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“No creo en la escritura como terapia”

Marina Perezagua gana el Premio Sor Juana Inés de la Cruz otorgado por la FIL

Andrea Aguilar
Marina Perezagua, retratada en Madrid.
Marina Perezagua, retratada en Madrid. Kike Para

Cruzar el Estrecho de Gibraltar a nado ha sido un reto más para Marina Perezagua (Sevilla, 1978), y a su juicio ni siquiera figura entre los más complicados de cuantos se ha marcado esta joven autora. Escribir dos novelas en dos años, sobrevivir en Tokio y Nueva York, impartir clases en cuatro Universidades distintas y trabajar simultáneamente en un doctorado, eso sí que la llevó al límite, confesaba el pasado septiembre en una terraza del barrio de Chamberí ajetreada en plena promoción de sus libros.

Ayer su primera novela Yoro, publicada en 2015 tras dos volúmenes de cuentos previos, recibió el 24º premio Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria del Libro (FIL) de Guadalajara a una escritora en lengua española. El libro, recibido con entusiasmo por la crítica, la colocó de lleno en la lista de grandes promesas, un augurio que se ha visto confirmado en México con este galardón, dotado con 9.000 euros. Situada en Japón, Yoro, permitió a Perezagua retomar una conexión que, de algún modo, llevaba dentro. Su padre es de Lora del Río el pueblo sevillano al que llegó una expedición de japoneses en el siglo XVII y ella tuvo una pareja japonesa durante cinco años. “La vida en Tokio me resultó mucho más dura que en Nueva York. Con Yoro asenté lo que había vivido”, explicaba. La protagonista de esta obra es H un personaje destrozado por la bomba de Hiroshima que busca a la niña Yoro del título y confiesa en las primeras páginas que ha cometido un crimen. “El libro es puro testimonio”, enfatizaba la autora.

De la intensidad de ese relato compacto y potente, Perezagua saltó a un proyecto que la permitiera “tratar la risa y el humor”, y se tiró de cabeza a trasladar las aventuras del hidalgo Manchego de Cervantes y su escudero por la isla de Manhattan y por Queens. “Había leído el Quijote seis o siete veces y pensé que sería divertido mezclar su historia con una adaptación de la Biblia a los tiempos modernos. Así que decidí utilizar la Biblia en lugar de los libros de caballerías”. La lectura del libro sagrado es lo que trastorna al Don Quijote de Perezagua, un personaje idealista como su original pero aún más excéntrico y chocante si cabe, vestido como va del personaje C-3P0 de La Guerra de las Galaxias. En dos meses y medio tenía listo el manuscrito. “Quería trasladar el sentimiento de extrañamiento del libro de Cervantes, ese sentimiento de que no pertenece. Y también quería relajarme así que me fui dejando llevar, metí mucho diálogo y no pensé demasiado las cosas que quería hacer”.

Un lugar de locos

La escritora, que ahora vive en Queens y ha dejado de impartir clases, aprecia un nuevo punto de vista, lo que ella llama “narrar desde fuera de Manhattan”. Define su ciudad de adopción como un lugar de locos — “literal y figuradamente”—, que conduce a un alto nivel de ansiedad, quizá también de esfuerzos y logros. Allí en la New York University cursó el programa de posgrado de escritura creativa e impartió clases. “En Nueva York te encuentras lo mejor y lo peor de mucha gente. Tengo una gran fe en la ciudad”.

Por extraño que parezca hay algo que conecta esta parodia con el dramatismo de Yoro, y es que a Perezagua la interesa “narrar a través de una mirada”, ya sea trágica o cómica la historia. “Yoro es puro testimonio. Mi objetivo con lo que escribo es siempre dar vida a los personajes, que estén vivos”.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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