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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los rusos

La excelente 'The Americans' anunció la vuelta a las raíces. Con 'Allegiance' se ratificó esa norma televisiva no escrita de que cuando algo funciona hay que exprimirlo hasta la última gota

Ángel S. Harguindey

La industria cinematográfica estadounidense siempre supo adaptarse al momento político imperante en cada momento sin renunciar a la clave de todo su tinglado: los beneficios. Si se observa la producción reciente televisiva de dicho país está claro que vivimos en plena paranoia de espías infiltrados en los que las líneas entre lo legal y lo prohibido conforman un magma turbio del que nada ni nadie se salva. Donald Trump es su icono.

Después del 11-S el enemigo era claro: los yihadista de Al Qaeda. La potente industria audiovisual norteamericana comenzó a producir largometrajes y series adecuadas a la nueva realidad. El talento de algunos consiguió crear series tan extraordinarias como Homeland. Paulatinamente se retornó a los orígenes de la Guerra Fría. Fue el regreso de los rusos considerados nuevamente como los grandes villanos. Muerto Osama Bin Laden, Vladimir Putin volvía a la palestra. Ya lo había señalado Kubrick en su ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.

La excelente The Americans anunció la vuelta a las raíces. Con Allegiance (Canal + Series) se ratificó esa norma televisiva no escrita de que cuando algo funciona hay que exprimirlo hasta la última gota. Células soviéticas dormidas, analistas de la C.I.A., asesinatos, enamoramientos, todo perfectamente medido para que no decaiga el interés del espectador. En realidad Allegiance, como diría John Huston, es un paseo por el amor y la muerte, con más muerte que amor, y todo desde la visión de un personaje extraño, superdotado e inútil total para las relaciones sociales, el analista de la C.I.A. Alex O'Connor (Gavin Stenhouse), un prototipo que parece ser del agrado de las grandes productoras: el Sherlock Holmes de Elementary o la Temperance Brennan de Bones, con un añadido: tanto Homeland como Allegiance son remakes de series israelíes: los enemigos evolucionan, los amigos se mantienen pero lo que resulta inamovible es el concepto de rentabilidad. En el quinto capítulo de la primera temporada, la NBC ya anunció que cancelaba la serie: un 0,8% de audiencia (4.000.000 de espectadores) fueron insuficientes.

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