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LIBROS

Juan José Saer, a contrapelo

Diez años después de su muerte, el escritor argentino está más presente que nunca en las librerías. Un ensayo del propio autor y otro de Beatriz Sarlo dan cuenta de sus influencias

Patricio Pron
Juan José Saer.
Juan José Saer.daniel mordzinski

Algo más de 10 años después de su muerte, la obra del argentino Juan José Saer (Serodino, 1937-París, 2005) empieza por fin a ser, si no más leída, sí al menos algo más accesible para los lectores, gracias, entre otros, a los esfuerzos de los responsables de Rayo Verde, quienes han publicado en España cinco de sus libros más importantes: La pesquisa (2012), El entenado (2013), Nadie nada nunca (2014), Glosa (2015) y El concepto de ficción (2016). A pesar de ello, la obra de Saer sigue resistiéndose, en no menor medida como resultado de unas características intrínsecas (prosa fluvial y mayoritariamente descriptiva, restricción del argumento a un puñado de personajes y un paisaje, el de la ciudad argentina de Santa Fe y sus alrededores, unicidad e interdependencia de los libros, etcétera) que convierten esa obra en objeto de admiración, pero también limitan su público. “Hay algo de terriblemente a contrapelo en [Juan José] Saer”, escribe Beatriz Sarlo. Esa “insistencia heroica en armar una obra en un momento en que la idea misma de ‘obra’ y, por tanto, de autor, era demolida por los héroes culturales de la filosofía francesa”.

Que Saer nunca temió a ir a la contra (más todavía, que cuestiones como la circulación de su trabajo y su relativa inaccesibilidad le resultaban indiferentes) se pone de manifiesto, por ejemplo, en la respuesta que le dio a Graciela Speranza en torno a 1995, cuando la excepcional ensayista argentina le preguntó si era consciente del lugar que ocupaba por entonces en la literatura de su país, y que era el del centro de una red densa de lecturas e interpretaciones que lo consideraban unánimemente uno de los tres o cuatro mejores escritores argentinos del momento; Saer le respondió: “Creo que ha habido mucha gente que ha leído mis libros con interés, me llegan ecos, pero eso no alcanza a definir el lugar de un escritor en una literatura. Quizás sólo se trate de una moda”.

El concepto de ficción. Juan José Saer. Rayo Verde, 2016. 352 páginas. 20 euros

La multiplicación en los últimos años de los ensayos acerca de su obra, su presencia cada vez más visible en las librerías hispanoamericanas y el surgimiento de un puñado de escritores argentinos que parecen escribir “a partir de” su realismo y con su sintaxis particular dan cuenta del hecho de que el autor se equivocaba y de que lo suyo no era una moda, algo que también pone de manifiesto la publicación de Zona Saer, el nuevo ensayo de Beatriz Sarlo. En él, la ensayista argentina regresa a sus temas habituales (Jorge Luis Borges, la constitución de la literatura argentina como proyecto político, la experiencia política revolucionaria de las décadas de 1960 y 1970), pero lo hace procurando presentar a los lectores, al mismo tiempo, una obra. Lo hace, afirma, “tratando de transmitir la felicidad y el asombro que siempre sentí ante la literatura de Saer”; el resultado es una sucesión de impresiones acerca de los personajes del autor, sus desplazamientos, sus influencias, la importancia de la poesía en la conformación de su estilo (a menudo, el autor traducía poesía para “soltar la mano” antes de ponerse a escribir, y la “impronta poética” de sus observaciones, así como la naturaleza poética de su sintaxis son evidentes), la de la comida y la conversación en sus libros, etcétera; de todo ello emerge (y este es tal vez el aspecto más interesante del libro) una visión de Saer como escritor “a la contra”: un autor extemporáneo, que escribía sobre su región sin permitirse ser regionalista (una afirmación que tal vez hubiese requerido por parte de Sarlo una digresión acerca de las diferencias entre una cosa y la otra que la autora, sin embargo, no lleva a cabo); que, pese a vivir durante los últimos 35 años de su vida en Francia, rechazó escribir acerca de otro asunto que su región, que se negó a permitir que su obra fuera inscripta entre unas novelas del boom que ya en 1973 consideraba el resultado de una visión “hueca”, “abstracta y chauvinista”, que produjo novelas que transcurren en el pasado pero abjuró de “la novela histórica”, que escribió deliberadamente desde y sobre la lentitud en tiempos veloces, que procuró discurrir al margen pero se volvió central.

Zona Saer. Beatriz Sarlo. Ediciones Universidad Diego Portales Santiago de Chile, 2016. 120 páginas. 16,50 dólares

No fue “un gran ensayista”, afirma Sarlo; sin embargo, los textos reu­nidos en El concepto de ficción (que coincide en librerías con Zona Saer) parecen contradecirla. Publicados originalmente en 1997 y organizados en un orden cronológico algo perezoso, que ratifica la opinión no muy favorable que Saer tenía de ellos, son extraordinarios. Aquí aparecen reunidos los escritores más admirados por el autor, sus disidencias (en particular con Jorge Luis Borges, como observa Sarlo) y sus entusiasmos (Witold Gombrowicz, Roberto Arlt, James Joyce, el nouveau roman): todo ello recorta un espacio que es el de su obra, el espacio en el que ésta puede ser leída, por fin, por una nueva generación de lectores y revisitada por aquellos para los que es una referencia desde hace décadas.

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