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Una reforma aligera la búsqueda de patrocinio a la Biblioteca Nacional

El Consejo de Ministros aprueba un estatuto que permite las iniciativas culturales en asociación con entidades privadas

Vídeo: P. CASADO / C. POP / T. CONSTENLA

El Consejo de Ministros ha aprobado este viernes un estatuto que permitirá a la Biblioteca Nacional (BNE), como ya ocurre con el Museo del Prado, el Reina Sofía o el Teatro Real y su Fundación, una gestión más autónoma. La BNE dispondrá de herramientas para generar recursos propios y tendrá potestad para decidir cómo emplearlos. La reforma estatutaria permite la búsqueda de patrocinios tanto para sus actividades culturales como para impulsar proyectos de investigación y abre la puerta a la colaboración con entidades privadas.

La directora de la BNE, Ana Santos, explicó que el fin último de esta reforma es “avanzar para seguir siendo el centro neurálgico del hispanismo mundial y conseguir que los tres siglos de cultura española que están ahí conservados sean accesibles para cualquiera y reviertan en la sociedad”.

En marzo de 2015 el Congreso ya había sancionado por consenso la ley con la que la Biblioteca Nacional igualaba sus condiciones con las de las otras instituciones culturales de referencia. Este decreto lo que hace es desarrollar qué cambios concretos van a tener lugar en el organigrama para la toma de decisiones. Uno de ellos se refiere a los procesos y servicios digitales que tendrán una división específica que estará al cargo de que todo el contenido —incluidos los materiales que se elaboran para la página web— esté correctamente digitalizado y archivado y, también, de que sea fácil su acceso. “Hay que servir de ayuda a los docentes de universidades y de enseñanzas medias, e incluso sacarle partido a fondos de música o cocina; compartimos con museos y otras instituciones la responsabilidad de promover el turismo cultural”.

En paralelo a esta división se establece un comité científico para asesorar sobre las innovaciones que permitan amplificar la difusión y visibilidad de los volúmenes que la biblioteca atesora.

“La BNE tiene que ser un centro cultural abierto, que atraiga a niños, jóvenes, a jubilados y no solo a investigadores”, dice Santos. La biblioteca ya tenía programación cultural, exposiciones y talleres pedagógicos impartidos para colegios y otros más lúdicos, que los fines de semana se ofrecen a familias. Ahora el estatuto asigna a una división la tarea de confeccionar esos programas.

Con un presupuesto público que ha pasado de los 47,5 millones en 2010 a los 29,8 el año pasado, otra de las esperanzas es que ahora podrán participar en sociedades o fundaciones cuyos objetivos sean coincidentes con los de la BNE. “No somos un museo, no cobramos entrada y, por tanto, nuestro nivel de captación de ingresos es menor”, dice Santos, que a continuación explica que por ello a lo que aspiran en un futuro cercano es a poder asociarse con cualquier entidad que encuentre una manera —que tendría que aprobar los órganos rectores de la BNE y Hacienda— de sacar beneficios para ambos explotando sus fondos.

Despolitizar

A los órganos rectores de la BNE, compuestos anteriormente por la presidencia (que la ocupa el titular de la cartera de Educación, Cultura y Deportes) y la dirección, elegida mediante un procedimiento abierto y por concurrencia en el que un comité de profesionales evalúa las candidaturas, se suma ahora el Real Patronato. Antes era solo consultivo y ahora pasa a tener poder de decisión. De las 30 personas que lo constituyen, 19 son vocales designados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y, de acuerdo con la ley, elegidos según su idoneidad y su relación y aportaciones previas, a lo largo de su trayectoria profesional, a la BNE.

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