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PRIMAVERA SOUND
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Kamasi Washington apabulla con su jazz

El concierto del saxofonista estadounidense marcó el primer tramo de la jornada inaugural del festival barcelonés

Actuación de Kamasi Washington en el Primavera Sound.
Actuación de Kamasi Washington en el Primavera Sound.Albert Garcia

A un público dado a la novedad, al asunto más o menos exótico y a no hacerle ascos, ni que sea por unas semanas, a propuestas que no encajan de manera incuestionable en su escala de valores, la actuación del saxofonista Kamasi Washington había de cuadrarle. Y así fue. En un Auditori que congregó a bastante más público que los propios Suede, otrora reyes de ámbitos de música independiente como el Primavera, la actuación del nuevo talento de la música negra se convirtió en el principal atractivo del primer tramo de la jornada de ayer del Primavera Sound, que después se sumergiría en los horarios nocturnos propios de una rave. Junto al saxofonista de Los Ángeles, destacaron en la jornada diurna las actuaciones de los citados Suede, de Floating Points, Cass McCombs y del levantino Alberto Montero.

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Pero fue Kamasi quien se llevó el premio gordo con una actuación que literalmente atropelló a las cerca de 3.000 personas que se dirigieron al Auditori. Kamasi hace jazz, jazz además nada marciano con resabios y raíces en los años sesenta y setenta, aunque también se atreve con el formato de canción con aporte vocal y coquetea con el soul y el funk. Su formación, con el corazón en dos baterías y en un contrabajo cuyo sonido literalmente despeinaba, se complementó con una vocalista y un trombonista y no realizó prueba de sonido. Quizás por ello aquel sonido crudo y un punto salvaje que fundamentalmente aventaba energía y poder, incluso más que el de muchas bandas armadas con guitarras. Ataviados con túnicas de inspiración africana, Kamasi y su trombonista lideraron una actuación arrolladora con un volumen casi extremo en la que el público, de aplauso fácil, incluso vitoreó los solos de sendas baterías, que por muy de Kamasi que fueran no dejaron de parecer ejercicios de simple habilidad y una pérdida de tiempo. Sin duda, Kamasi, conocido por sus colaboraciones con artistas en la estética del público del Primavera, tales como Fliying Lotus o Kendrick Lamar, provocó que el jazz, incluso en su perfil más Herbie Hancock pusiese su pica en el festival. ¿Será flor de un día?

El gran perjudicado por aquel vendaval de jazz excesivo fue el músico y productor Sam Shepherd, cuya actuación con su proyecto Floating Points armado con banda fue como si tras convivir con un tigre un gato alquila tu piso. La ferocidad racial de Kamasi no podía olvidarse escuchando la propuesta de Floating Points, que por muy rítmica que fuese carecía del empaque y la potencia exhibida minutos antes en el Auditori. Fue el de Shepherd un concierto lastrado por su antecesor en el cartel, resultando un simple ejercicio de estilo de fusión electrónica blanquito y con gafas. Por su parte Suede ofrecieron la otra cara con respecto a su actuación en la víspera, en la que quisieron ser los Suede de hace unas décadas, con sus posturitas y saltitos y sus canciones más populares. En la noche de ayer se pusieron serios, desarrollaron eso que se llama concepto y actuaron tras una pantalla en la que se proyectó una película tirando a anodina. Los músicos se veían de tanto en tanto como una especie de transparencia, un recurso ya explotado, mejor, por Adele o por U2 en sus últimas giras. Interpretaron las canciones de su último disco Night Thoughts y marcharon seguros de ser un grupo más maduro y de contar con más recursos que sus hits. Que nadie les saque de su fantasía.

Y fantástico resultó el concierto de Alberto Montero, puro Mediterráneo sonoro bajo el sol con canciones hermosísimas de delicadas armonías vocales que recordaban las olas que se depositan plácidamente en la orilla. Su versión, recreación de hecho, de Smooth Operator de Sade fue una delicia. Al realizarse en un escenario apartado de las rutas principales el concierto de Montero no se vio lastrado por público de aluvión, responsable de que Cass McCombs viviese en carne propia lo triste que es tocar música apacible ante una multitud que sólo parecía esperar la marcha del sol. Ya con el astro fugado hacía horas, Tame Impala y LCD Soundsystem marcaron lo que restaba de jornada. El Primavera acaba de comenzar.

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