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Sebastián Castella desoreja en Albacete a un 'montalvo' de vuelta

José Garrido dio otro toque de atención, cortó una oreja y falló con la espada

El diestro francés Sebastián Castella desorejó, tras protagonizar una sensacional faena, al cuarto toro, de la ganadería de Montalvo, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, en el tercer festejo de la feria de la Virgen de los Llanos celebrado en Albacete.

Con tres cuartos de entrada, se lidiaron cinco toros de Montalvo y uno -el primero- de Lozano Hermanos, bien presentados y de dispar juego. El mejor, el cuarto, de nombre ‘Jilguero’, número 24, nacido en octubre de 2011 y de 558 kilos, premiado con la vuelta al ruedo.

Sebastián Castella: seis pinchazos y seis descabellos (silencio tras aviso); estocada (dos orejas).

Miguel Ángel Perera: pinchazo y estocada (ovación); pinchazo, estocada y dos descabellos (ovación).

José Garrido: estocada (oreja); estocada tendida y tres descabellos (silencio tras dos avisos).

Sebastián Castella se las vio y se las deseó con el que abrió plaza, un remiendo de Lozano Hermanos de cortas embestidas y maliciosas intenciones. El francés lo intentó vanamente por los dos pitones, antes de darse un atracón de pinchazos y descabellos.

En el cuarto, en cambio, llegó el momento grande de la tarde, el resurgimiento de un torero que estuvo francamente bien con un ‘montalvo’ también sensacional, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

El torero francés inició la faena con dos ajustados pases cambiados por la espalda para continuar con tandas ligadas, limpias y cadenciosas por los dos pitones. Fue una labor de mucho ritmo e intensidad, y siempre a más. Esta vez si entró la espada hasta los gavilanes, y para Castella fueron las dos orejas de ‘Jilguero’, que así se llamó tan buen toro de la ganadería salmantina.

Perera sorteó un primer toro incierto. Se movía, pero nunca tomaba los engaños con franqueza, y solamente se prestó por el derecho, por donde el extremeño hilvanó un par de tandas de inmaculada ejecución, dentro de un conjunto que no acabó de tomar vuelo, sobre todo por la difícil condición del toro.

El quinto tampoco fue un oponente propicio por su absoluta falta de raza. Perera logró pasajes estimables en el toreo con la derecha, pero sin llegar a calar lo suficiente en los tendidos. Tampoco anduvo acertado con la espada y nuevamente saludó una ovación desde el tercio.

Garrido volvió a dar otro toque de atención, esta vez en la plaza de Albacete. A su primero, con el que brilló en el manejo del percal, lo toreó con mucho aplomo y mando por el pitón derecho, en tandas de notable calado en los tendidos. Manejó con acierto la tizona y para él fue la primera oreja de la tarde.

Salió a por todas Garrido en el sexto, al que inició la faena de rodillas, pero el poco ímpetu y las escasas ganas de colaborar del manso de Montalvo condicionaron una labor malograda también a última hora con la espada.

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