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Allen Ginsberg: “El rock es la poesía moderna”

El autor y el 50º aniversario de la generación 'beat'

Allen Ginsberg, en 1992.
Allen Ginsberg, en 1992.Frans Schellekens (GETTY)

Allen Ginsberg es un conversador infatigable que continúa tan lúcido y critico con la sociedad como cuando en 1955 recitó por primera vez su poema Howl (Aullido), después de haber vencido en los tribunales los obstáculos de la censura norteamericana: "He visto cómo se destruían las mejores mentes de mi generación...". La voz sobria y calma de este hombre es la misma que dio nombre, junto a Jack Kerouac, William Burroughs, Gregory Corso y otros, a la generación beat, que planteaba tanto un despertar espiritual como la transformación de la sociedad norteamericana, fascinada en esa época con la idea delirante de una América imperial y todopoderosa. Su obra poética, una de las más importantes de la segunda parte del siglo XX, ha tenido una influencia capital en el desarrollo de la poesía moderna y en la conciencia de la sociedad con libros como Howl, Kaddish, Planet News, Reality sandwiches o Mind Breaths.

Ginsberg continúa trabajando infatigablemente con una energía asombrosa en los problemas sociales que le han atormentado desde los años cincuenta, que lo catapultaron al liderazgo del movimiento hippy de los sesenta, y que ahora sigue denunciando: es un activista incansable en defensa de la libertades civiles, los derechos gays, la igualdad social, el budismo y la poesía, y un críticos permanente del Gobierno que ha estado en la lista de personas peligrosas del FBI. "El planeta puede estar condenado a sufrir la ruptura permanente de su sistema inmunológico, una especie de sida planetario, infligido tanto por el capitalismo como el comunismo. Por eso, la voz individual, y la información que transmite esa voz, es cada vez más importante, y la poesía cumple ese cometido", declaró recientemente.

Ginsberg continúa viviendo en un pequeño apartamento delEast Village de Manhattan, en Nueva York, y con frecuencia da y con frecuencia da recitales en los bares y cafés de la zona, al igual que antes lo hacía cerca de Columbia University con Burroughs y Kerouac. Éste es para Ginsberg un año más, pero su calendario no le da tregua: primero, el estremo de un gran doumental sobre su vida, The life and times of Allen Ginsberg, realizado por Jerry Aronson, y en el que aparecen los activistas políticos y literarios más importantes de Estados Unidos: además de Burroughs y Kerouac en diferentes épocas, Nonnan Abbie Hoffman, Timothy Leary, Bob Dylan, los Beatles, etcétera.

El filme, ordenado cronológicamente por décadas, presenta entrevistas y testimonios, habla de la locura de su madre, la influencia de su padre poeta también y recoge recitales, material original y filmaciones televisivas recopiladas durante diez años de investigación. Ginsberg publicó también un nuevo libro de poemas, Cosmopolitan greetings (Saludos cosmopolitas), en conmemoración del 50° aniversario de la "fundación" de la generación beat. En julio recibirá un tributo nacional en la famosa universidad budista y literaria Naropa Institute, en el que participarán los poetas Amiri Baraka y Meredith Monk, el músico Philip Glass y el pintor Francesco Clemente, entre otros. Francia le ha concedido recientemente la Orden de Caballero de las Artes y Letras, pero él señala entre los logros literarios de su currículo un ficticio "premio a la obscenidad" cuando un tribunal de San Francisco declaró legal, tras gran controversia, su poema Howl. Por si fuera poco, una nueva versión del disco del compositor minimalista Philip Glass Hydrogen jukebox incluye una amplia participación de Ginsberg, y él sacará un nuevo CD: Holly Soul Jelly Roll: poems & songs 1949-1993 y otro libro de fotografía.

Pregunta. ¿Cuál es el papel de la poesía en la sociedad moderna, saturada de información inútil?

"Aunque la gente no quiera reconocerla como poesía clásica, yo estoy seguro de que Bob Dylan estará en las antologías de poesía dentro de cien años"

Respuesta. Yo no creo que la poesía esté perdida en ese mar de información, porque tienes que tener en cuenta que está el rap, Bob Dylan, y los buenos grupos de rock and roll, como los Beatles, y otros nuevos como Sonic Youth, que son poesía moderna. Aunque la gente no quiera reconocerla como poesía clásica, yo estoy seguro de que Bob Dylan estará en las antologías de poesía dentro de cien años. No estoy demasiado familiarizado con las letras de la música latinoamericana, pero recuerdo algunas estupendas en los años cuarenta de Pedro Infante, y Lorca también cantaba. También hay poemas como La cueca larga, de Nicanor Parra. ¿Te acuerdas de ese poema? Voy a cantar ... Yo era ami­go de Violeta y Ángel Parra cuando estuve en Chile en los sesenta.

Voz individual

Pero para responder a tu pregunta: no creo que la poesía esté perdida entre el bombardeo de los medios de comunicación; quizás no se piensa en la canción como poesía, pero las antologías de poesía en inglés recogen canciones de Shakespeare, Campion, Dolan y muchos otros, que en su día no fueron más que canciones, pero cuyas letras son poesía.

La poesía es más importante que nunca porque es la forma más humana de expresión. Es más importante debido a que existe demasiada información, demasiada reproducción mecánica, demasiada televisión y demasiada propaganda gubernamental; por tanto, la poesía es la voz individual que expresa la expeiencia única y excéntrica de un individuo separado y solitario. Y esto ha llevado a un renacimiento de lecturas y depoetry slams (festivales de poesía populares).

-Sí, en el ambiente latino de Nueva York, por ejemplo, está el Nuyorican Poets Café.

- Claro, yo llevo años trabajando con Miguel Algarín, Pedro Pietri [poetas puertorriqueños de Nueva York que escriben en inglés, español y spanglish] y los demás... desde el 75, y siempre ayudo a recaudar fondos para el café y leo ahí un par de veces al año. Algarín está muy interesado en la obra de Burroughs y de Dylan. También estuve con Miguel Piñero (ya fallecido). De los poetas nuyoricans el que más me gusta es Pedro Pietri, porque tiene una especie de genio en la rima y en su carácter. Es un poeta genuino. El primer poema que leí de él fue uno sobre Vietnam y casi me caí de la silla. Ahora tiene un nuevo poema muy largo, con cinco páginas, en una revista llamada Long Shot, que es muy buena y ofrece una mezcla de poetas, fotógrafos, músicos y escritores latinos, negros, judíos, pero que es fuertemente proletaria y multicultural; es una revista excelente.

El concepto de los poetry slams es muy antiguo y aparece prácticamente en todas las culturas: está en las pugnas entre bardos, en los concursos de poemas griegos durante las Olimpiadas; se da también en África. Creo que la gente está dominada por una adicción que es más fuerte que el opio o la heroína y no es diferente del crack, el speed o la fósil. Las consecuencias son similares a las de la cocaína, pero en el cuerpo social: hace que todo sea superrápido y quema las venas y el cuerpo natural. Creo que estamos ante una situación muy difícil con el super crecimiento de la población y la hipertecnología. No importa cuántas verdades se digan:¿cómo vamos a apagar las luces eléctricas que se alimentan de combustible fósil?, ¿cómo vamos a sustituir los automóviles que utilizan combustible fósil, que crea guerras en Irak?, ¿cómo vamos a dejar de utilizar los ascensores que utilizan combustible fósil y queman la capa de ozono y causan lluvia ácida que corroe las narices de las estatuas de Grecia? Todo el mundo está metido en este problema, pero todo el mundo tiene tal dependencia que sería muy complicado encontrar una fuente de energía limpia. Pero ése es el mensaje de toda esta poesía, y que el rock and roll recoge: que todos en este mundo estamos en el mismo bote.

"Propuse llevar a los Beatles a Cuba, pero Haydee Santamaría me dijo que no tenían ideología"

P. ¿No cree que culpa demasiado a la generalidad de la gente cuando son los líderes quienes controlan esos recursos?

R. Los líderes tienen responsabilidad, pero creo que se ha llegado a un punto en el que se trata de avaricia humana básica. Cada persona que enciende la luz eléctrica es un cómplice. Hasta que la gente no esté dispuesta a votar por energía limpia y a imponer elevados impuestos a los combustible fósiles no cambiará nada.

Latinoamérica

P. ¿Qué poetas latinoamericanos le han influenciado?

R. Un poeta a quien releo mucho es Nicanor Parra. Pero, naturalmente, Pablo Neruda, César Vallejo, Vicente Huidobro, Pablo de Rojas. También un poeta peruano, Martín Adán, a quien conocí en Lima y dediqué un poema. Pero el que más me gusta es otro peruano, Carlos Oquendo de Amat, que escribió Cinco metros de poesía. Murió joven, a comienzos de los treinta, en España, y escribió una poesía muy rara, casi dadaísta o surrealista, pero muy conmovedora y tierna. Siempre he buscado una buena traducción de su obra. También me gustan los chilenos Eduardo Anguita, Teófilo Cid, Pablo de Roca y Braulio Arenas, surrealistas, algunos de los cuales conocí cuando estuve en Chile. Viví en casa de Nicanor Parra, y estaba sin un centavo, no tenía dinero para regresar a Estados Unidos, o sea que mequedé allí un tiempo. También he estado en Nicaragua y conozco, por supuesto, a Ernesto Cardenal.

P. ¿Qué poemas le interesan en particular?

R. Mis mayores influencias de poesía hispánica son Poeta en Nueva York, de Lorca, particularmente La oda a Walt Whitman, por ese tipo de estilo surrealista libre, internacional, y el tipo de imágenes mágicas. Y algunos versos en Llanto por Ignacio Sánchez Mejía. Ese lenguaje, esa clase de yuxtaposición me ha influido mucho, y también poemas de Vallejo como Padre polvo. Y de Nicanor Parra, Que despierte el leñador. En mi primera poesía influyeron Neruda y Lorca particularmente. Luego, Vallejo, y en los años sesenta, Parra, por su rápida elegancia.

P. ¿Cuál fue su experiencia en Latinoamérica?

R. En 1960 me invitaron a un festival de poesía interamericana en Perú, y luego me quedé tres meses en Chile. También estuve en Cuba, primero en 1953 y luego en 1965 invitado por Casa de las Américas, pero critiqué a Castro por su denuncia de la Escuela de Teatro y por enviar a los gays a campos de trabajo forzado. Lo critiqué en privado, pero hice demasiadas preguntas; estaba con Nicanor Parra y algunos de los miembros del movimiento nadaísta de Colombia y Vene­zuela, y fui arrestado por la policía y mantenido incomunicado por mis criticas sobre la situación de los gays y la presión estatal marxista.

En aquella época, el Gobierno estaba persiguiendo la santería. Nosotros fuimos a ver un rito como invitados de Casa de las Américas y la policía irrumpió en el lugar y nos dijo que cualquier reunión de más de 13 personas sin notificación pre­via era ilegal. O sea, que probé por mí mismo las perversidades de Castro. Luego me expulsaron. Creo que fui víctima de una pelea entre la tendencia liberal de Casa de las Américas y la facción de extrema derecha, de línea estalinista. Haydee Santamaría, que luego se suicidó, me había invitado originalmente, y no me extraña que se suicidara por la presión que sufrió. Tengo un diario muy amplio de todas las conversaciones de entonces. Como conocía a los Beatles, propuse llevarlos a Cuba, pero Hay­ dee Santamaría dijo que no te­nían ideología. ¡Qué idiotas! Yo pensaba en avanzar la revolución y despertar simpatía en el mundo hacia Cuba. Hubiera sido un gran golpe, y los Beatles estaban más o menos de acuerdo. Pero los cubanos estaban demasiado preocupados con sus propias mentes, sus cabezas se habían separado de sus cuerpos.

Hipocresía

P. ¿Era muy opresivo el ambiente?

R. Sí, y creo que sigue igual. Luego oí que Ernesto Cardenal le preguntó a Castro que por qué me había expulsado, y Fidel le dijo que Cuba seguía la línea soviética respecto a los homose­xuales. ¡Qué idiota! Es un argumento machista que no es revolucionario en absoluto, sino simple terquedad tradicional y egocéntrica.

Igual que aquí (Nueva York) el cardenal John O'Connor (de ascendencia irlandesa), que des­fila con los irlandeses en contra de los gays, mientras que en Irlanda se ha aprobado la legalización de la homosexualidad. Y el cardenal Spellman (agitador político de derechas y predecesor de O'Connor) también era gay, pero ten cuidado con tus lectores católicos. Yo creo que debería haber menos hipocresía en la Iglesia católica con todos los curas que están deteniendo por homosexualidad.

P. ¿Pero qué se puede esperar de la Iglesia católica, que es una institución que se ha mantenido en el poder durante siglos, que ha indoctrinado a generaciones de católicos?

R. Sí, pero lo de Spellman es una cosa sabida. En una entrevista en la revista Vanity Fair me preguntaron qué es lo que menos me gustaba, y yo respondí que el cardenal O'Connor por su hipo­cresía con respecto a los homosexuales. Cítame en eso, por favor. Además de Spellman, J. Edgar Hoover (ex director del FBI y fa­moso derechista responsable por la represión contra los artistas durante la infame caza de bru­jas) también era homosexual.

La relación con Burroughs

Bueno, lo conocí cuando era muy joven, con Kerouac, fuimos a verlo juntos. Teníamos mucha curiosidad porque habíamos oído hablar mucho de él y decidimos investigar quién era esa persona tan interesante. Y resultó ser muy inteligente y muy amistoso, y al final nos dio un montón de libros: uno de ellos era Decadencia de Occidente. Esto era a mediados de los años cuarenta, en el 44 o 45, cuando el gran eslogan de la revista Time era "el Imperio Americano", que iba a durar para siempre, como los mil años de Hitler o algo así; no, la palabra que todo el mundo utilizaba era "el Siglo Americano". Todo el mundo la repetía, incluyendo a la CIA. Y Burroughs va y nos da este libro sobre la decadencia del imperio, con lo que nos dimos cuenta rápidamente de que estaba en algo".

"El libro exponía particularmente el hecho de que la tecnología principal del imperio, después de un tiempo, se vuelve autodestructiva y aburrida, y la gente empieza a moverse hacia el arte, que es más subjetivo y vital que imperios democráticos como los que Egipto o Roma desarro­llaron. También nos dio un li­bro de Celine, Journey into the end of the night, del cual yo nunca había oído hablar, y algo de Blake y Kafka. Y a Kerouac le dio Rimbaud y Cocteau. Me dio la educación que no me daban en Colum­bia University. Luego teníamos viviendo juntos en un apartamento cerca de la calle 115 y Amsterdam Avenue, y Kerouac solía venir cada fin de semana y hacíamos grandes comidas juntos y hablábamos, escribíamos poemas, discutíamos las noticias, salíamos por los cafés. Pero Bill siempre era el más educado e inteligente. Había ido a Har­vard y viajado mucho por Europa y tenía mucha clase y sofisticación, mientras que yo era un chico joven de Nueva Jersey".

"Yo escribía, y Kerouac también, pero Burroughs no, y nosotros empezamos a exhortar a Bill a que escribiera. Finalmente, Kerouac colaboró con él en una novela en 1948. En 1950 Burroughs terminó su novela Junkie, y yo fui su agente porque nadie la quería. La llevé a todas las editoriales, y todas la rechazaron. Y la prosa era verdaderamente interesante. Decía cosas como que los taxistas de Nueva Orleans o México, se me olvida ahora, se orientan por medio de las bocinas como los murciélagos por ondas de sonido".

"En 1953 vino a Nueva York y se quedó en mi apartamento y fuimos también amantes. Después de todos esos años, del 45 al 53, repentinamente se enamoró de mí', no sé por qué', porque yo no era muy guapo que digamos. Pero supongo que era muy simpático. Además, él era mucho mayor que yo (13 años), por lo que no era muy de mi gusto, pero, por otra parte, lo admiraba y lo quería, o sea que intenté satisfacerlo, aunque no lo hice muy bien. Creo que al final me rebelé. Hice lo que pude mien­tras pude. Después él se fue a Tánger y yo a San Francisco, pero mantuvimos una correspondencia muy estrecha".

"En 1957, Kerouac y yo fuimos a Tánger para ayudarlo con El almuerzo desnudo. Bill tenía algunos problemas con el libro, que resolvió finalmente por su cuenta. Kerouac era muy rápido escribiendo a máquina y fue muy útil. Luego vivimos juntos en París en el 57-58 todo un grupo, Gregory Corso, Peter Orlovsky, Bill Burroughs y yo".

"El almuerzo desnudo ya había sido publicado en París por Olympia Press, que se especializaba en libros de Henry Miller, Jean Genet y otros que entonces estaban prohibidos en Estados Unidos. Creo que el libro de Burroughs fue el que finalmente terminó con la censura literaria en América, y yo testifiqué en el juicio. Nos vemos todo el tiempo. El otro día hablé por teléfono con él".

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