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Colombia en fuga perpetua

Felipe Restrepo Pombo debuta en la ficción con una historia de sombras con los dramas de su país como telón de fondo

Pablo de Llano Neira
El periodista y escritor Felipe Restrepo Pombo.
El periodista y escritor Felipe Restrepo Pombo.DAVID RUGELES (REVISTA DINERS)

Por la violencia, por los desplazamientos, por los exilios, por los traumas, Colombia ha sido y seguirá siendo –mientras negocia y renegocia su ruta de curación– un país en fuga. La primera novela del periodista Felipe Restrepo Pombo (Bogotá, 1978) plasma esa característica desde un título sobrio que sintetiza una trama de sombras con mucho de identidad nacional: Formas de evasión (Seix Barral).

Es el relato de un escapista existencial, Víctor Umaña, una mezcla de vagabundo y erudito literario, barbudo, desmejorado, soberano dueño de un abrigo mugriento, de una pila de libros y de un proyecto de vida: huir, huir, huir. Hurgar, hundirse, surgir y volver a huir.

Restrepo Pombo escribe persiguiendo a Umaña por medio de un narrador omnisciente con voz pero sin nombre. Un colombiano que rastrea a otro colombiano por distintos escenarios. Madrid y el barrio de Lavapiés, París y el Jardín de las Tullerías, la Ciudad de México y el Paseo de la Reforma. Y por supuesto, como un río que sale y se repliega, siempre presente, Colombia.

Los males nacionales son un ingrediente sustancial de la novela. Aparecen los narcos y un gran capo que pagaba por cada policía muerto, los militares corruptos, los paramilitares: todas las especies venenosas de la jungla del conflicto colombiano. Y también las víctimas del conflicto, representadas por la historia de Julia, una abogada a la que el riesgo le muerde los tobillos.

Si hay una cosa de la que no se puede, no se quiere fugar la literatura colombiana es la violencia.

“Es cierto que la guerra nos ha marcado desde hace mucho y de una manera muy profunda”, dice Restrepo Pombo. “Pero cómo no: el país ha vivido un conflicto brutal, sangriento y eterno. La guerra está en el inconsciente de todos los escritores pero también de todos los artistas, los ingenieros, los plomeros, los desempleados: me atrevo a decir que está enclavada en la cabeza de todos los colombianos”.

Formas de evasión es también un volcado literario de la experiencia del autor como periodista. Acunado en la revista Cambio bajo la dirección de Gabriel García Márquez y hoy director editorial de Gatopardo, Restrepo Pombo elabora una ficción con posos de sus herramientas mayores de reportero, la crónica, el perfil y el conocimiento de la realidad de su país y de los escenarios familiares de muchos de sus paisanos en fuga por el extranjero.

Es una novela “anclada en la realidad”, dice Restrepo Pombo, y en la que al mismo tiempo, añade, “hay que desconfiar de todo”. Un gran cuento con el drama de un país como telón de fondo e individuos arrojados a problemáticas universales: la huida, la libertad, la opción de ser otro, la memoria y su naturaleza: un guiso de hechos y auto-ficciones.

El lector camina por el imaginario recreado del autor y de su país de la mano de un individuo, el nihilista e impredecible Víctor Umaña, que carga por el mundo sus heridas personales y nacionales apoyado en el bastón filosófico del fatalismo: Beethoven era sordo, Borges perdió la vista y a Rimbaud le amputaron una pierna, con lo que parece que siempre se debe entregar algo para lograr un acierto.

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