El infierno turco
Baskin es la confirmación de que un buen corto de terror puede ser una vía directa para debutar en el largometraje, con la misma historia, pero hinchada o alargada
BASKIN
Dirección: Can Evrenol.
Intérpretes: Moharren Mayrak, Mehmet Akif Budak, Dadik Bülbül, Elif Dag.
Género: terror. Turquía, 2015.
Duración: 97 minutos.
Precedida por el ruido mediático de su excelente acogida entre buena parte de los fanáticos del cine de terror en festivales especializados como Sitges y Austin, la película turca Baskin, en su llegada a las salas, no va mucho más allá de una curiosidad y de una tendencia: la singularidad de su procedencia, un país en principio alejado de los habituales del género; y la confirmación de que un buen corto de terror puede ser una vía directa para debutar en el largometraje, con la misma historia, pero hinchada o alargada en lugar de desarrollada. Por lo demás, sus cultos satánicos, sus estallidos gore y su atmósfera presuntamente turbia los hemos visto en infinidad de olvidables películas anteriores, incluso con mejor fuelle dramático y narrativo.
Con la fundamental Hellraiser (Clive Barker, 1987) como modelo, Can Evrenol, su joven director, se apunta a la desesperante narrativa de que las situaciones no se concatenen, de que unas no afecten a las otras, como si hubiera ideas malsanas para ciertas secuencias independientes pero se fuera incapaz de dotar al conjunto de un verdadero crescendo argumental, de una idea central homogénea, y se enmascarara todo con un indigesto onirismo mental. Rodada a través de una casi constante steadycam, y con un formalismo convencional, Evrenol solo logra una cierta turbiedad con la presencia de un personaje de físico inquietante, ya en su último tercio, y con una banda sonora de sintetizadores y metrónomo carpenter, que otorga, al menos, un ligero bombeo musical. Lo único recordable de aquella película turca de terror de la que tanto se hablaba.