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“Ser escultor es hacer poesía y plasmarlo con las manos”

El escultor chileno Mario Irarrázabal responde al carrusel de preguntas de este diario

Rocío Montes
El escultor Mario Irarrázabal.
El escultor Mario Irarrázabal.MUNICIPALIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

Creador de obras como Mano del desierto, en Antofagasta, al norte de Chile, y Mano de Punta del Este,símbolo del balneario uruguayo, Mario Irarrázabal (Santiago de Chile, 1940) es uno de escultores más reconocidos de Latinoamérica. Filósofo, teólogo y con un pasado de sacerdote, el artista es un autor prolífico que trabaja sobre ciertos temas que le resultan esenciales: lo femenino, la pareja, lo mágico de la vida, los derechos humanos, lo religioso. Inspirado en el Chillida-Leku, que reúne en el País Vasco la obra de Eduardo Chillida, el escultor regaló a Chile unas 250 obras de diversas dimensiones para construir en Santiago el primer museo unipersonal al aire libre. Bautizado Parque Museo Humano, abriría sus puertas en 2018.

¿Cuál es la última obra de arte que le hizo reír a carcajadas?

Aunque me río para adentro, la película La once [de Maite Alberdi].

¿Qué obra le cambió la vida?

Stonehenge [en Inglaterra] y la Isla de Pascua [en Chile].

¿Cuál es su rutina diaria para trabajar?

En una fiesta me gustaría sentarme con niñitos chicos y Heidegger

En una fiesta me gustaría sentarme con niñitos chicos y Heidegger

¿Quiénes son sus influencias artísticas?

Influencia directa de Waldemar Otto y la escuela figurativa expresionista alemana. Pero luego son tantos: Giacometti, Manzu, Marinas, Moore, Picasso, Calder, Chillida...

¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?

Con niñitos chicos y Heidegger.

¿Qué significa ser escultor?

Ser poeta y plasmarlo con las manos.

¿Qué obra le ofrecería a un niño para introducirlo en el arte?

Un pato.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

La alta montaña.

Respecto a su trabajo, ¿de qué está más orgulloso?

De la Mano del desierto.

¿Qué obra le hubiese gustado haber creado?

Una que todavía no ha sido creada.

Si pudiera adquirir cualquier escultura, ¿cuál sería?

El arte al final no se adquiere: es para todos.

¿Qué cambiaría de usted mismo?

Todo y nada. Es lo que hay.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Me da pena recordarlo. No todo se puede contar.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

Gozar con la gente.

¿Cuándo fue más feliz?

Cuando nacieron mis hijos.

¿Lo último que compró y le encantó?

Las cosas que me gustan no se compran.

¿La última comida que realmente le sorprendió?

Me importa poco la comida, pero sí el con quién. 

¿El mejor souvenir que ha llevado a casa?

Una roca del desierto, pero luego me arrepentí al verla triste.

¿La última música que descargó?

Vivaldi y Bach.

Si pudiera coleccionar el trabajo de algún artista, ¿de quién sería?

Me gustaría que el arte fuera de todos, como el agua y el aire. 

¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escultor?

A los 28.

¿Primera borrachera?

Nunca.

¿Qué le asusta?

La hipocresía y las enfermedades mentales.

Si pudiera tener un superpoder… ¿Cuál sería?

Hacer feliz a los otros.

¿Un buen fin de semana?

Estar en la naturaleza, teletransportado, sin meterse en atascos.

¿De pequeño quería ser?

Cualquier cosa, pero feliz.

¿Olor preferido?

Olor a tierra después de una lluvia.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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