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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El niño de ‘Outcast’

La serie lleva a la televisión los exorcismos y posesiones. Y lo hace con un arranque prometedor y con un niño que da mucho miedo

Natalia Marcos

Una casa rodeada de árboles. Anochece. Un niño contempla con interés un bicho que está posado en la pared de su habitación. El pequeño se rasca con brío. Algo le pasa. Tanto interés en el bicho es inquietante. De repente, coge fuerza agarrándose a la cama y estampa su frente contra la pared provocándose una herida que sangra y matando el bicho para, en un simple movimiento, engullir al animalillo.

Descrito suena repugnante. Visto, lo es todavía más. Y también lo que sigue a continuación. Da asco y da miedo. Y esos son solo los primeros segundos de Outcast, la serie basada en los cómics de Robert Kirkman (autor también de The Walking Dead). La carta de presentación de la nueva serie —en España, en Fox— promete mucho. Pero el dichoso niño poseído por el demonio no es lo único que tiene esta historia. También tiene un personaje protagonista, Kyle Barnes, con gesto triste y de pasado oscuro, que incluye una niñez en la que sufrió el maltrato de una madre supuestamente poseída. Y, por supuesto, un exorcista. Y más personajes que habrá que ir encajando en el cuadro según avance la historia.

Outcast trae a la televisión este subgénero de terror adelantándose a la adaptación del clásico El exorcista anunciada para la próxima temporada. Sin embargo, según han comentado los responsables de la serie, no se centrará tanto en casos de posesiones y exorcismos como en los personajes protagonistas, por lo que habrá que esperar para comprobar cómo funciona la historia una vez que el niño de Outcast, sus movimientos en la cama, sus diferentes voces, sus levitaciones y su fuerza sobrehumana queden apartados.

Aun así, el primer capítulo de la serie es capaz de crear la atmósfera inquietante y asfixiante que se pide a una producción así, con una buena factura y una ambientación cuidada que invita a permanecer pegado a la pantalla durante los casi 60 minutos que dura el primer capítulo. Lo que está por venir es todavía un misterio y habrá que ver por dónde se dirige la historia, pero el arranque invita a seguir. ¿Por qué el maligno tiene esa obsesión con el protagonista y le ha perseguido durante toda su vida? ¿Se puede cambiar ese destino? ¿Qué tiene de especial Kyle Barnes? Con el demonio hemos topado.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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