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Los diarios sin motocicleta del nieto del Che

La FIL presenta el primer volumen de las crónicas de viajes de Canek Sánchez Guevara

David Marcial Pérez
Alberto Sánchez, junto a los editores de la obra de su hijo
Alberto Sánchez, junto a los editores de la obra de su hijoUlises Ruiz Basurto

Si el abuelo recorrió América de abajo a arriba en motocicleta, el nieto repitió el viaje pero al contrario: de norte a sur, en autobús, coche y avión. Escribieron, saltaron de país, los dos se dejaron crecer una barba espumosa y murieron antes de tiempo. “Ser el Nieto del Che fue sumamente difícil”, reconoce Canek Sánchez Guevara en un extracto de Diarios sin Motocicleta.

“El título no es una burla. Nunca conoció a su abuelo pero admiraba su valentía por abandonar Cuba para morir por lo que creía. Sí es un juego de palabras y una referencia al libro y la película. Quería criticar los mitos diciendo algo así 'como tu vas a hacia del Revolución y yo vengo”, explicó Alberto Sánchez, durante la presentación mexicana del libro en la Feria del libro de Guadalajara. Publicado por la editorial española Pepitas de Calabaza, será el primero de cuatro volúmenes de crónicas de viajes, diarios y ensayos que Canek fue escribiendo durante cinco años de ruta.

“La infancia es destino”, apuntó Rogelio Villareal, editor de la revista donde fueron apareciendo por secuencias los relatos del autor. La genealogía de Canek es Guevara y también es Sánchez: padre mexicano y guerrillero que secuestró un avión, se exilió en Italia y con la amnistía de Miguel de Madrid, volvió a México. “Nuestro hijo llevó una vida errante y casi clandestina como nosotros”, explicó Sánchez, crítico hoy con el castrismo: “No me considero un converso, sino un progresista convencido de la democracia”.

En La Habana era conocido como El Nieto, con mayúscula

En La Habana Canek era El Nieto, con mayúscula. Vivió siete años en la isla hasta la muerte de su madre, Hilda Guevara Gadea, hija del primer matrimonio del Che con Hilda Gadea, la economista peruana que abrió a su marido los libros de El Capital. Fanático de la lectura, Canek estudió hasta el bachillerato. El resto de su formación fue autodidacta.

Nombre de guerrero maya; abuelos argentino-peruanos; padres mexicano-cubanos. “Siempre viajó con pasaporte mexicano, pero tenía un espíritu internacional”. La infancia es destino.

Antes de Diarios sin Motocicleta, su primera obra póstuma ya sonó fuerte. “Se presentó en la feria de Franckfort y va a ser distribuida en 25 países y en 15 idiomas”, defendió el editor amigo de la familia Jesús Anaya. 33 Revoluciones, publicada por Alfaguara, es “una noveleta de 8 relatos entrelazados sobre vidas en La Habana que se repiten como un disco rayado”, dijo el padre.

“Es un texto corto lleno de personajes entrañables dotados de una gran melancolía que van aferrándose a las pequeñas ilusiones para compensar la perdida de las grandes alegrías”, explicó la editora francesa de la obra, Anne Marie Métailié.

La presentación del libro del nieto del Che ha coincidido con la muerte de Fidel Castro. ¿Qué pensaría Canek? El padre responde: “Él sabía que un régimen como el cubano no acaba con la muerte del Fidel, son procesos lentos. Pero habría celebrado que poco a poco se vaya acercando la democracia”.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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