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ESCENA INTERNACIONAL / BUENOS AIRES

Sin salir de casa

La primera plataforma argentina de teatro digital globaliza la creatividad de los artistas locales

Imagen del curso de formación actoral de Timbre 4.
Imagen del curso de formación actoral de Timbre 4.

Lo llevamos pegado a la piel. “El teatro hace bien”; “El teatro es sexy”; “Ir al teatro es una buena primera salida”, instigan tres de las pegatinas que interpretan el sentir de toda una ciudad. Se regalan en Timbre 4, el sitio que dirige Claudio Tolcachir en el barrio de Boedo, uno de los ejes de la movida escénica de Buenos Aires, que con 200 teatros y 230 salas, entre los circuitos comercial, independiente y oficial, se compara por la efervescencia de sus tablas con Nueva York, París y Londres.

Con la misma imaginación con la que a comienzos de siglo, cuando la crisis económica, corralito mediante, obligó a algunos teatristas a convertir sus salones en escenarios, la creatividad local sorprende hoy con iniciativas para satisfacer la sed de quienes quieren funciones sin salir de casa, gracias al streaming. Teatrix se llama la primera plataforma argentina de teatro digital, que por unos ocho euros mensuales ofrece acceso ilimitado a las 31 obras de su catálogo, que incluye tanto comedias y musicales de la avenida de Corrientes como propuestas del off. Su programación — filmada con cinco cámaras, en alta definición y con puesta cinematográfica— no reemplazará jamás la experiencia del que asiste a una sala. Pero Internet permite globalizar talento y ofrece una opción para quienes por distancia no puedan sumarse a la fiesta.

La primera plataforma argentina de teatro digital globaliza la creatividad de los artistas locales

Con proyectos como ese, un festival internacional bianual —el FIBA—, escuelas, seminarios y encuentros que enriquecen la oferta cultural semanal y novedades como La Noche de los Teatros, que hizo vibrar en septiembre 15 esquinas de la ciudad, de 19.00 a 2.00. Buenos Aires puede decir, como su sitio oficial de turismo, que “respira teatro”. Pero a veces falta el aire. Diego Manso, autor de Todas las cosas del mundo, premio ACE a la mejor obra argentina 2016, pone el dedo en la llaga. “El teatro independiente, que es el grueso del teatro de Buenos Aires, no ha logrado (salvo excepciones) que sus artistas perciban algo parecido a un salario que les permita vivir por encima de la línea de pobreza”, dice. Eso es una deuda; también, que los lugares de poder estén desde hace medio siglo “más o menos en las mismas manos”. Por eso celebra la llegada en 2017 del renovador Alejandro Tantanian a la dirección del Teatro Nacional Cervantes; alguien “capaz de arreciar con los pulgones y, al mismo tiempo, respetuoso de la tradición más profunda”. Reserve primera fila.

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