Nosotras somos la justicia
Mantiene un discurso patriarcal que se delata en decisiones de reparto y en extemporáneas apropiaciones narrativas del 'thriller' de venganza
Los primeros minutos de 7 diosas subrayan el carácter programático de su propuesta: una vehemente presentación de personajes que recorre mitología populares y rituales cotidianos –un rodaje de Bollywood, un piropo callejero, una conversación de gimnasio, un capcioso uso del Photoshop- para levantar acta del vírico alcance del patriarcado en la sociedad india. El prólogo también pone en evidencia que las formas van a estar más cerca de un efectismo propio del lenguaje publicitario que del registro menos impositivo del esbozo, la sugerencia y el discurso abierto.
7 DIOSAS
Dirección: Pan Nalin.
Intérpretes: Tannishtha Chatterjee, Anuj Choudhry, Rajshri Deshpande, Sarah-Jane Dias.
Género: drama. India, 2015.
Duración: 115 minutos.
7 diosas, lo quiera o no, es un discurso patriarcal que se delata en decisiones de reparto, extemporáneas apropiaciones narrativas del thriller de venganza y vergonzantes sampleos de momentos emblemáticos de La leyenda del indomable y El club de los poetas muertos. No es una película diseñada para hurgar en heridas locales, sino para envolver una supuesta denuncia para el consumo –y la higiene de conciencia- del espectador occidental.
Inevitable pensar que Kali –diosa madre y fuerza destructora del Mal, invocada por las protagonistas- jamás pulsaría las teclas que pulsa 7 diosas para una gloria trivial –premios de público, una distribución global-, porque los temas de fondo –el alto índice de violaciones en la India, la exclusión de los homosexuales- no merecen ser banalizados. Cuando la fuerza solidaria de la comunidad (de mujeres) toma, ocasionalmente, el poder del relato, 7 diosas -simulación masculina de una rabia femenina- muestra un atisbo del tipo de película –civilizada, alejada de todo efectismo- que podría haber sido.