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El pop “rococó” de The Divine Comedy

Neil Hannon habla del clasicismo musical de su grupo con quien actuará el sábado en el Festival BIME de Bilbao

Neil Hannon en un concierto en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), el pasado julio.
Neil Hannon en un concierto en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), el pasado julio.Jordi Vidal (Redferns)

La aparición de The Divine Comedy en la escena pop británica a principios de los noventa ya situó su nombre al margen de cualquier corriente en boga. Nada que ver con el grunge, ni con el shoegazing. Ni rastro de la fusión entre indie, rock y acid iniciada por Primal Scream. Y, por supuesto, nada que ver con el britpop que estaba por llegar. Entre otras cosas porque Neil Hannon, el talento tras The Divine Comedy, es irlandés. Escuetamente vestido de negro, con redondas gafas oscuras, Hannon hacía un pop ajeno a lo que musicalmente ocurría entonces a su alrededor. Más de dos décadas después, sigue ahí, habitando su propio mundo, haciendo una música que bebe a la vez del pop orquestal de los sesenta, el cabaret, los musicales y la chanson. Acompañado por su banda, se podrá escuchar en el festival BIME de Bilbao este sábado. Luego, en febrero en conciertos en Sevilla y Madrid.

“Soy perfeccionista, pero vago, me conformo enseguida con lo que he hecho”

“Sé que muestro mis influencias de una manera muy obvia”, admite Hannon por teléfono desde Irlanda. “Pero también creo que nadie ha mezclado todos esos elementos de la manera en que lo hago yo. No estoy siendo inmodesto, es que no veo a nadie más haciendo algo similar. Y quizá hacen bien en no intentarlo porque es una locura”, dice con una risa.

Así como lleva muy a gala sus influencias, Hannon también exhibe un envidiable sentido del humor, seguramente más que necesario cuando alguien decide construir un mundo artístico al margen de todo lo que gusta al gran público y cautiva a la crítica. Cada vez que aparece un disco con el nombre de The Divine Comedy en la portada no tardan en florecer adjetivos como clásico y barroco. “Yo creo que la cima del barroquismo la alcancé en 1994, cuando publiqué el álbum Promenade, una época en la que las secuencias circulares de acordes de Michael Nyman me atraían mucho. ¡Mucho más que la música barroca! A lo mejor lo que quieren decir los que me siguen tachando de barroco es que soy rococó”, ríe.

Foreverland, el recientemente publicado álbum de The Divine Comedy no es ni una cosa ni la otra, sino otra estilizada mezcla de músicas diversas que únicamente responde a los gustos de su creador. “Me reconozco como hijo del arte de principios del siglo XX. Mis escritores favoritos son E. M. Forster, Evelyn Waugh y F. Scott Fitzgerald. En cuestiones musicales me gustan mucho Maurice Ravel, Ralph Vaughn Williams y Gabriel Fauré. En pintura, los surrealistas, los fauvistas y los simbolistas. En definitiva, arte de una época en la que las estructuras tradicionales se tambaleaban antes de ser completamente desechadas”.

La programación del BIME Live

Los conciertos del BIME Live se celebrarán en el BEC de Barakaldo (Bizkaia) los próximos viernes y sábado. A partir de hoy, se desarrolla además un festival de música independiente asociado al BIME, una cita que reúne en Bilbao a unos 2.000 profesionales de la industria musical internacional. Esta es la programación de recitales:

Viernes 28. PJ Harvey, Suede, The Horrors, Belako, Toundra, Edwyn Collins, Cat's Eyes, Nacho Vegas, Richmond Fontaine, Javiera Mena, Exnovios.

Sábado 29. The Chemical Brothers, Moderat, The Divine Comedy, James Vincent McMorrow, Wild Beasts, Lambchop, TOY, Carlos Sadness, Kevin Garret, Shinova. Perlak.

No obstante, Hannon no está anclado en el pasado. Su música tiene vínculos con estilos previos al pop o de las primeras etapas de este, pero una parte esencial de sus influencias procede del periodo inmediatamente posterior al punk. “Las estructuras y las letras de mis canciones le deben mucho a la era dorada del pop británico, que para mí va de 1978 a 1982, una etapa en la cual surgen nombres como Elvis Costello, Joe Jackson, Squeeze, los grupos de sintetizadores como Soft Cell y muchas más cosas que me enseñaron lo que necesitaba para componer canciones. Ahí tenemos otro periodo clásico, sin duda”.

En Foreverland cultiva ese campo musical propio, tras haber tenido el proyecto de The Divine Comedy seis años en barbecho. “Tenía encargos que atender. Y quería grabar otro álbum sobre críquet con mi amigo Thomas [Walsh, con el que forma The Duckworth Lewis Method, dúo exclusivamente dedicado a hacer discos inspirados en ese deporte]. ¡El mundo necesitaba otro álbum sobre críquet, por supuesto que sí!”.

En el momento de conceder esta entrevista lleva ya dos meses hablando de Foreverland.“Es agotador, me arrepiento de haber hecho este estúpido disco”, dice bromeando una vez más. “Soy un perfeccionista, pero un perfeccionista vago, enseguida me quedo conforme con lo que he hecho. Y ahora aquí estoy otra vez, explicando a The Divine Comedy y por primera vez en mi vida, deseando subir al autobús que me llevará de gira para descansar de todo esto. La última vez que fui me acababa de romper el dedo y no pude tocar la guitarra. Esta vez sí podré hacerlo, ¿no es una gran noticia?”.

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