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Muere Jean-Jacques Perrey, precursor de la música electrónica, a los 87 años

Se convirtió en pionero de la música concreta, desarrollada en la Francia de los cuarenta

Álex Vicente

Incluso quienes juran no haber oído hablar de Jean-Jacques Perrey han escuchado alguna de sus creaciones acústicas. Los sonidos ideados por la turbada mente de este gurú de la electrónica asomaron en Helter Skelter de The Beatles y también al principio del único éxito de Smash Mouth. En un anuncio para el último iPhone y en otro para una pastilla contra el estreñimiento. En las cortinillas musicales de la televisión francesa de los sesenta y en las cabalgatas de los parques de atracciones del imperio Disney. Y en series como Los Simpson o El Chavo del 8, el exitoso programa cómico de Televisa, contra el que ganaría un proceso millonario por utilizar sus temas sin su permiso. Perrey falleció el pasado viernes a los 87 años en su residencia de Lausana, a causa de complicaciones derivadas de un cáncer de pulmón.

Perrey fue uno de los pioneros de la llamada música concreta, desarrollada en la Francia de los cuarenta, que manipulaba sonidos grabados sobre cinta magnética. “Inventé un nuevo proceso para generar ritmos usando los sonidos de la música concreta, como máquinas, sonidos de animales y el zumbido de los insectos. Una vez grabados, los amasaba, los cortaba, les ponía filtros para que sonaran al revés o a doble velocidad, hasta que se volvían prácticamente inidentificables”, explicó Perrey en la biografía publicada en su web. El compositor empezó a indagar en la composición electrónica en 1952, mucho antes de la comercialización, a finales de los sesenta, del sintetizador Moog, del que también fue uno de los primeros usuarios.

Nacido en Amiens en 1929, Perrey estudió Medicina y trabajó ocasionalmente como acordeonista. Fue al conocer a Georges Jenny, inventor del ondioline, un teclado electrónico capaz de imitar el sonido de otros instrumentos, cuando su vida dio un vuelco. Se convirtió en representante del instrumento en Europa y Estados Unidos, acompañando a Charles Trenet y a Django Reinhardt en sus giras, donde deleitaba al público con su instrumento. Siguiendo los consejos de Jean Cocteau, Perrey se instaló en Nueva York en 1960, donde presentó ese peculiar sintetizador, inventado en la morgue de un sanatorio francés, en distintos programas televisivos. Unos meses más tarde, el instrumento hacía su entrada en el mainstream, al sonar en la banda sonora de Espartaco.

En paralelo, Perrey desarrollaba una investigación menos anecdótica. Junto al productor Caroll Bratman, que le abrió las puertas de su selecto estudio, pudo trabajar en los álbumes de su periodo estadounidense, el más interesante y fructífero. Antes, Perrey ya había registrado en la Francia de 1957 un disco de debut, Prélude au sommeil, destinado a los pacientes de hospitales con problemas de insomnio. “Durante mis estudios de Medicina, conocí a un psicólogo y psiquiatra que me explicó que el sonido tenía una influencia positiva o negativa sobre el ser humano”, explicó en un documental de 2008, donde invitados como el compositor Angelo Badalamenti, el cineasta Michel Gondry (nieto de otro pionero de la electrónica francesa, Constant Martin) o la banda Air confirmaban la influencia del compositor en su trabajo.

Perrey trabajó durante años junto a Gershon Kingsley, protegido de John Cage y posterior compositor de Popcorn, título mítico del synthpop instrumental. Bajo el auspicio del sello Vanguard Records, ambos firmaron álbumes como Kaleidoscopic Vibrations, donde estaba Baroque Hoedown, que después sería utilizada por Disney en sus parques de atracciones, además de versionar grandes éxitos como Moon River o la banda sonora de Los paraguas de Cherburgo. Fueron las primeras composiciones electrónicas dirigidas al gran público, más allá del círculo de la vanguardia o de la investigación musicológica, aunque también abrirían la puerta a géneros denostados como el lounge o la música de ascensor.

Ignorada durante décadas, su electrónica lúcida y jovial resurgió durante la moda easy listening de los noventa, cuando también fue homenajeado por Beastie Boys y sampleado por artistas de hip hop como Gang Starr, House of Pain, Dr. Dre y A Tribe Called Quest. En 1997, el británico Fatboy Slim propuso un remix de uno de sus temas de los setenta, E.V.A., puro groove futurista que le reportó una renovada gloria. Fue entonces, a los 68 años, cuando Perrey interrumpió su jubilación para ponerse a trabajar en nuevos proyectos junto al francés David Chazam o el estadounidense Dana Countryman.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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