_
_
_
_
_

El arte que se atrevió a cargar contra el régimen comunista de la RDA

El museo Martin Gropius Bau de Berlín rinde homenaje a los creadores disidentes de la dictadura alemana

'Performance' de Via Lewandowsky. Berlín, 1989.
'Performance' de Via Lewandowsky. Berlín, 1989.Jochen Wermann

El monstruo de granito de color gris oscuro tiene cogido al cuervo por el cuello y su intención es ahorcarlo en medio de un paisaje marcado por edificios pintados de rojo. Dos perros negros acosan a un hombre desnudo y el mensaje es una clave. ¿Lo amenazan, o el hombre intentará abrazarlos porque los necesita? Una joven se cubre la cabeza con una bolsa de plástico y hace un nudo alrededor de su cuello. ¿Está anunciando su suicidio?

Son tres expresiones artísticas que se pueden contemplar en una rara y fascinante exposición que pretende mostrar el arte disidente que floreció en la dictadura comunista que imperó en la ahora desaparecida RDA. Desde el pasado sábado, se exhibe en el museo Martin Gropius Bau de Berlín, en un homenaje tardío a una disidencia que floreció en el paraíso de obreros y campesinos, y donde debía nacer el hombre nuevo en Europa.

Gegenstimmen. Kunst in der DDR 1976-1989, (Voces críticas. Arte en la RDA) es el título de la muestra: una ambiciosa exposición que pretende mostrar las obras de los artistas que nunca comulgaron con el régimen y que expresaron su protesta a través de cuadros, fotografías y esculturas entre los años 1976 y 1989. Las fechas no han sido elegidas al azar. En el año 1976, la dictadura comunista despojó al famoso cantante y poeta Wolf Biermann de su nacionalidad y le impidió regresar al país.

A partir de ese año, los artistas disidentes se armaron de valor y dieron rienda suelta a su protesta. Muchos emigraron a Occidente y, los que se quedaron, intentaron luchar contra el régimen a través de una ofensiva artística semi-clandestina que se podía ver en exposiciones improvisadas, en conciertos y a través de la difusión de folletos.

'Abrazos', del artista Jürgen Schäffer (1989).
'Abrazos', del artista Jürgen Schäffer (1989).

Como era de esperar, la Stasi, la famosa y temida policía secreta, reaccionó con las herramientas de la represión. Gabriele Stölzer, una artista prometedora y con las mejores notas, que protestó contra la expulsión de Biermann, fue castigada con un año en Hoheneck, una cárcel famosa para mujeres. “Un sistema no se cambia si uno lo abandona. Hay que trabajar para que ese sistema implosione”, escribió la joven en un texto que acompaña una serie de fotografías suyas en blanco y negro, mostrando a una mujer que se ata los labios, la nariz y las orejas con una delgada cuerda en un intento de denunciar la represión que ella sufrió.

La atmósfera represiva que se respiraba en la RDA fue retrata por el pintor Hans-Hendrik Grimmling en un cuadro que tiene un título adecuado a las circunstancias: Pájaros reeducados. Hombres desnudos se aferran a cuervos para intentar volar sobre el muro que dividía al país. ¿O son agentes de la Stasi que intentan impedir que los pájaros huyan del país? Los cuervos, según la visión del artista, eran los disidentes, pero la realidad que imperaba en su país convenció al pintor de buscar un futuro mejor en la Alemania enemiga, la exitosa República Federal Alemana.

Según los comisarios de la exposición, Eugen Blume y Christoph Tannert, unos 300 artistas integraron el movimiento de Voces criticas, pero solo 80 de ellos fueron elegidos para mostrar sus obras malditas. Un 25 por ciento de ellos logró emigrar a Occidente y el resto permaneció en el paraíso socialista. “La exposición es una reverencia a todos los artistas que no se doblegaron y tampoco aceptaron los dictados de la ideología”, dice Tannert. “Muchos artistas aun son tan desconocidos como lo eran en el pasado, pero tienen su público que compra sus obras”.

La muestra tampoco olvida a los artistas que se inclinaron ante el régimen y le rinden un tardío homenaje repleto de ironía. En una vitrina se pueden ver diferentes sellos que ensalzan el arte permitido. Las obras maestras en miniatura están acompañadas por los 10 mandamientos que debía respetar y llevar a cabo el hombre nuevo. El Moises alemán fue Walter Ulbricht, el segundo presidente que tuvo la RDA, y recomendaba a sus compatriotas amar a la patria, impedir la explotación del hombre por el hombre, ayudar a la construcción del socialismo y educar a los hijos con los valores del socialismo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_