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LIBROS / Crítica

Su cuerpo o su historia

La feminista y socialista noruega Torborg Nedreaas firma una poderosa novela sobre el amor posesivo sin manchar el texto de didactismo ni de militancia

Marianna Massey (Getty)

En una estación de tren, una mujer llama la atención de un desocupado. Una mujer con una pequeña maleta roja y el aspecto de no saber qué camino tomar. El hombre entabla conversación con ella ofreciéndose a llevarle la maleta y acaban en casa de él. Entonces la mujer le ofrece su cuerpo o su historia; el hombre elige escuchar su historia y ella empieza a hablar.

Torborg Nedreaas es una escritora noruega que posee una capacidad extraordinaria para integrar un paisaje en un drama (en este caso es el paisaje que se corresponde con los recuerdos y los sentimientos y sensaciones que estos traen). Su sensibilidad para captar la desvalida situación de la protagonista es la que equilibra la dureza de su relato. Torborg Nedreaas es una mujer de excepcional talento y formación intelectual, cercana al socialismo y de actitudes feministas, que se filtra en su obra sin que asome la menor mancha de didactismo ni militancia.

El asunto central de la novela no es otro que el del amor obsesivo por otra persona, un amor que lleva en sí mismo la destrucción. Lo que la novela cuenta es esa situación en la que alguien se aferra a la persona amada hasta más allá del amor mismo y, viviendo con lucidez el daño que le ocasiona, continúa ciegamente porque no tiene ninguna especie de antídoto contra ello, porque en realidad lo que sucede es que está desesperadamente sola y la soledad le impide buscar cualquier salida y la llena de odio contra sí misma, un odio que procede de la desesperanza y así entra en contradicción con la realidad. Su inseguridad la hace dependiente y se odia, consciente de ello, pero incapaz de separarse del hombre que causa su desgracia.

Su novio, Johannes, el que la empuja a la desdicha, es un farsante irresoluto, aprovechado, que miente para evitar el compromiso, pero se aprovecha de la debilidad de ella para alargar una relación sexual abocada a la disolución. No es exactamente un miserable, sino un débil, tan débil como ella, pero instalado en la posición dominante masculina. La autora apura la situación de la mujer hasta el punto de relatar cómo engaña a su marido (un marido amable, pero no amado, con el que acaba casándose tiempo después) por la pura locura de su amor desesperado por Johannes. Lo impresionante y valedero de esta historia es el retrato, hecho sin concesión alguna, que la autora hace de esta mujer a la que la falta de formación convierte en su peor enemiga y que una noche necesita relatar a un desconocido su caída en el abismo.

La mezquindad de una sociedad pacata, el peso de la religión, la pobreza (en un momento dice de su madre: “No la ayudé, sino que la odiaba porque su vida era difícil”), la destrucción de un futuro por la pobreza, la presión del “qué dirán”, todo ello hace de su vida un callejón sin salida en el que la mujer se revuelve sin poder escapar de su condición. La descripción de esta tela de araña que la atrapa contiene una terrible belleza, sin embargo.

Nedreaas escribe sin miedo, mete el cuchillo en la realidad y corta. La prosa, precisa y poderosa, es demoledora, y la autora mira sin temor a la verdad y escribe con coraje. Hay un capítulo al final verdaderamente estremecedor en el que narra un aborto autoprovocado que debería ser de lectura obligada para todos esos antiabortistas que creen que las mujeres abortan porque les va la marcha. Sí, la autora no escatima la realidad del dolor de una vida frustrada como buena escritora nórdica, pero qué admirable distancia literaria con esa mala literatura sensacionalista que nos llega del frío últimamente.

Nada crece a la luz de la luna. Torborg Nedreaas. Traducción de Mariano González Campo Errata Naturae. Madrid, 2016. 272 páginas. 18,50 euros

Nada crece a la luz de la luna Torborg Nedreaas Traducción de Mariano González Campo Errata Naturae Madrid, 2016 272 páginas 18,50 euros

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