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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El culto

Iglesias, de momento, es un caballo ganador para conseguir audiencia (si el viernes estrenaba el programa de Reyes con 1.366.000 espectadores, el sábado estaba en ‘La Sexta Noche’: se lo rifan).

Ángel S. Harguindey

El primer programa del estupendo Joaquin Reyes, Feis to feis (Cuatro), con Pablo Iglesias como invitado estelar, se resume con una sola palabra, hagiografía, historia de la vida de los santos, lo que no deja de ser curioso en quien aspira a representar el gran cambio revolucionario en la vida de los españoles.

Lo cierto es que quienes más exageraron las bondades del primer invitado del programa fueron sus propios compañeros del largo viaje (Errejón, Monedero, Bescansa) con esa, al parecer, irredenta convicción de que lo importante es el culto a la personalidad, incluso por encima de los deseos del líder, que, sin embargo, se dejaba querer. Que en las primeras elecciones a las que se presentaron, las europeas, se cambiara en la papeleta el logo del partido por el rostro del líder no deja de ser una declaración de principios. Respetable, pero significativa.

Lo mejor del programa fue el cara a cara final en el que Reyes demostró sus reflejos al contestar como un falso Pablo Iglesias las preguntas del auténtico, quien también demostró una infrecuente capacidad de encaje. La larga introducción pretendía descubrir los aspectos más cotidianos del líder, sus primeros pasos en la política, que en su caso coincidían con los primeros pasos en los platós televisivos, además de la excelente labor de caracterización.

Iglesias, de momento, es un caballo ganador para conseguir audiencia (si el viernes estrenaba el programa de Reyes con 1.366.000 espectadores, el sábado estaba en La Sexta Noche: se lo rifan). Lo sabe, lo saben y es normal que aproveche cualquier espacio que le ofrezcan las cadenas generalistas en precampaña electoral. El problema, o uno de ellos, es calibrar la banalidad que parece exigir el medio y no llegar a los niveles de futilidad propios de lo que en su día se llamó “la caja tonta”. No olvidemos que la otra gran estrella mediática del viernes fue la Belén Esteban del Sálvame Deluxe y sus 2.216.000 espectadores.

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