Sobre hielo
Su clave estética sería la de un moderno álbum de historieta francobelga de aventuras, al servicio de un relato clásico sobre la seducción del descubrimiento
La animación de última hora ha abusado tanto de personajes de expresión histérica, poseídos por un perpetuo baile de San Vito, que una secuencia muy concreta de El techo del mundo destaca no por su espectacularidad, sino por su respeto a la mirada del espectador, algo cada vez más infrecuente: en el interior de un barco, la cámara se pasea por las literas donde los marineros duermen roncando, hasta acercarse a la joven protagonista de esta aventura de alma clásica y trazo sintético. Sasha, adolescente rusa empeñada en rescatar el barco en que viajó su abuelo a la conquista del Polo Norte, se despierta de su sueño después de que un leve ruido ambiental le haya transmitido la información de que la embarcación está atravesando aguas heladas.
EL TECHO DE MUNDO
Dirección. Rémy Chayé.
Animación
Género: aventuras. Francia, 2015
Duración: 81 minutos.
El director de El techo del mundo, Rémy Chayé, asume por primera vez la responsabilidad creativa de un largo, pero entre sus labores previas se cuentan los storyboards de dos trabajos tan sobresalientes como El secreto del libro de Kells (2009) y Kérity, la casa de los cuentos (2009), dos películas que tomaban como referencia estética, respectivamente, a los códices medievales y a la ilustración de libros infantiles, logrando, en ambos casos, una labor de ambientes y diseño de personajes completamente al margen de las estéticas dominantes. En El techo del mundo, la clave estética será la de un moderno álbum de historieta francobelga de aventuras, al servicio de un relato clásico sobre la seducción del descubrimiento y el poder transformador del ideal.