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Feria de Santander

Destaca la actitud de Ginés Marín ante toros sin poder de Núñez del Cuvillo

Alejandro Talavante cortó una oreja y Morante de la Puebla solo tuvo detalles con el capote

El torero Ginés Marín sale por la puerta grande tras la corrida celebrada en la plaza de Cuatro Caminos de Santander.
El torero Ginés Marín sale por la puerta grande tras la corrida celebrada en la plaza de Cuatro Caminos de Santander.PEDRO PUENTE HOYOS (EFE)

El joven espada Ginés Marín cortó tres orejas y salió a hombros en la Feria de Santander del lote más potable de una corrida mal presentada, sin raza ni clase de Núñez del Cuvillo, en una tarde en la que Alejandro Talavante obtuvo un trofeo, y Morante de la Puebla se fue de vacío.

Con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo, el segundo como sobrero, de presentación muy pobre, sin poder ni clase.
José Antonio Morante de la Puebla, silencio y silencio.
Alejandro Talavante, ovación tras leve petición y oreja.
Ginés Marín, oreja y dos orejas.

La voluntad y la actitud le valieron a Ginés Marín para abrir la puerta grande de la Plaza de Cuatro Caminos. La clave de su triunfo estuvo en el sexto, un toro manso que apenas fue picado y que se movió mucho en el último tercio. Un quite por chicuelinas y una media verónica muy cadenciosa fueron el primer toque de atención.

La faena de muleta se desarrolló en todos los terrenos, señal de que no hubo un mando pleno sobre el animal. Por momentos, Marín hizo fluir el toreo bueno en las tandas de derechazos iniciales, ligados, con la figura asentada. Por el pitón izquierdo, sin embargo, el toro lo desbordó. Los muletazos surgieron desiguales y en permanente lucha contra la tendencia a la huida del mansote. Un espadazo con derrame liberó las ansias triunfalistas del público que pidió las dos orejas, a lo que accedió el presidente con un exceso de generosidad.

Marín ya atrapó la atención desde el saludo por verónicas con ambas rodillas en tierras al jabonero que hizo tercero, bajo y chico, y que tras el inicio muletero, nuevamente de rodillas, prácticamente se apagó. Marín trató de empujarlo con la muleta por delante, pero la res echaba el freno en el segundo muletazo de cada tanda. Lo pinchó atracándose de toro y lo mató luego bien. Oreja a la voluntad.

El jabonero quinto fue potable y de escasa duración. Empujó bien en varas. Se le midió el castigo. Talavante inició su labor con un cambio de mano por el pitón izquierdo que duró una eternidad. Cuando se vino a menos el astado, se metió entre los pitones como única opción. Al final, recordó al Paco Ojeda más carismático en muletazos ejecutados a milímetros de los pitones. Fue una labor valiente y temeraria por momentos. Cobró una estocada entera un punto desprendida y paseó una oreja.

El segundo se lesionó tras hundir el pitón izquierdo en la arena y el presidente lo devolvió a los corrales. Salió en su lugar un sobrero del mismo hierro titular, bien armado. Talavante soportó dos coladas escalofriantes en el recibo a la verónica. No era uniforme la embestida, siempre a topetazos, sin clase ni entrega por el izquierdo y colándose descaradamente por el derecho.

El extremeño se puso por ambos lados y logró cuatro naturales a pies juntos rematados con un molinete invertido ligados, hondos y con ritmo. Además, se entregó en la suerte suprema, que ejecutó muy despacio.

Morante no tuvo toros. El primero fue mansote, apretó para adentro y de pocas fuerzas. Tras una lidia muy desordenada en los primeros tercios y un puyazo excesivo, se defendió, sin ritmo y perdió las manos cuando le exigió. El cuarto era precioso de lámina y se dejó la fuerza en un puyazo en el que recargó con la cara abajo. El de La Puebla del Río sólo pudo arrancar destellos en las chicuelinas del quite.

Armendáriz y Bautista triunfan en Tudela

El rejoneador Roberto Armendáriz y el diestro francés Juan Bautista, con dos orejas cada uno, salieron a hombros en la localidad navarra de Tudela, en el primer festejo de su feria taurina de Santiago y Santa Ana.

Con algo más de media entrada, se lidiaron seis toros de Las Monjas, de dispar comportamiento. Destacó el tercero.

El rejoneador Roberto Armendáriz, ovación y dos orejas.

Juan José Padilla, oreja y ovación tras aviso.

Juan Bautista, que sustituía a Manuel Díaz El Cordobés, dos orejas y silencio.

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