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CÁMARA OCULTA
Columna
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No es cuestión de edad

Julie Delpy, que hoy estrena en España su última película, se queja, como tantas otras actrices y directoras, de las dificultades que tienen para hacer cine una vez cumplidos los cuarenta años, algo que ella superó hace ya varios. Cree que nació con una década de adelanto porque a las jóvenes directoras de hoy les es más fácil hacer sus películas. Eso dice ella, pero lo cierto es que las aspirantes de hoy se quejan de que el mundillo del cine es un ente copado en el que es costoso abrir una brecha para colarse. En definitiva, ninguna está contenta.

Hace unos días se publicaba una relación de directores españoles ya maduros a los que también les cuesta mucho llevar a buen puerto los intentos de nuevas películas, incluido el siempre incombustible y admirable Carlos Saura, que tiene aparcado desde hace años su proyecto sobre el Guernica de Picasso, viejo sueño a su vez del productor Elías Querejeta que murió sin poder verlo realizado. Lo que Querejeta sí logró, no sin dificultades, fue que se hiciera por fin La conspiración, sobre la preparación por parte del general Mola del golpe militar que provocó la guerra civil. La dirigió Pedro Olea en 2012, y desde entonces sigue prohibida por Televisión Española, su coproductora. Ni siquiera estos días en que se han conmemorado los 80 años del inicio de la guerra la han sacado a la luz y ello a pesar de que esa misma televisión está desenterrando del olvido en Historia de nuestro cine algunas notables películas españolas (y otras no tanto) sobre la guerra.

Otro director maduro, Imanol Uribe, tiene estancada desde hace un año su última película, Lejos del mar, que habla de la tórrida historia de amor entre un ex etarra y su víctima. Estamos, obviamente, ante nuevas formas de censura.

La lista de los directores en paro forzoso es enorme y cubre tanto a hombres como a mujeres (Mario Camus, Cecilia Bartolomé, Víctor Erice… citando ahora a vuelapluma), sin olvidar a quienes por cansancio ante tantas dificultades decidieron abandonar la profesión (José Luis Garci, Gutiérrez Aragón, Josefina Molina, García Sánchez…). Y aunque deseamos que su resolución no sea irrevocable, anunciada quedó.

Quizás no han sabido adaptarse a estos nuevos tiempos de películas sin apenas dinero y hechas entre amigos, como el joven Jonás Trueba o el veterano Fernando Colomo, pero es que no sólo de pobreza vive el cineasta y caben sueños de obras más potentes… se tenga la edad que se tenga.

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