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Miguel Ángel Perera corta tres orejas en la encerrona de Asprona

El desacierto con la espada impidió un triunfo más contundente ante más de media plaza

El diestro Miguel Ángel Perera saldó con tres orejas su tarde de seis toros en solitario en Albacete, en la tradicional corrida a beneficio de Asprona, y que se quedó tan corta en cuanto al marcador final de trofeos por el desacierto de extremeño al manejar la espada.

Con algo más de media entrada, se lidiaron tres toros -tercero, cuarto (este como sobrero de un titular de Las Ramblas) y quinto- de Garcigrande, dos -primero y sexto- de Fuente Ymbro, y uno -el segundo- de Las Ramblas. Corrida aceptablemente presentada y manejable en líneas generales. Destacó el cuarto.

El balance artístico de Miguel Ángel Perera, de celeste y oro, y que actuó como único espada, fue el siguiente: estocada (oreja); estocada y dos descabellos (ovación); pinchazo, media y descabello (ovación tras petición de oreja); pinchazo y estocada (oreja con petición de la segunda); estocada (ovación); y estocada y descabello (oreja con petición de la segunda).

La 44 edición de la tradicional corrida a beneficio de Asprona, asociación para la atención de personas como discapacidad intelectual y sus familias de la provincia de Albacete, contaba con varios alicientes añadidos.

Lo primero, ver a Miguel Ángel Perera enfrentándose a seis toros en solitario, algo que le honra, sobre todo, por el cariz solidario de su encerrona; y segundo, porque volvían las cámaras de Televisión Española a una plaza de toros desde que el pasado 13 de agosto de 2015 retransmitiera el regreso de los toros a San Sebastián.

La cita tenía todos los ingredientes para que la tarde saliera redonda, como así fue, porque más allá de las orejas, Perera firmó una gran actuación en conjunto, pese a su mala espada.

No tardó Perera en calentar la tarde al cortar una oreja al toro que abrió plaza, de Fuente Ymbro, al que toreó con asentamiento y mando por los dos pitones en una faena medida y bien rubricada con los aceros.

El segundo, de Las Ramblas, fue un toro medido de raza, con el que Perera volvió a estar muy seguro, muy quieto y mandón para robarle meritorios muletazos, los mejores, al natural. Entró la espada, pero los dos descabellos finales dejaron todo en una ovación.

Al tercero le cuajó Perera una gran faena. El toro, de Garcigrande, se movió aunque salía distraído de las suertes, pero Perera supo dejarle siempre la tela en la cara para llevarlo embebido en tandas por uno y otro pitón. Ese fue el secreto, además de hacerlo todo en poco espacio y con quietud. Otra vez lo tiró todo por la borda al fallar a espadas.

El cuarto fue un sobrero de Garcigrande, que sustituyó a un titular de Las Ramblas, con el que Perera echó las dos rodillas en tierra para saludarlo con una larga en el tercio. En el último tercio, el astado tuvo codicia y clase, y Perera lo aprovechó para formar otro lío sobre ambas manos. Toreo largo, hondo y por abajo en series ligadas y a más. Sólo cortó una oreja al faltarle contundencia en la suerte suprema.

El quinto fue un ‘garcigrande’ muy en el límite de todo, con el que Perera estuvo siempre por encima en una faena dispuesta, pero sin continuidad.

El sexto tampoco fue toro propicio por su escaso fondo de casta, lo que, en ocasiones, hizo que rehuyera la pelea. No obstante, lo premiaron con una oreja como recompensa al esfuerzo de toda la tarde.

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