_
_
_
_
_
DISCOS

Empeñada en no ser demasiado grande

Róisín Murphy entrega su cuarto largo en solitario, un disco profundo que va del deep house al pop, pero donde varias canciones pecan de retorcidas

Xavi Sancho
Róisín Murphy, en junio en el Festival de Glastonbury.
Róisín Murphy, en junio en el Festival de Glastonbury.WireImage

En la portada del cuarto y último largo editado por Moloko, el dúo que dio a conocer a Roísin Murphy a mediados de los noventa, aparecía la irlandesa en una playa, con el agua a la altura de la cintura, luciendo una camiseta que le iba grande y llena de lamparones mientras sujetada dos vasos de pinta de cerveza (uno medio lleno, el otro medio vacío) poniendo cara de querer partirle la cabeza a cualquiera que no fuera seguidor de su equipo de fútbol. La banda que había nacido como versión fotogénica de Portishead (Murphy fue modelo) y evolucionó sin querer a banda sonora para atardeceres ibicencos –‘The time is now’ aún suena cuando se pone el sol y los pantalones de lino salen de sus villas con piscina para contemplarlo junto a otros pantalones de lino- se suicidaba a lo grande. Era 2002.

Más de 14 años después, Murphy lanza Take her up to Monto, su cuarto largo en solitario, editado solo un año después de Hairless toys, su celebrado retorno (fue nominado al prestigisoo Mercury Music Prize) tras ocho años sin lanzar música nueva. En título de este nuevo disco hace referencia al barrio rojo de Dublín y en su portada se ve una imagen desenfocada de Murphy vestida de obrera de la construcción. A diferencia de aquel lejano Statues, este largo no es un suicidio estético y comercial, sino la definitiva aceptación de que la irlandesa, quien podría haber sido y debería seguir siendo una estrella del pop electrónico global, ya no tiene ninguna intención de hacer ningún esfuerzo por hacer reclamar ningún trono. Está más cómoda en su balancín: le permite moverse del deep house al pop disonante solo sirviéndose de un pequeño movimiento de espalda. Esto queda claro desde el primer corte, ‘Mastermind’, que contiene cuatro canciones y solo una de ellas se molesta en tener algo parecido a un estribillo. Es una obra de arte en la que la música disco colisiona con el rock progresivo mientras la irlandesa observa complaciente los impensables resultados. Como prácticamente todos los demás cortes de este largo, conjuga el espíritu electrónico juguetón con la constante búsqueda de un sonido que pueda resultar en un principio familiar para pronto convertirse en algo extraño, ajeno, casi incómodo. Esto sucede exactamente en ‘Pretty gardens’, un tema de aires jazz que, en manos de una intérprete con ganas de legar a fin de mes y un productor en busca de un cheque que le permita pagarle la manutención a su ex, podría haber sido un éxito. Pero no lo será. Suceden demasiadas cosas como para poder mantener al público, tanto al de los atardeceres como al de los amaneceres, atento a todo ese follón. ‘Lip service’ hace con la bossanova lo mismo que la anterior canción mentada con el jazz. La retuerce de tal manera que es imposible bailarla y más complicado todavía asociarla a la nostalgia. ‘Romantic comedy’ es una maravilla formada a base de capas de voces, ritmos sincopados y la idea de que solo alguien muy cobarde tendría seis buena ideas y las repartiría en seis temas distintos. Ella las junta todas y mañana será otro día.

Take her to Monto es un álbum en el sentido más clásico del asunto. No solo porque se entiende mejor cuando se escucha del tirón, sino porque para disfrutarlo de verdad hay que ponérselo bastantes veces, darle esa oportunidad que se le otorga solo a los que son muy grandes. O a los que han decidido no serlo.

Róisín Murphy. Take her up to Monto. PIAS Spain

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_