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Vargas Llosa: “EL PAÍS representó una revolución de modernidad en España”

El premio Nobel, Juan Luis Cebrián y Antonio Caño dialogan en la Feria de Guadalajara sobre los 40 años de EL PAÍS y los retos de futuro

Jan Martínez Ahrens
De izquierda a derecha, Juan Luis Cebrián, Mario Vargas Llosa y Antonio Caño.
De izquierda a derecha, Juan Luis Cebrián, Mario Vargas Llosa y Antonio Caño.Ulises Ruiz

Pasado y futuro. Las postrimerías del franquismo y el universo fractal de Internet. Ambos mundos se dieron cita en la tarde del domingo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), la FIL. En un diálogo a tres voces, el premio Nobel de Literatura de 2010 Mario Vargas Llosa; el presidente de PRISA, Juan Luis Cebrián, y el director de EL PAÍS, Antonio Caño, revisaron los 40 años del periódico más leído en lengua española y debatieron sobre sus retos en un entorno sometido a vertiginosos cambios.

El escritor Mario Vargas Llosa en la FIL.
El escritor Mario Vargas Llosa en la FIL.U. Ruiz

La crisis del papel, la victoria de Donald Trump en EE UU o el resurgir de los nacionalismos centraron la conversación, pero también la aportación social y cultural hecha por este diario desde su nacimiento. “EL PAÍS representó una revolución de modernidad en España y en el ámbito de la lengua española, hizo de puente con América Latina y sirvió para romper el divorcio entre ambos. Rápidamente, se convirtió en uno de los periódicos más influyentes y respetados del mundo y continúa siéndolo”, afirmó Vargas Llosa.

Rigor, libertad y respeto

El presidente del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, en la FIL.
El presidente del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, en la FIL.U. Ruiz

Cebrián y Vargas Llosa trabajan codo con codo en la Real Academia y comparten una pasión común: EL PAÍS. “Cuando salió en 1976, introdujo la modernidad en un universo anticuado. El periodismo español era arcaico y los diarios estaban pésimamente armados”, explicó el Nobel. “Al llegar a España por primera vez, me sorprendió encontrarme con un periodismo aún peor que el peruano, pero EL PAÍS abrió las puertas a la libertad y se vinculó íntimamente con la Transición”, añadió.

Esa apertura se combinó con un cuidado especial por el mundo de la cultura y una mirada global. “Trajo el resto del mundo a España y lo jerarquizó. En poco tiempo se volvió uno de los más influyentes y respetados del planeta. Y así continúa”, remachó el autor de Conversación en La Catedral.

La capacidad disruptiva del diario tuvo su origen en un equipo muy joven, liderado por Cebrián, entonces con 31 años, y una dirección empresarial, representada por Jesús de Polanco y José Ortega Spottorno, decidida a contribuir a la modernización del país. “Queríamos hacer un periódico que sacara a España del gueto y que defendiera la democracia frente a la cerrazón cultural y la opresión moral”, explicó Cebrián.

El director de EL PAÍS, Antonio Caño.
El director de EL PAÍS, Antonio Caño.U. Ruiz

Cuarenta años después de su salida a la calle, el éxito del diario, que mantiene su absoluta primacía en la prensa española, se enfrenta a nuevos retos. Internet ha supuesto una convulsión histórica y ha puesto en la picota el modelo tradicional del periódico de papel. Pero, como destacó Caño, también representa una oportunidad: “La Red ha permitido multiplicar el número de lectores y los productos de calidad se van abriendo paso”.

El director de EL PAÍS resaltó que la defensa de la línea editorial debe hacerse de forma equilibrada, sin giros bruscos, y alabó el papel de los mecanismos internos de control del periódico, como la Defensora del Lector y el Comité de Redacción. En el plano externo, recordó las dificultades que representa para el periodismo libre la creciente intolerancia en España a las críticas.

“El rigor en la información, la libertad de opinión y el respeto a los lectores. Esos son los valores por los que tenemos que luchar”, concluyó Cebrián.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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