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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La justicia de ‘Mar de plástico’

La recién terminada segunda temporada de la serie ha corregido errores y ha logrado ser más compacta argumentalmente que la primera

Natalia Marcos

Primero, un aviso: aquí vamos a hablar del final de Mar de plástico, lo que, por supuesto, incluye destripar el final. Y al final, la justicia se impuso en Campoamargo. Mar de plástico dejó a los espectadores elegir (a ciegas) el final de la serie. Aunque no lo sabían, la diferencia estaba entre que el protagonista viviera o muriera. Finalmente, vivió, sobreviviendo casi de forma milagrosa a heridas de aparente extrema gravedad. Pero los espectadores lo han querido: vive. Y se marcha igual que llegó, en su coche lleno de polvo y poniéndose sus gafas de sol.

Hay que reconocer varios méritos a la segunda temporada de la serie de Antena 3. Por un lado, haber logrado mantener los buenos niveles de audiencia (algo inferiores que en la primera entrega pero también muy buenos). Mucho mérito en series que terminan a las horas que lo hacen las series españolas. Por otro lado, las tramas de esta segunda entrega han estado mejor vinculadas entre sí. No es sencillo alimentar de contenido temporadas de 13 capítulos y con 70 minutos por episodio, es necesario añadir historias paralelas a la principal. A pesar de que también esta vez había historias y personajes que no se habría echado de menos si no estuvieran, se ha logrado una temporada más compacta. Argumentalmente se le puede poner peros, bastantes, quizá demasiados. Pero eso no le quita mérito.

Formalmente, ha logrado una identidad visual que la diferencia de otras series y que ha mantenido en la segunda temporada. Y, aunque las diferencias interpretativas siguen siendo notables, también han sido capítulos más compensados en ese sentido.

En cuanto al final, en realidad no había mucho donde elegir si el espectador quería jugar a tratar de adivinar quién era el asesino del martillo. Se podía intuir por dónde irían los tiros con más facilidad que en la primera temporada. Aun así, el último episodio ha dejado momentos de tensión e intensidad interpretativa que podrían traspasar la pantalla... Lástima que en la cadena insistieran en poner los cortes de publicidad en los lugares menos oportunos, interrumpiendo secuencias en momentos álgidos de la trama. 

Como en el final de la serie, hay que hacer justicia y reconocer los méritos de Mar de plástico. No es una serie perfecta, pero se ha atrevido a innovar en algunos aspectos. A unos les habrá gustado. A otros no. Unos perdonarán los defectos más fácilmente que otros. Pero el mérito está ahí en cualquier caso.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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