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José Álvarez Junco: “Los datos están en una tecla, importan los argumentos” 

Santi Burgos

1. ¿Qué es lo que más ha cambiado en su oficio en 25 años?

A España, en mi oficio, el cambio enorme, descomunal, el que nos sacó de un mundo casi medieval, llegó antes, entre los sesenta, cuando entraron las fotocopiadoras y los microfilms (antes había que tomar notas a mano; yo he copiado libros casi enteros a mano), y los ochenta, con los ordenadores. Desde el noventa para acá, el gran fenómeno ha sido el internet, la revolución en las comunicaciones, en el acceso a la información la posibilidad de entrar en una red que te ofrece datos, incluidos textos enteros de libros o artículos cuya consulta antes requería viajes, entrar en una biblioteca, esperar a que te los sirvieran… Hoy tocas una tecla y accedes a millones de datos sobre cualquier tema. Es decir, que reunir datos ya no tiene mérito. Afortunadamente, porque en Historia había tesis doctorales que eran mera acumulación de datos. Hoy es preciso organizar un argumento coherente, formular una pregunta inteligente, sacar conclusiones. Se ha eliminado el trabajo mecánico y potenciado el creativo. Que es el difícil, pero el interesante.

2. ¿Qué obra, tendencia, autor o autora destacaría de este cuarto de siglo?

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En Historia, las tendencias no son cosa de pocos años. El cambio, a lo largo de un cuarto de siglo, no ha sido espectacular. Seguimos, como en 1991, bajo el predominio de la historia cultural, o político-cultural. Carecemos, desde luego, de un paradigma explicativo global que domine el mundo académico, y funcionamos a partir de paradigmas parciales, muchas veces con conceptos y métodos provenientes de otras ciencias sociales. Lo cual es bueno.

3. ¿Qué o quién parecía prometer y se ha frustrado?

El llamado “giro lingüístico”, quizás, tan en boga hace un cuarto de siglo, que hacía que se llegara a negar la existencia de realidades históricas, porque todo se diluía en discursos. Creo que, de una manera espontánea y sin gran teorización, se ha llegado a un tipo de análisis histórico más “realista”, en el sentido estricto del término.

4. ¿De qué y de quién hablaremos dentro de 25 años?

No lo sé, sinceramente. Se están haciendo libros de historia de gran calidad. Podría citar muchos nombres y temas. Pero no hay uno que destaque de manera indiscutible en el panorama mundial. Ni tampoco hay una tendencia, una escuela, una forma de plantear los problemas, una terminología, que se pueda llamar hegemónica.

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