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Feria de Julio de Valencia

Apoteosis de Roca Rey, en racha, versátil, luminoso y caído en gracia

Exhibición del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, que perdió los trofeos por la espada

Roca Rey sale por la puerta grande de la plaza de Valencia.
Roca Rey sale por la puerta grande de la plaza de Valencia.B. A. (EFE)

Antes de romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Víctor Barrio. Una voz anónima gritó ‘viva la tauromaquia’, y se rompió el silencio con una atronadora ovación de la plaza entera. Y salió el toro.

Y la tragedia rondó de nuevo. Una angustiosa cogida sufrió Roca Rey al entrar a matar a su primero. Dejó un pinchazo y el toro lo prendió por el pecho, sin soltarlo, y lo suspendió durante unos dramáticos segundos. Esta vez el milagro se produjo. Ileso salió del trance. Este toro de El Pilar, de bajo trapío, salió de fábrica ya con las fuerzas justas. Aguantó como pudo, aunque siempre con un recorrido muy medido. Lo que más llegó a la gente de la faena de Roca fue la parte final: lo accesorio. Los parones, los arabescos, los circulares invertidos, los cambios por la espalda, y la arrucina, que ya entra en cualquier plan de faena. Antes de eso no hubo gran acople. Le costaba al toro, y tampoco Roca Rey encontró una línea de seguridad. Tras el pinchazo y la dramática cogida, llegó una entera que desató el entusiasmo.

El sexto fue un buen toro, sobre todo por el pitón izquierdo. Roca Rey lo aprovechó por ese lado, por donde cargó lo fundamental de la faena. Salieron series bellas de naturales, unas con más continuidad que otras, pero con el toro embebido en los vuelos de la franela. A las medias embestidas del toro de El Pilar por la derecha respondió Roca Rey con más entusiasmo que mando. Pero siempre con una superioridad aplastante. Otra labor versátil. Luminosa. Esta vez, la traca final fueron varios muletazos cambiando de mano sin la espada en la mano, en los adentros, con el toro ya abandonado a su suerte. La espada quedó algo desprendida, pero de nuevo el público explotó de gozo. El premio de las dos orejas pareció excesivo, pero este torero ha caído en gracia en Valencia.

El primero de rejoneo no estuvo por la labor hasta que Hermoso logró meterlo en cintura. Noble, con el son clásico de los “murubes”, pero sin una entrega total. Salió Hermoso con ‘Napoleón’ en las farpas; dos de ejecución y colocación impecables. Luego, en banderillas, con ‘Disparate’ y ‘Pirata’, en un prodigio de monta y toreo a caballo, aunque el toro nunca acabó por rendirse. De nuevo, la colocación y ejecución fueron magníficas. Un pinchazo y un certero rejonazo dieron en la arena con el toro.

CAPEA, LORENZO, PILAR/ HERMOSO; MANZANARES, ROCA

Dos toros para rejoneo de Capea y Carmen Lorenzo y cuatro para lidia ordinaria de El Pilar, desiguales de presencia. Segundo y sexto, de considerable trapío. Justos los otros dos. Manejables y con las fuerzas justas.

Pablo Hermoso de Mendoza: pinchazo y entera sin puntilla (saludos); media, cuatro pinchazos y dos descabellos (saludos).

José María Manzanares: media estocada (palmas); media algo contraria _dos avisos_ (saludos).

Andrés Roca Rey: pinchazo y estocada (oreja); estocada algo desprendida _aviso_ (dos orejas).

Plaza de Valencia. 22 de julio. Segunda corrida de Feria. Prácticamente lleno.

De mejor nota fue el cuarto, también de excelente son, pero con mayor entrega. Hermoso regaló otra demostración de monta, con quiebros, cabriolas, cambiando de costado sobre la marcha, un recital. Con las farpas brilló con ‘Ágora’, y en banderillas con ‘Beluga’, ‘Donateli’ y ‘Pirata’. Con este último cerró el tercio de banderillas con un par de las cortas a dos manos. Pero la exhibición se derrumbó a la hora de matar, y tan incontestable actuación quedó reducida a una ovación.

El primero de Manzanares salió tocado del ala tras las dos varas recibidas. Se dejó el imponente toro de El Pilar, pero el de turno se pasó de castigo. En banderillas esperó en última instancia y quedó marcado para los restos por sus medidas fuerzas. Perdió varias veces el equilibrio y Manzanares, siempre sobre la derecha, no pasó de intentos. Sin una sola serie rematada. Por la izquierda, el toro se quedó corto, buscó y el torero desistió. La faena acabó algo pesada, aunque Manzanares, sobre la derecha, robó medios muletazos que no llegaron a la gente.

Muy irregular Manzanares con el quinto. Toro que tomó la muleta con aire cansino. Por la derecha nunca hubo acuerdo mutuo; algún muletazo suelto, pero más al aire del toro que con mando en plaza. Por el lado izquierdo, tres naturales sueltos. Templados y con clase. Nada más. Supo a poco. Cambiada de mano la muleta, la faena nunca encontró vuelo. Con el toro al paso, con andares de resignación, el final de esa labor resultó borrosa.

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