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De “la guerra del Pan” a los falsos viajes

La Casa Encendida abre la 15ª edición de 'Inéditos' con tres proyectos comisariados por menores de 35 años

Vecinos de Madrid reivindican la bajada del precio del pan en 1976.
Vecinos de Madrid reivindican la bajada del precio del pan en 1976.

Muy a comienzos de la Transición, en los barrios madrileños se vivió lo que se conoció como La guerra del pan. Fue una movilización capitaneada por el movimiento vecinal gracias a la cual se acabó con el fraude en el peso de cada barra (unos 200 gramos menos por pieza) y con el monopolio de la venta a través del Consorcio. Un elemento de primera necesidad como el pan sacó a las calles a decenas de miles de vecinos en manifestaciones históricas (100.000 personas en Moratalaz, en 1976) y sirvió para que los portavoces vecinales pudieran jugar un papel que todavía no les estaba permitido a los partidos políticos que seguían en la clandestinidad.

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Este episodio resucita en Madrid Activismos (1968-1982), un proyecto comisariado por Alberto Berzosa (Madrid, 1982) en el que se ofrece un retrato del movimiento social y político que constituyó la oposición al régimen franquista desde finales de los años 60. La exposición forma parte de la la 15ª edición de Inéditos, una iniciativa de la Fundación Montemadrid dedicada a facilitar el comisariado de exposiciones a profesionales menores de 35 años. Los otros dos proyectos elegidos son Viaja y no lo escribas, de Carolina Jiménez (Madrid, 1983), y Deshaciendo texto, de Irina Mutt (Girona, 1982). La triple exposición se puede ver hasta el 18 de septiembre en la Casa Encendida (Madrid).

Alberto Berzosa ha dividido su proyecto en cinco espacios temáticos. Entre documentos, fotografías, panfletos y carteles que muestran los movimientos sociales de la época, explica que su idea surgió de la necesidad de investigar parcelas de la historia reciente que no han sido, al menos todavía, suficientemente valoradas por los historiadores y que son prácticamente desconocidas por los más jóvenes. “Entre los últimos años de la dictadura y el comienzo de la transición”, explica “la energía y capacidad de lucha en las calles fue tremenda. No solo en los ámbitos puramente políticos, sino en espacios, como las asociaciones de vecinos en los que se trabajaba por los problemas más básicos y de una manera muy rudimentaria”.

Manifestación contra la carestía de la vida en la calle de Preciados, en 1976.
Manifestación contra la carestía de la vida en la calle de Preciados, en 1976.

En el recorrido se pueden ver carteles en los que se llamaba a manifestaciones por el pan, la vivienda, el arbolado o la recuperación de las fiestas del 2 de mayo en Malasaña junto a testimonios de Felix López Rey (el famoso dirigente del barrio de Orcasitas), los conciertos en la Autónoma de Madrid, las primeras asambleas de mujeres trabajadoras en fábricas de la periferia o la movilizaciones en contra de la OTAN.

La sala ocupada por Irina Mutt acumula obra de siete artistas que trabajan en soportes y temas que aparentemente no tienen mucho en común. Bajo una iluminación tenue se proyectan vídeos, se muestran fotografías e incluso un karaoke invita a cantar desde un rincón. Es una mezcla de piezas sobre la que Mutt expone su argumento expositivo. Bajo el título de Deshaciendo texto, la comisaría juega con las apariencias y el significado de las cosas. “Me interesa investigar sobre los usos y desvíos del texto en las prácticas artísticas. Los significados pueden ser varios y dependen de muchas cosas: de quien lo mire, del lugar en el que está ubicado, de lo que tiene al lado, de mil cosas. No nos podemos quedar con una sola lectura de lo que vemos”.

Orfeo y la montaña sumergida, de Antoni Hervás.
Orfeo y la montaña sumergida, de Antoni Hervás.

Residente en Berlin desde 2012, Carolina Jiménez ha organizado un luminoso espacio para Viaja y no lo escribas, un proyecto sustentado sobre la obra de ocho artistas, casi todos residentes en Berlín. Su exposición cuestiona el documento y la historia oficial armada sobre testimonios interesados o directamente inventados como algunas visiones de la América prehispánica. Entre tumbonas, maracas y adornos florales, asegura que las posibilidades de lecturas de cada documento son infinitas. “Las historias que nos han contado están ahí, pero creo que muchas necesitan ser recontadas”.

Estos tres proyectos han sido elegidos entre los setenta que se han presentado a lo largo del pasado año. El Jurado ha estado formado por Ane Agirre, responsable del área de prácticas contemporáneas de Tabakalera, San Sebastián; Pablo Llorca, crítico de arte, director de cine y comisario independiente, y Martí Manen, comisario independiente.

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