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¿Necesita la cultura un ministerio?

El mundo de las artes se debate entre la indignacion y la comprensión ante la decisión de Rajoy

Borja Hermoso
Fachada del edificio del Ministerio de Cultura, en la Plaza del Rey de Madrid.
Fachada del edificio del Ministerio de Cultura, en la Plaza del Rey de Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ

Son numerosas las voces en España que desde el mundo del cine, el libro, el arte, el teatro y la música, tanto desde el ámbito gestor como desde el creativo, se han elevado ya para lamentar la decisión de Mariano Rajoy de no crear un Ministerio de Cultura específico. Tampoco faltan las opiniones que apuntan a que la existencia o no de un ministerio ad hoces intrascendente, ya que lo importante son las personas y su capacidad de gestión y no el hecho de si hay un ministerio de Cultura o una secretaría de Estado.

Uno de los que con mayor indignación se expresan en este asunto es el escritor Javier Cercas: “Que no haya un Ministerio de Cultura es la expresión elocuente de que la cultura no cuenta para nada, del tradicional desprecio que ha sentido por ella la clase dirigente española, y en particular la derecha. Si es considerada como un capricho, estamos condenados a ser un país de cuarta, que es lo que somos ahora”. Cercas insiste no solo en el factor creativo y lúdico de la cultura, sino también en el económico: “La principal riqueza que tiene este país se llama el español… pero increíblemente nuestra clase dirigente todavía no se ha enterado”.

Todavía más enfadado está su colega Juan Marsé. El autor de Si te dicen que caí o Ronda del Guinardò no se muerde la lengua, como es tradición en él: “Esto no me extraña nada. Un gobierno que no cuenta con un Ministerio de Cultura no me merece el menor respeto. Y además le dan más atribuciones a este inútil de ministro de Educación que teníamos. ¿Tiene algún proyecto? ¿Dónde lo tiene escondido?”.

“Anomalía vergonzosa”

El ministro plenipotenciario

Una vez más, el Partido Popular que sustenta el poder del Gobierno opta por prescindir de un Ministerio de Cultura como tal y continuará diluyendo la política cultural en la tríada Educación, Cultura y Deporte. La última ministra de Cultura, sin más apellidos, fue Ángeles González Sinde, entre 2008 y 2011 durante el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

En el entorno europeo, países como Francia, Italia o Portugal contaron desde siempre con ministerio propio y otros, como Bélgica, Alemania o Reino Unido (donde la política cultural depende de los Consejos de las Artes de Inglaterra, Escocia y Gales) tienen ministerios integrados de Educación, Cultura y Deporte e incluso Atención a la Infancia. En Latinoamérica, la inmensa mayoría de los gobiernos trabajan con un ministerio de cultura específico, mientras que Estados Unidos no cuenta con él.

Los numerosos y delicados asuntos pendientes darán trabajo a un plenipotenciario Íñigo Méndez de Vigo que bastante tendrá con las controversias habituales en torno a la educación. Por si fuera poco, ahora será también portavoz del Gobierno, puesto de evidente desgaste personal. Ese es el contexto ante una hipotética respuesta a la pregunta que muchos agentes, gestores y creadores se hacen de un tiempo a esta parte: ¿Es la cultura en España una necesidad o un capricho?

En parecidos términos incide Andreu Buenafuente. El conductor del espacio Late Motiv en la cadena #0 explica: “Esto es solo una consecuencia lógica del tratamiento que el Partido Popular le ha dado a la cultura en los últimos años… para ellos no es una prioridad. Y me parece una anomalía vergonzosa”.

Para César Antonio Molina, exministro de Cultura con el Gobierno socialista y actual director de La Casa del Lector, era necesario un ministerio específico: “Porque, en el mundo, por lo que se nos conoce es por nuestra cultura. Porque representa también a quinientos millones de personas que hablan nuestra lengua común. Porque debemos liderar el mundo iberoamericano. Porque en Bruselas la autoridad de un ministro es mayor que la de un secretario de Estado. Porque un ministro tiene más peso en el Consejo de Ministros y ante el ministro de Hacienda (con el que siempre tendrá que “pelearse”) que en un ministerio compartido. Porque el ministro de Cultura representa a más de un millón de personas que viven de nuestra industria cultural”.

La editora Blanca Rosa Roca se muestra también absolutamente decepcionada: “Rajoy ha hecho un gobierno potente para sus intereses… y la cultura no está entre ellos. En el Consejo de Ministros es necesario que haya alguien que sepa no solo lo que es la creación sino también la industria cultural y su gestión. Alguien capaz de tratar el tema del IVA cultural, que es una barbaridad. Pero no les interesa la cultura, ni intelectual ni socialmente”.

Desde el mundo del cine español, el distribuidor Adolfo Blanco, de A Contracorriente Films, se muestra un tanto desconcertado: “Conceptualmente la idea de gestionar las dos áreas en conjunto no me parece mala, como también me parecería bien meter en ese ministerio todo lo relacionado con las televisiones y que de ella dependa RTVE... Otra cosa es cómo se gestionen competencias tan amplias e importantes y no parece que los resultados de los últimos años avalen la decisión tomada en su día de unir Educación y Cultura bajo el mismo paraguas, más bien al contrario”.

“Lo importante, la actitud”

Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, se muestra convencido de que la existencia de un ministerio específico para la cultura no es lo trascendental. “Lo importante es la actitud y la capacidad de gestión de las personas y yo tengo que decir que con Méndez de Vigo estamos contentos, porque desde el Museo del Prado estamos trabajando muy bien con él desde el principio”.

El director artístico del Teatro Real y exdirector del Liceo, Joan Matabosch, expresa su claro apoyo a la figura de Íñigo Méndez de Vigo y resta importancia a que Rajoy no haya optado por un Ministerio de Cultura: “Nunca he visto a un ministro tan interesado por la cultura como Méndez de Vigo, que está en todos los estrenos de teatro y de ópera, en todas las exposiciones… Lo esencial es tener una persona así, que entienda y le interese el tema de la cultura, no tanto el hecho de tener en un ministerio a alguien a quien solo le interese la cultura para escalar y marcar puntos para acceder a otro ministerio”.

Y Pablo Berástegui, director general de la capitalidad cultural de San Sebastián 2016, prefiere centrarse en los hechos: "Creo que, si bien sería deseable como símbolo contar con un Ministerio específico para la Cultura, lo que en verdad muestra el compromiso de un Gobierno con la cultura son las medidas concretas que se implementen. Al final, considero que son más importantes las políticas y los presupuestos que se asignen para su promoción que el lugar o el nombre de la cartera desde la que se deciden".

No opina así el rapero Arkano, que el pasado sábado y a sus 22 años superó el récord Guinness de improvisación rimada, tras actuar durante 24 horas en la Puerta del Sol de Madrid: “Que no haya un Ministerio de Cultura propio es un símbolo de cómo este Gobierno ha tratado la cultura en estos años. Estamos empezando ya casi a debatir sobre si la cultura es necesaria o un capricho, porque a algunas instancias del poder no les interesa que la gente sea avispada y piense… Yo les pido que apoyen a la cultura, y sobre todo a la gente que empieza y se quiere dedicar a esto, y que rebajen el IVA cultural”.

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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