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El arte de esculpir palabras

'Origami' es el último disco de Rapsusklei, un MC zaragozano que ha cocinado su éxito a fuego lento

Isabel Valdés

En la década de los 80, la Base Aérea de Zaragoza tuvo la culpa de que en esa ciudad aragonesa entrase el rap y el hip hop estadounidense. Sonaba algo en la radio, los casettes pasaban de mano en mano, los skates comenzaron a ocupar la calle. En el barrio de La Magdalena, Diego Gil (Zaragoza, 1980) empezó a escuchar las cintas de sus hermanos mayores, se puso a escribir y se colocó una gorra hacia atrás. Tenía nueve años y le atraían los versos, la rima. La poesía.

Ahora, ese Diego es Rapsusklei, un MC con más de 160.000 seguidores en Twitter y más de medio millón en Facebook, con decenas de colaboraciones, tres discos junto a Hazhe y cuatro en solitario, el último, Origami (Eterno Miusik, 2016). “El noble arte de hacer esculturas con el papel, en nuestro caso, el de los raperos, el de esculpir palabras. Además esa palabra me gusta mucho, tiene una fonética bonita”.

Con Origami empieza, en febrero de 2017, una gira por España que continuará en Latinoamérica: “Allí tenemos muchísimos seguidores, el efecto es bastante fuerte, y no solo mediático. Ellos hacen muy buen rap, con buenas voces y buenas letras, estilos distintos. El hip hop hoy en día está en América Latina”. Y apunta a esta músico como base de un movimiento social (“sobre todo en El Salvador, Guatemala y Honduras”) que ayuda a que los jóvenes no entren a formar parte de pandillas: “Y en zonas donde se hablan lenguas nativas, ayuda a que se conserven”.

Diego Rapsusklei.
Diego Rapsusklei.Esteban Starfish

Rapsusklei empezó haciendo rimar historias que tenían que ver con hormigas y abejas, después pasó a hablar del calimocho, luego de su barrio. “Era marginal, duro, uno de esos barrios en los que podría haber vivido El Vaquilla. Había yonkis, putas, delincuencia”. Diego Gil se crio en el bar que sus padres tenían en el barrio de La Magdalena, y él vivía feliz subiéndose a un árbol. “Era muy mal estudiante, muy nerviosa, me costaba atender y en el cole no había mucha motivación. Pero Lenguaje era lo que me gustaba. Acabaron echándome y ya no terminé nada. Me dediqué a escribir”. Y a escuchar a su madre, que era cocinera en aquel bar, y que se pasaba horas y horas hablándole sobre cultura, sobre lo que ocurría en la calle, en las noticias. “Siempre le ha gustado mucho leer”, apunta el MC.

En 1995 llegaron las primeras maquetas vendidas a nivel nacional. “En 2002 llegó el primer disco, La historia más real de vuestras vidas (LP, LAM Records), junto a Hazhe”. Llegaron también los viajes para ir a otras ciudades, las giras, las sesiones de fotos, el hacer y deshacer la mochila, la falta de rutina. Llegó el éxito. Con el tiempo, o eso asegura él. “Es un boom cuando llevas un año o año y medio y tienes cientos de miles de seguidores, yo llevo 25 años rapeando, y espero seguir haciéndolo el resto de mi vida”.

Poco a poco, hasta ahora, cuando deja puesto el vinilo Honey, de Ohio Players, en su tocadiscos, aunque escucha desde flamenco hasta dancehall; ahora que lee de vez en cuando; que nunca sabe cuándo va a ir y cuándo va a volver; que tiene decenas de mails cada mañana; y que cree que la mejor canción, es la que todavía no ha escrito.

Puedes ver la agenda de Rapsusklei para 2017, aquí.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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