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Las marinas de Aivazovski desatan una tormenta entre Kiev y Moscú

Ucrania acusa a Rusia de violar la Convención de La Haya de protección de bienes culturales por trasladar 38 obras del pintor decimonónico desde su Crimea natal

Una de las obras expuestas en la muestra de Iván Aivazovski.
Una de las obras expuestas en la muestra de Iván Aivazovski.EL PAÍS

Una exposición en Moscú del pintor crimeo Iván Aivazovski (Feodosia, 1817-1900) ha abierto de nuevo la caja de los truenos entre Rusia y Ucrania. La Galería Tretiakov, uno de los principales museos moscovitas, expone desde el 29 de julio unas 200 obras, entre ellas 10 óleos y 28 dibujos del pintor romántico trasladados hasta allí desde su localidad natal, donde se encuentra la pinacoteca dedicada al artista romántico. Un promedio de 5.000 visitantes diarios certifica el éxito de una muestra nacida con polémica. Ucrania ha acusado a Rusia ante distintas instituciones de violar acuerdos internacionales por desplazar obras de arte desde “territorios ocupados”, en alusión a Crimea.

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Kiev ha denunciado a Moscú ante el Consejo Internacional de Museos (ICOM, en sus siglas inglesas) y ha recurrido a la Interpol local y a la fiscalía general. El Gobierno de Petró Poroshenko considera que el Kremlin ha violado la Convención de La Haya de 1954, que pretende proteger los bienes culturales en caso de conflicto armado. Su viceministra de Cultura, Tamara Mazur, sostiene que ese tratado prohíbe desplazar bienes culturales desde territorios ocupados sin el visto bueno del país a los que oficialmente pertenecen. Y tanto Kiev como la ONU no reconocen la legalidad del referéndum que aprobó en marzo de 2014 la reincorporación de Crimea a Rusia y consideran que la península sigue siendo oficialmente territorio ucranio.

Moscú, en cambio, defiende que Crimea es parte de Rusia, para lo que argumenta el Derecho Internacional y, en concreto, el derecho de autodeterminación manifestado en dicho plebiscito. Las relaciones entre ambos países se hallan muy deterioradas, tanto por el caso de Crimea como por el apoyo del Kremlin a los separatistas prorrusos del este de Ucrania, que han proclamado allí las “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk. Kiev acusa a Moscú de agresión directa y sostiene que soldados rusos combaten en esas regiones, lo que el Kremlin niega.

Este ambiente belicista enmarca ahora la exhibición de las famosas marinas de Aivazovski que han desatado la tempestad en Kiev. Las autoridades del país solicitan a la comunidad internacional que “congele su colaboración con las instituciones rusas en la esfera cultural”.

Autorretrato de Iván Aivazovski, 1879.
Autorretrato de Iván Aivazovski, 1879.EL PAÍS

La directora de Programas y Asociaciones del ICOM, France Desmarais, señala a EL PAÍS que, desde el inicio de la crisis con Ucrania, han incrementado “las medidas para proteger la propiedad cultural de la región”, además de alentar al diálogo entre los profesionales de ambas partes. En cuanto a la muestra de Aivazovski, el Consejo espera que las 38 obras regresen a Crimea al final de la exposición (el 20 de noviembre). “Por el momento”, no tienen elementos que indiquen lo contrario.

Apropiación

Algunos especialistas en arte han mostrado su temor por una posible pérdida de las piezas. Es la posición del ucranio Alexéi Rogodchenko, por ejemplo, quien afirma que “los grandes museos del mundo aprovechan cualquier oportunidad para tratar de quedarse con obras de las colecciones pequeñas”. Y prevé que solo regresarán a Crimea 20 o 25 cuadros. El resto, sostiene, se quedarán en Moscú con el pretexto de ser usados en futuras muestras temporales.

La Tretiakov rechaza categóricamente tal contingencia. Su directora, Zelfira Tregulova, sostiene que todas las piezas cedidas regresarán a Feodosia tras la muestra y que algunas obras lo harán en mejores condiciones de las iniciales: 14 dibujos que se encontraban “en un estado catastrófico” han sido restaurados, sostiene. Su subdirectora, Tatiana Kárpova, defiende la legalidad de la antológica. Explica que, según una práctica generalizada, se pusieron de acuerdo con el museo crimeo sin que las autoridades locales pusieran reparos. Kárpova lamentó que la situación creada haya impedido la cesión de otras obras de Aivazovski pertenecientes a las colecciones de museos ucranios.

El maestro ruso de las marinas conquistó al público de la época con sus tormentas y naufragios, con atardeceres y noches de luna. Fue el primer artista extranjero distinguido por Francia con la Legión de Honor, recibió una medalla de oro en París, otra en Roma de manos del papa Gregorio XVI y Turner le dedicó un poema impresionado por varios de sus cuadros.

Testigo privilegiado de su época, vivió guerras y asistió a la inauguración del canal de Suez —fue el primer autor que lo pintó—. Durante la guerra de Crimea (1853-1856), retornó al asediado Sebastopol y organizó una exposición con sus lienzos de batallas navales. Horrorizado por las masacres de armenios bajo el Imperio otomano (1894-96), arrojó al mar las condecoraciones que le había otorgado el sultán turco y pintó sobre esa tragedia.

Su popularidad llegó a la Rusia soviética y solo después de la desintegración de la URSS su trabajo fue tachado de decorativo y comercial.

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