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FOTOGRAFÍA

La cámara como un arma, Gordon Parks

Una exposición recorre la obra del artista que luchó contra la opresión, el racismo, la violencia y la desigualdad

Sin título, Washington, D.C., 1963
Sin título, Washington, D.C., 1963Gordon Parks /Cortesía The Gordon Parks Foundation

Le gustaba contar que nació muerto. Igual que Picasso. Pero si bien fue el humo del puro de su tío lo que hizo bramar con furia al artista malagueño, sería el hielo de una palangana, donde sumergieron al recién nacido, lo que resucitó al autor americano. “Comencé a gritar, y no he dejado de gritar desde entonces”, recordaba Gordon Parks (Fort Scott, Kansas, 1912- Nueva York, 2006) en el documental Half Past Autumn: The Life and Works of Gordon Park.

Nació en la pobreza, fue el menor de quince hermanos. A los catorce años quedó huérfano de madre. Pronto conoció la injusticia y la rabia en una América segregada. Nunca olvidó a sus compañeros de juegos que murieron atravesados por las balas de la policía, ni a aquella profesora que le recomendó no desperdiciar el dinero de su familia intentando acceder a una educación secundaria; siendo negro estaba destinado a acabar de portero. A ella le dedicó su nombramiento honorario como Doctor en Humanidades por la Universidad de Boston; le indujo a demostrarse a sí mismo y al mundo que la profesora no tenía razón. Llegaría a ser el primer fotógrafo negro de plantilla de la revista Life y el primer cineasta negro en producir y realizar un largometraje de éxito en Hollywood, The Learning Tree, en 1969.

Mujer negra en su habitación, Washington, D.C., 1942
Mujer negra en su habitación, Washington, D.C., 1942Gordon Parks/ Cortesía The Gordon Parks Foundation

Fue después de ver en una revista un reportaje sobre el trabajo de los emigrantes firmado por varios fotógrafos del Farm Security Administration (FSA), cuando se decidió a comprar su primera cámara. Un objeto muy valioso para este joven que se ganaba la vida tocando el piano en un burdel y como mozo de estación. “Me di cuenta de que la cámara podía ser un arma contra la pobreza, contra el racismo, contra todo tipo de males sociales. Entonces supe que tenía que tener una”, recordaba el artista en una entrevista en 1999.

“Cuando llegó a la treintena, Parks ya había topado personalmente con las peores facetas de América. Al final de su vida, había trabajado con algunos de los grandes nombres de la moda, del cine, del deporte y de la política. En medio, buscó sin tregua mediar entre un lado y otro, tender un puente entre las desigualdades que consideraba una amenaza para América”, escribe Peter W. Kunhardt, director ejecutivo de The Gordon Parks Foundation, en I Am You: Selected Works, 1942-1978, monográfico publicado por la editorial Steidl Verlag, que acompaña a la exposición que lleva su mismo nombre y se exhibe en el C/O Berlin.

American Gothic, Washington, D.C., 1942
American Gothic, Washington, D.C., 1942Gordon Parks/ Cortesía The Gordon Parks Foundation

La muestra exhibe 150 imágenes pertenecientes a la colección de la Fundación. Considera su obra fotográfica en conjunto con la que realizó para el mundo del cine, con el propósito de estudiar la identidad del artista. Autodidacta en ambos medios, su talento le llevó también a probar suerte en la música y en la escritura. “Sacaba fotos como un cineasta, componía imágenes como un músico y las ensartaba como poeta, en narrativas que ocuparían volúmenes acerca de sus protagonistas”, señala Kunhardt.

Parks no tardaría en desarrollar un estilo que le convertiría en uno de los fotógrafos más célebres de su época. Rompía estereotipos a la vez que creaba imágenes de gran expresividad que ahondaban en el impacto social y económico del racismo. Fue capaz de mantener su devoción por el realismo documental al tiempo que se permitía hacer evidentes sus propios sentimientos. Como lo demuestra una de sus primeras fotografías, “American Gothic”, destinada a convertirse en una definición de la injusticia social; en la que Ella Watson posó para él con una fregona y una mopa delante de la bandera de los Estados Unidos. La tomó en un estado de indignación, una tarde después de que se le negara el servicio sucesivamente en una tienda, en un restaurante y en un teatro por el mismo motivo; ser negro.

Modelo con pañuelo de institutriz de Lilly Daché, Nueva York,1952
Modelo con pañuelo de institutriz de Lilly Daché, Nueva York,1952Gordon Parks/ Cortesía The Gordon Parks Foundation

Su ojo para los temas humanitarios no le incapacitó para regodearse en la sofisticación de la fotografía de moda, convirtiéndose en un asiduo colaborador de Vogue. “Demostró su capacidad de sacar partido a las modelos y sus ropajes, situándolas dentro de contextos dinámicos, frecuentemente insertados en formas arquitectónicas. El uso del color no solo le sirvió para avivar el color audaz y vivo de la época, sino que le permitió combinaciones más sutiles que revelan el encanto y la sofisticación de las modelos”, señala Felix Hoffmann, comisario de la muestra.

Tanto la exposición como el libro recorren la trayectoria del artista a través de algunos de sus trabajos más señalados. Entre ellos “Harlem Gang Leader”, su primer reportaje, que libre de los estereotipos raciales, fue publicado en 1948 en Life, una revista donde los lectores eran predominantemente blancos. “Parks confiaba en que sacando a la luz la brutalidad de Harlem, podría disipar el peligro que amenazaba a sus residentes. Demuestra sus habilidades multifacéticas en imágenes que combinan elegantemente el movimiento de la calle, con la plasticidad de los ropajes y la imponente desenvoltura de los protagonistas”. Con la publicación de “Flavio”, un reportaje centrado en la vida de un niño enfermo en una favela brasileña, conseguiría que se recaudarán 30,000 dólares para desplazar al niño a un hospital en Denver.

Ingrid Bergman en Stromboli, Stromboli, Italia, 1949
Ingrid Bergman en Stromboli, Stromboli, Italia, 1949Gordon Parks/ Cortesía The Gordon Parks Foundation

Parks fue también conocido por sus reportajes de famosos y políticos, como los que realizó a su idolatrado Duke Ellington, a Alberto Giacometti y a Alexander Calder o el retrato psicológico, tierno y humano, del arrogante Muhammad Ali recién convertido al islam. El artículo fue de gran ayuda para redefinir la imagen del boxeador. También son conocidas las instantáneas que tomó a Ingrid Bergman y a Roberto Rossellini, por requerimiento de la pareja, durante el rodaje de Stromboli. El escándalo por el affaire extra matrimonial de estos se encontraba entonces en su punto más álgido.

La revista Life normalmente le encargaba reportajes que hubiesen supuesto una gran dificultad para un blanco, como el que realizó a los Musulmanes Negros o al partido de las Panteras Negras. Sin embargo, con frecuencia se vio acusado por los negros de trabajar para el opresor blanco, al tiempo que él autor se quejaba de que sus jefes en la revista a veces se cuestionaban su capacidad de ser objetivo.

“En algún sentido soy un pájaro raro”, reconocía el artista en una entrevista con The New York Times en 1997 “. Creo que en gran medida ha dependido de mi determinación de no consentir que la discriminación me impidiese salir adelante”.

 I Am You: Selected Works, 1942-1978. C/O Berlin, Berlín.  Hasta el 4 de diciembre

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