Concierto de Año Nuevo

Si tu primer propósito para 2017 es ver este gran evento musical, estos son los puntos para estar atentos de los valses, polcas y marchas que interpretará la Filarmónica de Viena bajo la dirección del venezolano Gustavo Dudamel

Gustavo Dudamel dirige a la Filarmónica de Viena este viernes durante el ensayo general del Concierto de Año Nuevo.
Gustavo Dudamel dirige a la Filarmónica de Viena este viernes durante el ensayo general del Concierto de Año Nuevo.HERBERT NEUBAUER (AFP)

Hay una sintonía familiar con la que amanecemos desde tiempos inmemoriales el primer día del nuevo año. Valses, polcas y marchas de la Filarmónica de Viena que se retransmiten en directo por televisión en medio mundo. No es un concierto cualquiera. Está protagonizado por una de las mejores orquestas del mundo y cuenta habitualmente con uno de los directores más relevantes. En los atriles nada de obras largas y complejas sino la frescura, encanto y brevedad de las composiciones de la dinastía Strauss y sus coetáneos. Se trata de la cita de música clásica más popular del año que siguen una media de 50 millones de telespectadores en 93 países.

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Repasamos, un año más, las claves de este fascinante concierto. Aquí podrá encontrar respuestas para comprender su intríngulis. Quizá descubra una afición en este nuevo año o aprenda cuestiones que desconocía del mismo. Incluso puede que se anime a dar el salto de viajar hasta Viena para asistir en directo en 2018. Ciertamente, la música clásica no solucionará los problemas del mundo, pero aporta elementos muy necesarios para mejorarlo.

1. Retransmisión

La ORF, la compañía pública de radiodifusión austríaca, retransmite el Concierto de Año Nuevo en directo todos los primeros de enero. Su emisión televisiva fue iniciada en 1959 tanto en Austria como en nueve países a través de Eurovisión (Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, la entonces República Federal de Alemania, Suecia y Suiza). A España llegó primero entre 1962 y 1970, y después a partir de 1973 ininterrumpidamente hasta nuestros días, siempre en el Ente Público Radiotelevisión Española (ahora Corporación de Radio y Televisión Española) y a través de Eurovisión.

El director de su retransmisión televisiva en 2017 será por cuarto año consecutivo Michael Beyer, un realizador de estilo preciso y analítico que dispondrá de catorce cámaras de alta definición. Se podrá ver a través de La 1 en HD, pero también en la web de RTVE y en el Canal internacional (y escuchar por Radio Clásica). Se iniciará a las 11.15, hora peninsular española, con la cabecera de Eurovisión y el famoso preludio del Te Deum de Marc-Antoine Charpentier. Y contará con los expertos comentarios de José Luis Pérez de Arteaga. El concierto tiene dos partes con un intervalo de unos 25 minutos. La primera parte, que durará aproximadamente hasta las 11.50, suele ser algo más seria y convencional. De hecho, hasta 1992 no se retransmitía más que la segunda parte, que empezará a las 12.15 y suele ser más vistosa y atractiva.

Desde el Concierto de Año Nuevo de 1992, en el que se celebró el 150º aniversario de la Filarmónica de Viena, se retransmite completo. Los 25 minutos de intervalo se utilizan para emitir un breve documental sobre los tesoros culturales y naturales de Austria. Se realiza en un formato que no precisa de alocuciones habladas al estar pensado para su emisión en muchos países. En esta ocasión veremos a partir de las 11.50 un documental de Robert Neumüller titulado El ritmo de Viena donde se repasa la estrecha relación de la capital austriaca con el vals.

2. Entradas

Me temo que en 2017 ya no será posible, pero quizá sí en 2018. Las entradas para asistir al Concierto de Año Nuevo se venden por sorteo a través de la web de la Filarmónica de Viena y con un año de antelación. Para participar en el sorteo es imprescindible registrarse en el sitio referido entre el 2 de enero y el 28 de febrero. La orquesta vienesa facilita últimamente toda la información sobre el sorteo en un fichero descargable en PDF redactado en español. Incluso se va a habilitar un centro de asistencia en línea a partir del 2 de enero, en donde también se incluye un amplio despliegue de FAQ o preguntas frecuentes en alemán e inglés.

Los agraciados en el sorteo podrán comprar entradas para las tres oportunidades en que puede verse en directo este concierto. El ensayo general del 30 de diciembre a las 11 horas, por un precio que oscila entre 20 y 450 euros, para el Concierto de San Silvestre o Nochevieja del 31 de diciembre a las 19.30 horas, cuyo precio oscila entre 25 y 720 euros, o para el Concierto de Año Nuevo del primero de enero a las 11.15 horas, con entradas que van desde los 35 a los 1090 euros.

3. Origen

Descarten imitaciones, pues el principal Concierto de Año Nuevo se celebra en Viena. No por casualidad, la capital austríaca lo es también desde hace siglos de la música clásica. Allí han vivido y trabajado muchos de los principales compositores desde el siglo XVIII como Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms, Bruckner, Mahler o Schoenberg. Casi podríamos escribir la historia de los últimos trescientos años sin abandonar sus calles. Pero, al mismo tiempo, por ser centro neurálgico del vals y de la opereta que representa la familia Strauss y, de forma especial, Johann Strauss hijo, fallecido en 1899 y principal protagonista del Concierto de Año Nuevo.

Este concierto surgió paradójicamente un 31 de diciembre. Fue en 1939, aunque desde 1941 tiene lugar en su fecha correcta, por lo que este año será su 76ª edición. Nació, por tanto, en plena anexión de Austria a la Alemania nazi. Y además como parte de la política propagandística de Goebbels, que pretendía convertir el vals en la verdadera música del pueblo alemán. Poco importaron entonces los vínculos de la familia Strauss con el judaísmo. El talento innato de los austríacos, ese que les hizo apropiarse de Beethoven o que Hitler pasase por alemán, es lo que permitió desligar este concierto de su polémico origen. Tras la Segunda Guerra Mundial lo transformaron progresivamente en el escaparate de la excelencia cultural austríaca que es en la actualidad.

4. Sala

Sala Dorada del Musikverein donde se lleva a cabo el concierto cada año.
Sala Dorada del Musikverein donde se lleva a cabo el concierto cada año.Benedikt Dinkhauser/Vienna Philharmonic

El Concierto de Año Nuevo siempre se celebra en la Sala Dorada del Musikverein, el famoso edificio de conciertos que construyó la Sociedad de Amigos de la Música de Viena en 1870. Su arquitecto fue el danés Theophil Hansen que se inspiró para su diseño en el clasicismo griego. Pueden comprobarlo en la decoración de la Sala Dorada con sus famosas cariátides. La acústica de esta sala se considera entre las mejores del mundo y ello se debe a su característica forma de paralelepípedo rectangular o “caja de zapatos”. Suele decorarse de forma especial para la ocasión con un espectacular despliegue de adornos florales que en el pasado eran regalo de la ciudad italiana de San Remo. Hoy se hace cargo de la decoración el Departamento de Parques y Jardines de la Ciudad de Viena. Y, según se ha indicado, para esta edición se han utilizado unas 30.000 flores con un colorido más vistoso de lo habitual en homenaje a la nacionalidad venezolana del director de esta edición del Concierto de Año Nuevo.

5. Orquesta

En Viena hay varias buenas orquestas, pero la Filarmónica de Viena es la principal de todas. Surgió en 1842 para satisfacer la creciente demanda de conciertos filarmónicos, es decir, de conciertos orquestales a los que todo melómano pudiera asistir con la única condición de pagar una entrada. De ahí proviene el nombre de la orquesta: Wiener Philharmoniker, que en alemán significa literalmente “Filarmónicos vieneses”. Concretamente la Filarmónica de Viena surgió por iniciativa del compositor Otto Nicolai a partir de los mejores músicos de la orquesta de la Ópera Imperial, que se constituyeron en una asociación autogestionada que ha perdurado hasta nuestros días. De hecho, la orquesta mantiene esa estrecha vinculación con la actual Ópera Estatal y sus músicos forman parte de su orquesta.

La Filarmónica de Viena es un conjunto muy tradicional y conservador. No solo mantiene un sonido inconfundiblemente autóctono y elegante, sino que incluso dispone de variantes instrumentales locales diferentes a las utilizadas por otras orquestas, tales como el oboe vienés, la trompa de válvulas o el timbal con membrana de piel de cabra. Su ideología conservadora y apego a la tradición han generado polémicas en los últimos años por incurrir en actitudes sexistas y racistas. Hasta 1997 no se permitió a ninguna mujer tocar en la orquesta (la pionera fue la arpista Anna Lelkes), pero hoy dispone de quince integrantes femeninas de pleno derecho e incluso desde 2011 cuenta con una mujer entre los cuatro concertinos de la orquesta, la búlgara Albena Danailova, que podremos ver este año en el primer atril de la orquesta. Todas son instrumentistas de la sección de cuerda o arpistas, con las excepciones de la fagotista francesa Sophie Dartigalongue y la flautista austriaca Karin Bonelli.

En 2017 la Filarmónica de Viena cumplirá 175 años de historia. Lo celebrarán en el Concierto de Año Nuevo con un pequeño homenaje a su fundador: el Coro de la luna que abre el cuadro final de la ópera Las alegres comadres de Windsor, de Otto Nicolai. Intervendrá para la ocasión el histórico coro amateur de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, que participó en el estreno de la Novena sinfonía, de Beethoven, o contó con Brahms entre sus directores. Pero también lo celebrarán siendo la primera orquesta que dispondrá de su propia indumentaria oficial masculina y femenina adaptada para las diferentes actuaciones del conjunto. Ha sido diseñada por Vivienne Westwood y Andreas Kronthaler, y la estrenarán precisamente en el Concierto de Año Nuevo.

6. Director

Otra particularidad de la Filarmónica de Viena es la ausencia de un director principal desde 1933. Ello no quiere decir que toquen sin director, sino que invitan para cada ocasión al mejor director posible. Por esa razón dirigir a la Filarmónica de Viena es un privilegio reservado a las mejores batutas del planeta. Aunque para el Concierto de Año Nuevo se contó inicialmente con un director estable designado por la orquesta (lo fueron Clemens Krauss, Willi Boskovsky y Lorin Maazel), desde 1987 se invita cada año a uno diferente. El primero fue Herbert von Karajan ese mismo año. Después le han seguido Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa, Mariss Jansons, Georges Prêtre, Daniel Barenboim y Franz Welser-Möst. Se trata siempre de directores con una carrera consolidada que tienen una especial relación con la orquesta vienesa.

En 2017 se renueva el podio del Concierto de Año Nuevo con la inclusión del venezolano Gustavo Dudamel, que con 35 años se convierte en el más joven de la historia. Actualmente es el director titular de la Filarmónica de Los Ángeles, pero también de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, la principal orquesta del programa de educación musical y acción social conocido como “El Sistema”. Dudamel ha dirigido en 46 ocasiones a la orquesta vienesa desde su debut en 2007 en el Festival de Lucerna con la Primera sinfonía, de Mahler. Sus interpretaciones se caracterizan por una mezcla de pasión y energía, aunque no es ningún especialista en la música de los Strauss. Por esa razón, para su debut ha elegido un programa conservador e inteligente. Conservador pues mantiene la tradición de incluir mayoría de obras de Johann Strauss hijo (nueve de las 18 programadas), pero inteligente pues muchas nunca han sido programadas en este concierto (ocho de las 18). En la rueda de prensa del pasado 29 de diciembre reconoció que para él es un sueño ponerse al frente de este concierto: “Ahora puedo morirme en paz”, afirmó abrumado.

7. Compositores

En el Concierto de Año Nuevo se escuchan composiciones de la familia Strauss, la principal dinastía de compositores de música de baile y opereta vienesa del siglo XIX. El compositor más relevante de la saga es Johann Strauss hijo, aunque también se añaden siempre composiciones de sus hermanos Josef y Eduard o del patriarca de la familia, Johann Strauss padre. Es también muy habitual incluir obras de compositores coetáneos de música de baile y opereta como Joseph Lanner, Franz Lehár, Otto Nicolai o Franz von Suppé. Excepcionalmente se añaden algunas piezas de un compositor relevante para celebrar su aniversario como sucedió en 1991 con Mozart, en 1997 con Schubert, en 2009 con Haydn, en 2013 con Verdi y Wagner o en 2014 con Richard Strauss.

En esta edición del Concierto de Año Nuevo se volverá a incluir, como el año pasado, un ejemplo de Émile Waldteufel, el rey parisino del vals en época de los Strauss. Se escuchará su bello vals Los patinadores, quizá su obra más popular y habitual en el cine (Carros de fuego, entre otras) en series televisivas (Downton Abbey) y hasta en juegos de ordenador (Dance Dance Revolution: Mario Mix, de Nintendo). Y también volverá a escucharse música de Carl Michael Ziehrer, que fue miembro de la orquesta Strauss. Concretamente su vals "¡Vamos adentro! de la opereta El tesorero que se estrenó en el Concierto de Año Nuevo en la última edición dirigida por Boskovsky en 1979.

8. Obras musicales

El programa del Concierto de Año Nuevo no está formado por largas sinfonías sino por piezas breves amenas y ligeras. Concretamente está integrado por polcas que alternan con valses y marchas junto a fragmentos orquestales de operetas vienesas.

La polca es una danza breve de compás binario y origen bohemio muy popular en Viena en el siglo XIX. En esta edición escucharemos polcas en sus tres variantes principales. Por un lado, como chispeante y masculina polca rápida o galop (quizá el ejemplo más popular de este tipo será Tic-Tac, de Johann Strauss hijo, que cierra el programa; se tocó por vez primera en 1962 con Boskovsky y por última en 2012 con Jansons). Por otro lado, como elegante y femenina polca francesa (de este tipo escucharemos la Pepita polca, de Johann hijo, que se programa por vez primera en el Concierto de Año Nuevo); y como estilizada y armoniosa polca-mazurca en compás ternario (cuyo único ejemplo será La chica de Nasswald, de Josef Strauss, que se incluyó por última vez en 1996 con Maazel).

Los valses son la parte musicalmente más exquisita del Concierto de Año Nuevo. Concretamente el vals vienés deriva del popular Ländler austríaco y es una danza en compás ternario que se convirtió en el género predilecto de la música de baile en Viena en el siglo XIX. Son más largas que las polcas y también más elaboradas al ir precedidas normalmente por una introducción lenta. Como suele ser habitual, de Johann Strauss hijo se escuchará el más famoso de todos los valses, El bello Danubio azul. Pero también se ha programado el conocido vals Las mil y una noches de la opereta Indigo, de Johann hijo, con su introducción para solo de violonchelo, que se tocó por vez primera en el Concierto de Año Nuevo en 1949 bajo la dirección de Clemens Krauss.

Las marchas son composiciones menos ambiciosas que suelen programarse para el comienzo o el final del concierto. Normalmente son obras de ocasión que se vinculan a eventos o personajes relevantes, pero también pueden formar parte de operetas del momento. Ese es el caso de la pomposa Marcha Nechledil de la opereta Mujeres vienesas, de Franz Lehár, que abre el concierto. Como es habitual, para terminar se escuchará la popular Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, que compuso en 1848 para honrar al mariscal que sofocó las revueltas del norte de Italia. Además de otras polcas y valses procedentes de operetas, se ha programado para abrir la segunda parte del concierto la obertura de la ópera La dama de picas, de Franz von Suppe, pero también escucharemos el referido Coro de la luna de Las alegres comadres de Windsor, de Nicolai.

9. Ballet

Desde que el Concierto de Año Nuevo se empezó a retransmitir por televisión en 1959 siempre ha contado con alguna escena de ballet. Están protagonizadas por los solistas del Ballet de la Ópera Estatal de Viena y cuentan con un coreógrafo invitado. Este año será el italiano Renato Zanella, que estuvo vinculado en el pasado a la ópera vienesa y hoy es el responsable del Ballet de la Ópera Nacional de Bucarest. Normalmente suelen estar grabadas con meses de antelación, como ha sido el caso del referido vals "¡Vamos adentro! de la opereta El tesorero, de Ziehrer. Lo veremos al comienzo de la segunda parte bailado por diez bailarines de la Ópera Estatal vienesa en el imponente escenario de la Hermesvilla de Viena, el palacio de ensueño que regaló el emperador Francisco José I a su esposa Isabel de Baviera, la famosa emperatriz Sissi, de la que en 2017 se cumplen 180 años de su nacimiento.

Excepcionalmente se ha realizado alguna escena de ballet en directo, como en 2007, cuando la española Lucía Lacarra danzó el vals El bello Danubio azul por los salones y pasillos del Musikverein. Este año volverá a haber una actuación en directo en el mismo lugar durante la polca rápida ¡A bailar!, de Johann Strauss hijo, con once jóvenes bailarines de la Academia de Ballet de la Ópera Estatal vienesa. El vestuario, que en alguna ocasión se ha encargado a un diseñador importante, como sucedió en 2010 con Valentino, será este año del alemán Christof Cremer, un modisto independiente vinculado a Viena. En la primera intervención, en la Hermesvilla, se ha inspirado para las bailarinas en las decoraciones del palacio y la personalidad de la emperatriz Sissi, y para los bailarines ha optado por el austero atuendo de Ziehrer como maestro que era de una banda militar.

10. Propinas

Es bien sabido que en el Concierto de Año Nuevo el programa previsto no concluye el concierto. Siempre hay tres propinas, es decir, composiciones que se añaden a un concierto al final y fuera ya del programa del mismo. En el Concierto de Año Nuevo tienen un carácter especial pues están previamente establecidas desde 1958. Ese año Willi Boskovsky determinó que se incluyera una polca rápida que varía año tras año (en 2017 será Con mucho gusto de Eduard Strauss), seguida por el vals El bello Danubio azul y la Marcha Radetzky para terminar. En realidad, la tradición de contar con estas tres propinas la inició Josef Krips en 1946 y la continuó Clemens Krauss hasta 1954, aunque fue Boskovsky quien la consolidó, especialmente tras el inicio de las retransmisiones televisivas del Concierto de Año Nuevo en 1959.

Y dos particularidades

Una de las particularidades más llamativas del Concierto de Año Nuevo es el palmeo acompasado del público en la Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, al final del mismo. En muchas ocasiones incluso bajo las indicaciones del mismísimo director de orquesta que da la espalda a la Filarmónica de Viena. Es lo que ha quedado de la condición festiva, llena de gags y bromas, de un concierto donde el público se comportaba en el pasado de forma libre y natural, algo que no se asocia hoy con los espectadores de un concierto de música clásica. Por la grabación radiofónica del concierto dirigido por Clemens Krauss en 1954 sabemos que el público reaccionaba con aplausos al escuchar sus composiciones favoritas, lo que obligaba a la orquesta a parar y volver a empezar. Sin embargo, no palmeaba de forma acompasada durante la música. Esta tradición se inició en la época de Willi Boskovsky en los sesenta y setenta, cuando se estableció definitivamente la Marcha Radetzky como final del concierto, la continuó Lorin Maazel en los ochenta y adquirió carta de naturaleza definitiva cuando hasta el mismísimo Herbert von Karajan se volvió al público en 1987 para dirigirlo.

La otra particularidad es la felicitación del nuevo año que realiza el director con la orquesta antes del vals El bello Danubio azul. De hecho, aquí es habitual que el público interrumpa con aplausos el comienzo del vals. Aunque haya habido directores que han utilizado este momento para realizar un discurso más o menos breve, lo normal es que diga simplemente: “La Filarmónica de Viena y yo les deseamos”; a lo que responderá la orquesta: “Feliz año nuevo”. Queda dicho y deseado.

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