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Feria de Azpeitia

Curro Díaz, otra historia

El jienense firmó una soberbia faena malograda con la espada, y Adame cortó la única oreja

A Curro Díaz le bastaron una docena de muletazos para romper la tarde y penetrar en el alma de todos los aficionados. Un ramillete de pases que quedarán siempre en el recuerdo de quienes tuvieron la suerte de presenciarlos.

En el ruedo estaba el segundo de la tarde, un feo ejemplar de Pedraza que había hecho cosas buenas en los primeros tercios. Curro Díaz inició la faena por bajo con la suavidad de los toreros que tienen algo especial; ya en los medios, dos tandas de derechazos hondos, de mano baja, relajada. ¿La cintura, el compás, el temple, la muñeca? A saber... Hay toreros que mueven las telas con la ventaja que les da el duende de los artistas. No hubo más. Una docena larga de muletazos. Por el izquierdo no llegó el entendimiento y ya la faena no volvió a ser la misma. Falló matando y los trofeos se esfumaron.

El resto de la corrida no tuvo mayor relato. La historia de los toros de Pedraza en Azpeitia está ligada al éxito, por lo que había muchas expectativas puestas en el ganado anunciado. Numerosos autocares de aficionados llegaron a la pequeña localidad vasca desde Francia, San Sebastián y Bilbao entre otros lugares. Pero los astados defraudaron y, salvo los dos primeros, acabaron rajados.

Joselito Adame estuvo muy decidido desde que se presentó con un quite en el segundo de la tarde. En su primero intercaló algunos muletazos de calidad en una labor anodina, pero fue en el que cerró el festejo cuando encontró su mejor dimensión. Sólo pudo ligar una tanda de derechazos antes de que se rajara, y ya en las tablas derrochó saber y firmeza para pasarse al toro muy cerca y conquistar el único trofeo del festejo. De nota había sido el quite por cordobinas anterior a un emocionante tercio de banderillas protagonizado por Miguel Martín y Fernando Sánchez, y de infarto fueron las bernadinas sin estoque que cerraron la faena.

PEDRAZA / RAFAELILLO, DÍAZ, ADAME

Toros de Pedraza de Yeltes, desiguales de presentación y de comportamiento; mansos en la muleta salvo los dos primeros.

Rafaelillo: estocada y dos descabellos (saludos); dos pinchazos y estocada (saludos tras aviso).

Curro Díaz: pinchazo, estocada baja y dos descabellos (vuelta); pinchazo y estocada caída (saludos).

Joselito Adame: pinchazo, estocada y descabello (silencio tras aviso); pinchazo y estocada baja (oreja).

Plaza de Azpeitia. 1 de agosto. Tercera corrida de la feria. Casi lleno. Antes del comienzo del festejo, Luis Uranga, propietario de la ganadería Pedraza de Yeltes, recibió el premio al mejor toro de la Feria de 2015 otorgado por la Comisión Taurina de Azpeitia. En el sexto toro, saludaron Miguel Martín y Fernando Sánchez en banderillas.

Rafaelillo tuvo que pechar con un primer toro bronco con el que no pudo entenderse y sufrió un revolcón sin consecuencias en el cuarto.

Pero el protagonismo fue para Curro Díaz, que lo volvió a intentar en el quinto, al que le recetó de nuevo suavidad en los engaños para robarle muletazos sueltos y con mucho riesgo antes de venirse abajo el de Pedraza. Pareció poco comparado con lo vivido en el segundo.

Hay toreros que poseen algo especial y en apenas dos lances son capaces de obrar la magia de arrebatar al público en un abrir y cerrar de ojos. Lo hizo Curro Díaz en Azpeitia y los aficionados se preguntaban en la salida por la próxima oportunidad para verlo.

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