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Cuentos con humor para digerir la violencia cotidiana

El escritor colombiano Luis Noriega gana el premio de cuento hispanoamericano Gabriel García Márquez con una dotación de más de 90.000 euros

Ana Marcos
El escritor colombiano Luis Noriega.
El escritor colombiano Luis Noriega.CORTESÍA DEL PREMIO HISPANOAMERICANO GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Un grito en una comunidad de vecinos y la inquietud que genera en la rutina de los inquilinos consiguieron que Luis Noriega (Cali, 1972) se convirtiera el pasado noviembre en el primer colombiano en ganar el premio hispanoamericano de cuento Gabriel García Márquez con una dotación de unos 300 millones de pesos (unos 90.000 euros). Razones para desconfiar de sus vecinos (Random House, 2015) es una recopilación de relatos escritos a lo largo de casi 20 años que comenzó a tomar forma hace una década. "Para entonces me di cuenta de que había una serie de motivos comunes: la violencia, la desconfianza, la sensación de impotencia ante circunstancias sobre las que no solo no tenemos control, sino que no acabamos de entender", dice el autor. "Luego aparecieron otras razones: las relaciones familiares, los márgenes de la vida literaria, la crisis de la edad media".

En el camino escribió otras obras: Iménez (2011), Donde mueren los payasos (2013) y Mediocristán es un país tranquilo (2014). "Yo hago el chiste de que me costó tres novelas ganarme el derecho a publicar un libro de cuentos", ha comentado en más de una ocasión. Su experiencia ha hecho de la broma una realidad: "Que el cuento tiene problemas de circulación no es un misterio. Hay un sesgo que privilegia la novela, pero no es solo cuestión de editores sino de todos los actores: el lector, los medios, los autores incluso". Con el galardón en la mano, sus cuentos se han vuelto a imprimir y han recuperado visibilidad. "Supongo que hay que tener en cuenta que antes del premio yo era un autor prácticamente desconocido para el público en general".

El relato que da título al libro, la historia sobre un español desempleado o los fantasmas que persiguen a un escritor que acumula fracasos se tamizan con una variedad de tipos de humor que ha contribuido a que ante un escritor en apariencia desconocido, el lector se acerque al género. "En un extremo, habría cuentos como Cómo perder la fe en los que el humor es básicamente ligero, producto de una mirada desenfada sobre la anécdota que relata, un chiste de suegra, como me dijo alguien. En el otro, estaría El tríptico del Mata y Paga, en el que el humor es más irónico y distante".

Noriega vive en España desde finales de los noventa. La distancia con su país de nacimiento ha hecho que, además del sentido del humor, la violencia y la desconfianza que pueblan sus textos tengan otros colores. "Tengo la impresión de que los cuentos y novelas escritos o concebidos en Colombia eran una especie de pesadillas sin salida". El recelo a lo desconocido que para el autor forma parte de la naturaleza humana cambia en sus cuentos según cambia el contexto. Lo mismo sucede con la crueldad y la furia. "El tipo de violencia cotidiana que aparece en varios de los relatos fue un fenómeno que yo conocí en Colombia, donde no por casualidad la llamamos 'violencia común”. 

De alguna manera y aun con un océano de por medio, la literatura de Noriega retrata esa anécdota que Alberto Manguel, escritor y presidente del jurado del premio, relató antes de desvelar al ganador: "Nos sentimos parte de una narración, como aquellos lectores de un pueblo de la sierra colombiana que se negaron a devolver la Ilíada, uno de los libros prestados por el Biblio-burro, porque como le explicaron a la azorada bibliotecaria: 'Esta es nuestra historia: vivir en medio de guerras incomprensibles, permitidas por dioses dementes y egoístas”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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